XOXO.
UN PRECIO DEMASIADO ALTO. El silencio de la noche se cernía sobre la celda fría y solitaria donde Erika yacía en un sueño inquieto. La luna se ocultaba, como si presagiara la oscuridad que se avecinaba. De repente, un temblor sutil, casi imperceptible, recorrió el suelo de piedra. Erika, aun en las garras del sueño, sintió cómo sus sentidos, agudizados por el instinto de supervivencia, se disparaban en alerta máxima. Algo había cambiado en la atmósfera, algo o alguien había invadido su espacio sagrado. Sus ojos se abrieron de golpe, y la poca luz que se filtraba a través de las rejas reveló una silueta imponente. Un lobo marrón, con ojos que destellaban una sed asesina, la observaba fijamente. Erika no necesitaba preguntar; conocía esos ojos, esa presencia. Era Sedrik, o mejor dicho, un emisario de muerte. ―Él te envió, ¿verdad? ―su voz era un gruñido bajo, cargado de desafío y furia contenida. ―¡Pues entonces no moriré sin pelear! ―¡Los traidores merecen la muerte como castigo! ―g
UN ENEMIGO DEMASIADO CERCA. La luz del amanecer se filtraba tímidamente por los vidrios de los ventanales, bañando la mesa de desayuno con tonos dorados y anaranjados. Sebastián y Callum estaban sentados uno frente al otro, la tensión entre ellos era palpable, casi como si pudiera cortarse con un cuchillo. ―Entonces, ¿la vas a dejar ir? ―Callum, con el ceño fruncido y un rastro de incredulidad en su mirada, replicó. ―Sí, Callum. No voy a condenarla, además está embarazada de mi sobrino. Pero el Beta no estaba muy convencido. ―¿Le crees? ―preguntó, su voz teñida de duda. Sebastián suspiró profundamente, cerrando los ojos por un momento, como si buscara la fuerza para admitir una verdad dolorosa. ―Lo vi en sus ojos ―dijo el Alfa ―Estaba arrepentida y además… La tensión aumentó cuando Sebastián dejó su tenedor sobre el plato con un gesto brusco y golpeó la mesa, haciendo que los utensilios temblaran. ―Sedrik… abusó de ella. Callum se atragantó con su comida, tosiendo y ahogándos
UN ENEMIGO DEMASIADO CERCA (II) Tobías, estaba en medio de un entrenamiento intensivo con uno de sus hombres, cuando uno de los hombres de Boris se acercó corriendo, con la respiración agitada y la urgencia reflejada en sus ojos. ―¡Alfa Tobías! ―dijo con la respiración agitada ― ¡Hay problemas! La señorita Braelyn está en peligro. Tobías detuvo bruscamente su entrenamiento y la preocupación se reflejó de inmediato en su rostro. ― ¿Qué? ¿Dónde está Braelyn? ¿Qué ha sucedido? ―El Alfa Boris me envió. ―contesto nervioso ― dijo que la encontraron en una situación peligrosa y que necesita tu ayuda inmediata. El miedo se apoderó de Tobías, y una sensación de desesperación se instaló en su pecho. No tuvo tiempo para nada más, su único pensamiento era ir por ella. ― ¡Vamos! ―dijo decidido ―No podemos perder tiempo, llévame a Braelyn. Abandonando el entrenamiento, Tobías y el hombre de Boris se apresuraron hacia el lugar indicado, sin sospechar que estaba siendo llevado a una trampa cui
LA LLAVE.La habitación estaba impregnada de tensión y Callum, con el ceño fruncido, miró a Sebastián, con la voz teñida de confusión.―¿Una pluma?Sebastián asintió, su rostro serio, iluminado por la tenue luz.―Sí, una pluma mágica. Ha estado en nuestra familia… o más bien, la llave que abre la ubicación de la pluma, ha estado en mi familia por generaciones. Y eso es lo que quiere Sedrik. Por eso envió a Erika aquí y le ordenó que me sedujera.El Beta hizo una mueca ante la complejidad de la situación.―Entonces… ¿Dónde está la llave?―Eso es lo que voy a descubrir ―afirmó Sebastián con determinación.Callum se pasó una mano por el cabello preocupado.―Espera, ¿y Erika? ¿No vas a ir tras ella?―No, no tiene sentido. Estoy seguro de que estará a salvo fuera de esta manada. Si Sedrik envió a alguien para matarla, lo que es muy probable, lo intentará de nuevo. Ella ya ha sufrido demasiado.Hubo un suspiro pesado de Callum.―Sebastián, el cachorro es tu sobrino ―comenzó, pero luego negó
EL SE LA LLEVO.En el castillo Donovan, Tobías avanzaba con pasos firmes y decididos hacia las habitaciones principales. Desde su llegada, no había podido establecer comunicación con el viejo Alfa, y lo único que sabía era por boca de Boris, quien le había informado que su estado de salud era delicado. Sin embargo, las sospechas de que Boris tenía algo que ver con la precaria salud del Alfa crecían en su mente. Al llegar a la puerta de la habitación, dos guardias se encontraban apostados como estatuas vivientes, cuyos ojos seguían cada movimiento. Tobías les gruñó, una advertencia baja y amenazante que hizo eco en el silencio del pasillo, y los guardias, reconociendo la supremacía de su energía Alfa, se apartaron permitiéndole pasar.La habitación estaba sumida en penumbras, apenas iluminada por la luz mortecina de unas velas que arrojaban sombras inquietantes sobre las paredes. El olor a muerte era casi palpable en el aire, un presagio siniestro que lo envolvía todo. Tobías se acercó
UNA ELECCION. Braelyn y Boris avanzaban con paso firme hacia la cumbre de la montaña de la muerte. La niebla se enredaba entre los árboles desnudos como un presagio de lo que estaba por venir. Finalmente, llegaron al viejo templo, un lugar olvidado por el tiempo, donde se decía que estaba resguardada la pluma. Al entrar, la atmósfera se cargó de una energía ancestral. Boris, con un empujón repentino y brutal, hizo que Braelyn perdiera el equilibrio. Ella cayó al suelo frío de piedra, pero en un acto reflejo, usó sus brazos para proteger su vientre. ―Maldito ―susurró con una mezcla de dolor y furia, mientras sentía cómo su cuerpo absorbía el impacto para salvaguardar la vida que crecía dentro de ella. El lobo soltó una carcajada ronca y áspera, una muestra de desprecio que resonó en las paredes del templo. Luego, sin más, se desentendió de ella. Braelyn observó cómo su mirada se perdía en la distancia; estaba claro que Boris había establecido una conexión mental con alguien más. La i
UN LAZO INQUEBRANTABLE.La tensión en la cima de la Montaña de la Muerte era palpable. Braelyn, con el rostro marcado por la violencia, resistía con valentía mientras Sedrik amenazaba con un veneno de la verdad. Boris observaba con una mirada fría, preparado para cumplir cualquier orden cruel.Braelyn, a pesar del dolor y la presión, mantenía la llama de la resistencia.―No voy a llamar a nadie, ¡jódete! ―exclamó con determinación.El lobo cruel resopló ante la respuesta desafiante. Sin embargo, en lugar de ceder, intensificó su malicia.―Entonces será a las malas ―anunció, lanzando una patada hacia Braelyn, quien protegía instintivamente su vientre.Sedrik continuó burlándose, sosteniendo un frasco de veneno de la verdad. La amenaza era clara, y Braelyn sintió el peso de la decisión que pesaba sobre sus hombros, mientras que Sedrik disfrutaba al saber que ella no se atrevería a poner en riesgo la vida de su hijo.«Diosa por favor…» Braelyn suplico, sintiendo la urgencia de actuar. A
UNA CONEXION.La noche avanzaba y con ella, los dos Alfas atravesaban los terrenos escabrosos, guiados por la invisible pero infalible conexión de Sebastián. Cada vez que la duda asomaba, una nueva oleada de certeza lo embargaba; Braelyn estaba cerca.—Allí —susurró Sebastián, señalando una fortaleza sombría en la distancia—. Está allí.Tobías examinó el lugar con ojos críticos, evaluando sus defensas.—No será fácil —dijo—. Pero nada que valga la pena lo es.Sebastián asintió y juntos se adentraron en la oscuridad, cada uno llevando en su corazón la imagen de Braelyn: una llama indomable que se negaba a extinguirse ante la adversidad. Con esa visión como estandarte, no había fuerza en el mundo capaz de detenerlos.En el templo, la cosa estaba que ardía. Sedrik y Boris acorralaban a Braelyn, y ella, con su daga, estaba dispuesta a defenderse hasta el final.Sedrik, con una sonrisa del tipo que da escalofríos, se acercó despacito.―¿Crees que puedes huir, Braelyn? Ya estás en la trampa