Apóyame comentando, nos falta poco.
LA LLAVE.La habitación estaba impregnada de tensión y Callum, con el ceño fruncido, miró a Sebastián, con la voz teñida de confusión.―¿Una pluma?Sebastián asintió, su rostro serio, iluminado por la tenue luz.―Sí, una pluma mágica. Ha estado en nuestra familia… o más bien, la llave que abre la ubicación de la pluma, ha estado en mi familia por generaciones. Y eso es lo que quiere Sedrik. Por eso envió a Erika aquí y le ordenó que me sedujera.El Beta hizo una mueca ante la complejidad de la situación.―Entonces… ¿Dónde está la llave?―Eso es lo que voy a descubrir ―afirmó Sebastián con determinación.Callum se pasó una mano por el cabello preocupado.―Espera, ¿y Erika? ¿No vas a ir tras ella?―No, no tiene sentido. Estoy seguro de que estará a salvo fuera de esta manada. Si Sedrik envió a alguien para matarla, lo que es muy probable, lo intentará de nuevo. Ella ya ha sufrido demasiado.Hubo un suspiro pesado de Callum.―Sebastián, el cachorro es tu sobrino ―comenzó, pero luego negó
EL SE LA LLEVO.En el castillo Donovan, Tobías avanzaba con pasos firmes y decididos hacia las habitaciones principales. Desde su llegada, no había podido establecer comunicación con el viejo Alfa, y lo único que sabía era por boca de Boris, quien le había informado que su estado de salud era delicado. Sin embargo, las sospechas de que Boris tenía algo que ver con la precaria salud del Alfa crecían en su mente. Al llegar a la puerta de la habitación, dos guardias se encontraban apostados como estatuas vivientes, cuyos ojos seguían cada movimiento. Tobías les gruñó, una advertencia baja y amenazante que hizo eco en el silencio del pasillo, y los guardias, reconociendo la supremacía de su energía Alfa, se apartaron permitiéndole pasar.La habitación estaba sumida en penumbras, apenas iluminada por la luz mortecina de unas velas que arrojaban sombras inquietantes sobre las paredes. El olor a muerte era casi palpable en el aire, un presagio siniestro que lo envolvía todo. Tobías se acercó
UNA ELECCION. Braelyn y Boris avanzaban con paso firme hacia la cumbre de la montaña de la muerte. La niebla se enredaba entre los árboles desnudos como un presagio de lo que estaba por venir. Finalmente, llegaron al viejo templo, un lugar olvidado por el tiempo, donde se decía que estaba resguardada la pluma. Al entrar, la atmósfera se cargó de una energía ancestral. Boris, con un empujón repentino y brutal, hizo que Braelyn perdiera el equilibrio. Ella cayó al suelo frío de piedra, pero en un acto reflejo, usó sus brazos para proteger su vientre. ―Maldito ―susurró con una mezcla de dolor y furia, mientras sentía cómo su cuerpo absorbía el impacto para salvaguardar la vida que crecía dentro de ella. El lobo soltó una carcajada ronca y áspera, una muestra de desprecio que resonó en las paredes del templo. Luego, sin más, se desentendió de ella. Braelyn observó cómo su mirada se perdía en la distancia; estaba claro que Boris había establecido una conexión mental con alguien más. La i
UN LAZO INQUEBRANTABLE.La tensión en la cima de la Montaña de la Muerte era palpable. Braelyn, con el rostro marcado por la violencia, resistía con valentía mientras Sedrik amenazaba con un veneno de la verdad. Boris observaba con una mirada fría, preparado para cumplir cualquier orden cruel.Braelyn, a pesar del dolor y la presión, mantenía la llama de la resistencia.―No voy a llamar a nadie, ¡jódete! ―exclamó con determinación.El lobo cruel resopló ante la respuesta desafiante. Sin embargo, en lugar de ceder, intensificó su malicia.―Entonces será a las malas ―anunció, lanzando una patada hacia Braelyn, quien protegía instintivamente su vientre.Sedrik continuó burlándose, sosteniendo un frasco de veneno de la verdad. La amenaza era clara, y Braelyn sintió el peso de la decisión que pesaba sobre sus hombros, mientras que Sedrik disfrutaba al saber que ella no se atrevería a poner en riesgo la vida de su hijo.«Diosa por favor…» Braelyn suplico, sintiendo la urgencia de actuar. A
UNA CONEXION.La noche avanzaba y con ella, los dos Alfas atravesaban los terrenos escabrosos, guiados por la invisible pero infalible conexión de Sebastián. Cada vez que la duda asomaba, una nueva oleada de certeza lo embargaba; Braelyn estaba cerca.—Allí —susurró Sebastián, señalando una fortaleza sombría en la distancia—. Está allí.Tobías examinó el lugar con ojos críticos, evaluando sus defensas.—No será fácil —dijo—. Pero nada que valga la pena lo es.Sebastián asintió y juntos se adentraron en la oscuridad, cada uno llevando en su corazón la imagen de Braelyn: una llama indomable que se negaba a extinguirse ante la adversidad. Con esa visión como estandarte, no había fuerza en el mundo capaz de detenerlos.En el templo, la cosa estaba que ardía. Sedrik y Boris acorralaban a Braelyn, y ella, con su daga, estaba dispuesta a defenderse hasta el final.Sedrik, con una sonrisa del tipo que da escalofríos, se acercó despacito.―¿Crees que puedes huir, Braelyn? Ya estás en la trampa
NO TENGO UN HERMANO.La advertencia del anciano del consejo colgó en el aire, Sedrik apenas le dedicó una mirada de desprecio antes de volver su atención al amuleto. Las runas, que habían girado con una energía frenética, de repente se detuvieron, y el suelo tembló bajo los pies de todos. Una serie de cámaras de piedra, hasta ahora ocultas por la tierra y las raíces, comenzaron a abrirse una tras otra, como si fueran las puertas de un antiguo reloj, despertando con cada tic-tac. Todos miraban, hipnotizados por el espectáculo. La última cámara se abrió con un sonido sordo, y allí, en un lecho de musgo antiguo y polvo de siglos, descansaba un amuleto en forma de pluma dorada. Emitía un resplandor cálido y pulsante que iluminaba el templo con una luz sobrenatural.Sebastián sintió una atracción hacia el amuleto, como si una fuerza invisible lo llamara. Todas las criaturas de los siete reinos vivían dentro del amuleto, ojos reflejaban y sus siluetas se veían a través del resplandor. Era c
LA PLUMA HA ELEGIDO. El templo estaba en silencio, solo roto por el sonido de la respiración entrecortada y el zumbido de runas mágicas en el aire. Braelyn, con los ojos fijos en Sebastián, caído y debilitado, sintió cómo la furia y el dolor se mezclaban en su pecho. Su amor, su compañero, yacía herido, y aunque la naturaleza le llamaba a transformarse, a unirse a la batalla con colmillos y garras, se rehusaba. No podía arriesgarse; su hijo necesitaba una madre. Sedrik, con la pluma dorada en su garra y una sonrisa de victoria en su rostro, comenzó a murmurar las palabras antiguas una vez más. Pero antes de que pudiera terminar, Braelyn se movió. No era una loba en ese momento, pero su furia le daba una fuerza sobrehumana. Con un movimiento fluido y preciso, producto de años de entrenamiento, cogió la espada del suelo y avanzó. El lobo nunca vio venir a Braelyn. Ella reunió toda su fuerza y las imágenes de todo el daño que Sedrik le había hecho a Sebastián y a ella misma se reproduj
ELLA ES MI VIDA AHORA. En el estudio de la manada Luna Roja, Sebastián y Callum se encontraban sentados frente a frente, el aire estaba impregnado de una tensión que se desvanecía lentamente, reemplazada por un sentimiento de amistad y esperanza. Callum, miró con ojos llenos de alegría a Sebastián, su amigo de toda la vida. ―Así que tu hijo es el futuro guardián… ―Sí, Brae me contó que mientras estuve inconsciente, un anciano que protegía el templo se lo dijo. La pluma lo eligió, por eso cuando Sedrik quiso usarla, ella no respondió. Callum soltó una carcajada sincera, un sonido que parecía extraño en medio de la solemnidad del estudio. ―¿Quiere decir que el maldito se molestó para nada? ―Así parece. La verdad es que Sedrik estaba lleno de odio y envidia; nunca superó que papá tuviera más confianza en mí… y mira cómo terminó. Sebastián sacudió la cabeza con pesar mientras Callum bebía de su copa, el líquido reflejando las llamas danzantes. ―Pudimos ser dos Alfas. O le hubiera