UNA CONEXION.La noche avanzaba y con ella, los dos Alfas atravesaban los terrenos escabrosos, guiados por la invisible pero infalible conexión de Sebastián. Cada vez que la duda asomaba, una nueva oleada de certeza lo embargaba; Braelyn estaba cerca.—Allí —susurró Sebastián, señalando una fortaleza sombría en la distancia—. Está allí.Tobías examinó el lugar con ojos críticos, evaluando sus defensas.—No será fácil —dijo—. Pero nada que valga la pena lo es.Sebastián asintió y juntos se adentraron en la oscuridad, cada uno llevando en su corazón la imagen de Braelyn: una llama indomable que se negaba a extinguirse ante la adversidad. Con esa visión como estandarte, no había fuerza en el mundo capaz de detenerlos.En el templo, la cosa estaba que ardía. Sedrik y Boris acorralaban a Braelyn, y ella, con su daga, estaba dispuesta a defenderse hasta el final.Sedrik, con una sonrisa del tipo que da escalofríos, se acercó despacito.―¿Crees que puedes huir, Braelyn? Ya estás en la trampa
NO TENGO UN HERMANO.La advertencia del anciano del consejo colgó en el aire, Sedrik apenas le dedicó una mirada de desprecio antes de volver su atención al amuleto. Las runas, que habían girado con una energía frenética, de repente se detuvieron, y el suelo tembló bajo los pies de todos. Una serie de cámaras de piedra, hasta ahora ocultas por la tierra y las raíces, comenzaron a abrirse una tras otra, como si fueran las puertas de un antiguo reloj, despertando con cada tic-tac. Todos miraban, hipnotizados por el espectáculo. La última cámara se abrió con un sonido sordo, y allí, en un lecho de musgo antiguo y polvo de siglos, descansaba un amuleto en forma de pluma dorada. Emitía un resplandor cálido y pulsante que iluminaba el templo con una luz sobrenatural.Sebastián sintió una atracción hacia el amuleto, como si una fuerza invisible lo llamara. Todas las criaturas de los siete reinos vivían dentro del amuleto, ojos reflejaban y sus siluetas se veían a través del resplandor. Era c
LA PLUMA HA ELEGIDO. El templo estaba en silencio, solo roto por el sonido de la respiración entrecortada y el zumbido de runas mágicas en el aire. Braelyn, con los ojos fijos en Sebastián, caído y debilitado, sintió cómo la furia y el dolor se mezclaban en su pecho. Su amor, su compañero, yacía herido, y aunque la naturaleza le llamaba a transformarse, a unirse a la batalla con colmillos y garras, se rehusaba. No podía arriesgarse; su hijo necesitaba una madre. Sedrik, con la pluma dorada en su garra y una sonrisa de victoria en su rostro, comenzó a murmurar las palabras antiguas una vez más. Pero antes de que pudiera terminar, Braelyn se movió. No era una loba en ese momento, pero su furia le daba una fuerza sobrehumana. Con un movimiento fluido y preciso, producto de años de entrenamiento, cogió la espada del suelo y avanzó. El lobo nunca vio venir a Braelyn. Ella reunió toda su fuerza y las imágenes de todo el daño que Sedrik le había hecho a Sebastián y a ella misma se reproduj
ELLA ES MI VIDA AHORA. En el estudio de la manada Luna Roja, Sebastián y Callum se encontraban sentados frente a frente, el aire estaba impregnado de una tensión que se desvanecía lentamente, reemplazada por un sentimiento de amistad y esperanza. Callum, miró con ojos llenos de alegría a Sebastián, su amigo de toda la vida. ―Así que tu hijo es el futuro guardián… ―Sí, Brae me contó que mientras estuve inconsciente, un anciano que protegía el templo se lo dijo. La pluma lo eligió, por eso cuando Sedrik quiso usarla, ella no respondió. Callum soltó una carcajada sincera, un sonido que parecía extraño en medio de la solemnidad del estudio. ―¿Quiere decir que el maldito se molestó para nada? ―Así parece. La verdad es que Sedrik estaba lleno de odio y envidia; nunca superó que papá tuviera más confianza en mí… y mira cómo terminó. Sebastián sacudió la cabeza con pesar mientras Callum bebía de su copa, el líquido reflejando las llamas danzantes. ―Pudimos ser dos Alfas. O le hubiera
PEQUEÑO GUERRERO (EPÍLOGO)En la calidez de la habitación adornada con flores silvestres y ramas de eucalipto, Braelyn se encontraba rodeada por las Omegas de la manada, quienes murmuraban palabras de aliento y ajustaban los últimos detalles de su atuendo. La luz del atardecer se colaba por la ventana, bañando la habitación en tonos dorados y rojizos, como si el mismo cielo participara en la preparación. Braelyn, con la mano posada suavemente sobre su vientre redondeado, sentía las mariposas de la anticipación revoloteando en su estómago. El pequeño ser dentro de ella parecía danzar al ritmo de su nerviosismo, pateando y girando con una energía que solo podía ser interpretada como alegría. Con cada movimiento, ella sonreía más ampliamente, susurrando palabras de amor y calma que solo su futuro hijo podía escuchar.Una de las Omegas, una loba de mirada tierna y manos hábiles se acercó y le colocó un delicado tocado de flores en el cabello.―Está lista, luna ―le dijo con una sonrisa tra
ESCENA EXTRA (UNA NUEVA VIDA)El sol se deslizaba hacia el horizonte, su luz desvaneciéndose en un abrazo cálido que parecía querer detener el tiempo. Sebastián y Callum, dos amigos de alma contemplaban el atardecer, sus siluetas recortadas contra el cielo ardiente que prometía el fin de un capítulo y el inicio de otro.Callum rompió el silencio primero, con una voz que llevaba el peso de mil memorias.―¿Recuerdas cuando nos conocimos? El mundo parecía tan grande, tan imposible…Sebastián sonrió, su mirada perdida en el ocaso.―Y ahora míranos. El mundo sigue siendo grande, pero lo imposible… eso lo hicimos posible.Callum asintió, pero la incertidumbre teñía su tono. Sebastián se volvió hacia su amigo, su semblante sereno pero sus ojos revelando una profundidad de emoción.―He encontrado la felicidad, Callum, ―comenzó, su voz tranquila, pero llena de convicción. ―Sin embargo, hay algo que falta… y es que no estaré completo hasta que tú también la encuentres.El Beta exhaló un suspiro
ESCENA EXTRA (UN FUTURO LLENO DE PROMESAS)La habitación estaba bañada en la suave luz de la luna, las sombras danzaban suavemente sobre las paredes adornadas con imágenes de bosques y montañas. En una cuna de madera tallada, un bebé de ojos curiosos miraba hacia arriba, hacia su madre, Braelyn, cuyos ojos grises destellaban con una mezcla de amor infinito y la melancolía de antiguas memorias, acariciaba suavemente la cabeza de su hijo, sus dedos deslizándose por los suaves mechones de cabello negro igual al de su padre. Con una voz que llevaba el peso y la calidez de generaciones, comenzó a cantar.―"En las noches, cuando la luna se alza alta, y las estrellas te susurran su luz, mi amor, mi pequeño, aquí estaré, tejiendo sueños en el cielo nocturno…"La canción flotaba en el aire, una melodía que parecía más antigua que el tiempo mismo, llena de palabras de poder y amor. Sebastián, quien había estado apoyado en el marco de la puerta, observando la escena, no pudo resistirse a unirse.
ESCENA EXTRA (UN NUEVO DESTINO) Tobías se detuvo ante la puerta de la casa de citas, su expresión era un cuadro de dudas y necesidades no resueltas. Sabía que entrar allí podría aliviar la tensión que sentía. Su lobo interior estaba tranquilo, pero eso no significaba que no anhelara la conexión más carnal. Con una decisión repentina, empujó la puerta y entró. El recuerdo de Sebastián mencionando este lugar le arrancó una risa breve, y la imagen de la sorpresa de Braelyn aún le calentaba el pecho. Apenas había dado unos pasos dentro cuando varias lobas Omegas se le acercaron, cada una más dispuesta que la anterior. A pesar de probar su suerte, su lobo interior permanecía indiferente. Con una sonrisa educada, pero distante, las despidió, provocando algunos pucheros desilusionados. Se acomodó en una mesa y soltó un suspiro. «Otra búsqueda infructuosa» se dijo. Fue entonces cuando una voz lo sacó de sus cavilaciones. ―¿Desea algo? ―levantó la vista hacia la fuente de esa voz y se enco