Estos son los capítulos de ayer. Les voy a hacer maratón, les aviso.
DE REGRESO A LA MANADA ALERÓN. Daphne caminaba con paso firme hacia la casa de su padre, el antiguo Delta de la manada Alerón. A su lado, su hermosa hija, Leah, miraba todo a su alrededor con emoción. ―¿Iremos a la casa del abuelo, mamá? ―Sí, cariño. ―Daphne trató de sonar tranquila, pero la realidad era que no estaba nada cómoda con regresar a donde comenzó todo. ―¿Nos quedaremos a vivir aquí? ―pregunto de nuevo la pequeña, viendo al grupo de cachorros jugar en el patio. ―Aún no lo sé, amor. ―le sonrió a su hija ―Tendremos que esperar a que… ―miro rápidamente a Lorcan que estaba cerca de ellas y no continuó con lo que iba a decir ―… todavía no lo sé, cielo. La chiquilla simplemente asintió, no había venido en mucho tiempo a visitar al abuelo, pero ahora que tenían que vivir en otro lugar, este le parecía perfecto. Al llegar, su padre la recibió con los brazos abiertos. La emoción se reflejaba en sus ojos, pero también había preocupación en su mirada. ―¡Daphne! ¡Hija mía! Estoy
CELOS Y PLANES. Daphne se encargó de cuidar a Ivar en la casa de su padre, asegurándose de que estuviera cómodo y bien atendido. Lorcan observaba desde la distancia todos los movimientos de Daphne, se le reventaba la bilis, cuando veía que ella cuidaba amorosamente de Ivar. Sentía una punzada de furia al ver cómo parecía poner al alfa por encima de él. ―Si sigues mirándola así, la vas a deshacer ―dijo su amigo ― Sabes que ella ya no te pertenece. Cassian y Lorcan habían salido a hacer un poco de entrenamiento, pero el beta estaba más interesado en los movimientos de Daphne que en lo de su alfa. ― No la estaba mirando, estaba mirando a la sanadora que iba con ella. Me duele la espalda y necesito algún remedio. Cassian alzó una ceja ―¿No será que todavía tienes sentimientos por Daphne? Lorcan se sintió incómodo ante la pregunta directa de Cassian. ―No sé de qué estás hablando ―respondió evasivamente. El alfa negó con la cabeza, no quería ni imaginar estar en la situación de su am
UNA VISITA INESPERADA.Daphne había terminado de cambiar las vendas de Ivar, cuando salió de la habitación, se sobresaltó al escuchar la voz de Lorcan.―¿Terminaste?Ella se giró a toda prisa y abrió los ojos como platos cuando lo vio recostado en la pared.―Tú… ¿Qué estás haciendo aquí?―Necesitaba hablar contigo ―respondió el beta dando un paso hacia ella.―No deberías estar aquí, si alguien te ve…―Eso no me importa, has estado evitándome por dos semanas, Daphne. ―Lorcan extendió su mano para acunar su cara ―No sigas retrasando lo inevitable.―No hay nada que retrasar, creí que tú y yo ya habíamos dejado todo claro ―trato de disimular su nerviosismo ―Es mejor que te vayas, si mi padre…―Tu padre puede irse al demonio ―gruño el beta mientras la agarraba de la cintura y la atraía a su cuerpo y las vendas que había cambiado de Ivar cayeron al suelo ―Tu lobo y el mío se desean, Daphne y m*****a sea… yo también. ―la respiración de Lorcan se volvió agitada por su cercanía ―No me pidas que
¡ERES UNA LAGARTONA!Aylin llegó a la casa de Lorcan, sosteniendo la mano de su hijo y acompañado del guerrero que Brutus había ordenado que la llevara. El pequeño Rowan, le preguntó a su madre.―¿Crees que papá me deje recorrer el bosque?―Cielo, estamos aquí para buscar a tu padre, ya ha estado demasiado tiempo lejos de la manada, todos están preocupados por él. ―Aylin miró a su hijo con una sonrisa ―Te prometo que en cuanto tengamos tiempo, haremos un viaje familiar, ¿de acuerdo?El niño asintió en silencio. Y Aylin se giró para mirar al guerrero y le agradeció.―Muchas gracias, puedes regresar si quieres.El hombre dijo respetuosamente.―El alfa me pidió que me asegurara de que no necesita nada más, también debo ayudarla con su equipaje.Aylin miró la pequeña maleta y no dijo nada, se volteó para abrir la puerta y en cuanto lo hizo, sus ojos se abrieron como dos huevos fritos. En el sofá, estaba su compañero, con la camisa medio abierta y sobre él estaba una mujer, Aylin se quedó e
¿HAS OLVIDADO MI ADVERTENCIA?De regreso en la casa del delta Darius, el ambiente estaba cargado de tensión. Dariana, con los ojos llenos de lágrimas, corrió hacia su madre en busca de ayuda desesperada.―¡Mamá! ¡Ayúdame!El enojo de Darius, es palpable y se manifiesta de manera violenta al abofetear con fuerza a su propia hija. El impacto resuena en la habitación, generando un silencio incómodo.―¡¿Cómo te atreves a drogar a un alfa?! ¡¿Es que estás loca?!El delta levantó su mano nuevamente, pero fue detenido por la voz enojada de su compañera.―¡Darius, detente! No permitiré que golpees a tu propia hija.El pecho del viejo delta subía y bajaba con descontrol, había sido humillado por una segunda vez y también por culpa de una de sus hijas.―¡No sé qué demonios hice mal! Primero Daphne y ahora tú ―miro a Dariana con los ojos llenos de furia ―¡¿Es que no pudiste poner tus ojos en alguien más?! ¡¿Por qué tenía que ser Cassian Blackwood?!―Papa… ―la chica trató de excusarse entre lágrim
EL DESAFÍO DEL DESTINO. Lorcan sentía cómo la furia ardía dentro de él mientras observaba a la hija del alfa Silver junto a su padre. Ella le dirigió una sonrisa tímida, fingiendo ser reservada, pero Lorcan no le prestó atención. En cambio, clavó una mirada severa en su padre y le pidió hablar en privado. ―Padre, necesito hablar contigo en privado. Es importante. ―¿Ni siquiera vas a saludar? ―lo reprendió el alfa ―¿Así es como te he enseñado? Pero antes de que Lorcan pudiera siquiera abrir la boca, la chica intervino. ― Me encantaría conocer la manada. El alfa Brutus sonrió complacido y le dijo a la hija del alfa Silver que su prometido, Lorcan, se encargaría de acompañarla. ―Por supuesto, por supuesto ―el viejo alfa sonrió y palmeó el hombro de su hijo ―Aquí tu prometido te acompañará. Los ojos de la chica brillaron. Desde que viera a Lorcan hace seis años, le gustó y cuando su padre le dijo que se haría una alianza que incluía su unión con el beta, ella no se opuso. Tanto as
ALFA RAGNAR Lorcan y Cassian se encontraban frente a la puerta de la habitación de Ivar. El aire estaba cargado de tensión mientras se preparaban para confrontarlo sobre el reciente ataque que había sufrido su manada. Todos sabían que necesitaban respuestas urgentes. Lorcan golpeó suavemente la puerta y esperó a que Ivar les permitiera entrar. El alfa los recibió con una mirada seria. ―Me alegra que ya estés despierto ―Cassian fue el primero en hablar y también en dar un paso ―Te preguntaras que estamos haciendo aquí, ¿verdad? Ivar simplemente asintió. Mientras Daphne tenía el corazón en la garganta. El beta siguió a su alfa, pero sin quitarle los ojos de encima a la delta. ―Necesitamos saber quién fue el responsable del ataque ―dijo Lorcan con determinación. Ivar suspiró y los invitó a sentarse. Los dos lobos se sentaron alrededor de la cama e Ivar comenzó a contarles lo que sabía. ―Fueron miembros de la manada de salvajes, liderados por Ragnar ―reveló Ivar con pesar en su voz ―
VERDADES DOLOROSAS Y PLANES OSCUROS. Esa noche, Daphne decidió salir al jardín de la casa de su padre para encontrar un poco de paz. Sin embargo, su tranquilidad se vio interrumpida cuando Lorcan apareció de manera imprevista. Los nervios se apoderaron de ella y le pidió que se marchara, pero el beta se negó rotundamente. ―¿Hasta cuándo piensas seguir ocultando la verdad, Daphne ―pregunto Lorcan con voz firme ―¿Hasta cuando piensas mantener este juego? Daphne lo miró aterrorizada y preguntó con temor: ― ¿Cuál verdad? Lorcan dio un paso amenazante hacia ella y dejó salir toda la impotencia que había estado acumulando desde que salió de la habitación de Ivar. ― Leah es mi hija, Daphne. ― declaró Lorcan con determinación. ― Tengo todo el derecho de llamarla papá, no a Ivar. Tengo todo el derecho a que ella esté conmigo, ¡no con él! Daphne se apartó, sintiéndose abrumada, por el enojo de Lorcan, ella podía entender su rabia, pero tampoco podía poner en riesgo a su hija, no podía re