Aaron:
Hoy es el día de la boda, en el primer piso todo es una revolución y eso que solo seremos 20 personas las que presenciaremos esto.
—¿Estás listo? —pregunta Sebastián
—Si —me ajusto el moño negro
—Te ves bien, jamás creí verte casado —alzo una ceja
—Tú deberías de comenzar a preocuparte, no veo nada claro —bufa
—Soy joven aun —bajamos por las escaleras directo al jardín, ya está oscureciendo. Me encuentro con Ángel quien corre con los hijos de Anton.
—Que gusto verte tan bien
Stella:Me dejo caer en el colchón después de desmaquillarme. Son las 12 de la noche y Aaron no ha vuelto de la estación de policía.Comienzo a llorar debido a la frustración, de la impotencia que siento por qué esa mujer nos arruino el día. El día de nuestra boda.Acaricio mi barriga y me pongo de pie. Comienzo a deslizar mi vestido hasta que cae al suelo. Me deshago de la ropa interior y me coloco una pijama.Me recuesto en el colchón que parece inmenso si Aaron no está y sigo llorando.—Lo siento… lo siento mucho — escucho su ronca voz—Aaron… —tomo su rostro en algunas parte
Stella:—Papi quiero verla… —Aaron toma en sus brazos a Ángel y lo acerca—Mira pequeño, tu hermana menor —sus ojos se abren como platos, estira sus manos.—Quiero cargarla, por favor.—Bueno, siéntate aquí —coloco con cuidado a mi pequeña hija en sus brazos.—Pequeña Lucy —miro a Aaron quien no aparta la mirada de su hija.—No la vayas a lastimar Ángel… —niego sonriendo.—Está bien, la sostiene bien.—Pero mira nada más… ya has salido
PARTE 2 La familia Rogers está de vuelta. Han pasado un par de años desde que Aaron se alejó del octágono siendo el maestro de las artes marciales… hasta que Ángel Rogers subió para seguir con la leyenda. “¡Si, señores!, ¡Ángel Rogers lo ha hecho de nuevo, este no es un ángel es un verdadero demonio en el octágono!” TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS ©//OBRA REGISTRADA .
MaeCierro la ventana de mi correo electrónico para después apagar la computadora de escritorio. Tomo mis cosas para salir disparada en dirección a la puerta principal del edificio. Se me ha hecho tarde, apenas me he dado cuenta de la hora y la reunión será en un par de minutos.—Buenas noches señorita Mae —dice Pete, el encargado de seguridad.—Buenas noches Pete... descansa —digo dedicándole la más amable sonrisa después de un día ajetreado en la oficina y giro hacia la izquierda en búsqueda de mi jetta color rojo. Esta noche hace un clima húmedo y parece que va a caer un buen aguacero en poco tiempo así que apresuro mi paso.Adentro de forma rápida mi bolso y agenda para luego pasar a adentrarme y conducir un par de cuadras hasta llegar al gimnasio donde entrena Daniel, mi hijo.Esta mañana me ha dicho a
MaeLa alarma suena. Estiro mis piernas y brazos. Aun siento los ojos hinchados por lo que he llorado, apenas puedo creer lo que ha sucedido hace un par de horas, las palabras de Daniel resuenan en mi cabeza aun. Miro el reloj e indican las 7 de la mañana. Daniel debe de estar entrenando ya.Poco a poco me siento en mi cama y miro el cielo nublado que se asoma entre las cortinas delgadas que cubren la ventana. Me pongo de pie y camino hasta el baño y sin encender la luz abro las llaves de la ducha y dejo que el agua corra. Me deshago de mi pijama de tirantes y un pequeño pantaloncillo y me adentro para que el agua caliente cale mi carne.Cierro los ojos y aun puedo observar al peleador, su mirada tan profunda, su voz ronca me hace erizar la piel... ahora ya no lo podré ni mirar a los ojos, aunque no tendría por qué, no sé porqué estoy deseando verlo de nuevo. Bueno si, lo sé, es jodidamente
ÁngelConduzco un par de metros y aparco a la orilla de la calle. Apenas se ha bajado del auto y ya quiero volver a tenerla cerca, puedo sentir su dulce sabor, no quiero que se vaya. Siento como la intranquilidad vuelve a invadirme... y no sé qué hacer, debería ir a buscarla y pedirle que no se vaya.Abro la puerta y salgo del auto colocando el seguro de forma rápida. Hay bastante gente en la acera y yo solo pienso en volver a verla. Agradezco que la gente huya de mi y me haga el paso más rápido.Llego hasta la entrada de su edificio y me detengo de inmediato, ¿qué es lo estoy haciendo?, ¿cómo Mae puede provocar esta intranquilidad?No he podido dormir en toda la noche pensando en sus bonitos ojos, en su cuerpo, su piel y como es que escurrían estas lágrimas por sus mejillas anoche, prometí que nadie volvería a hacerle daño, ni siquiera
Ángel—¿Dónde trabaja Mae? —pregunto a la chica de la recepción quien me mira con el ceño fruncido. —Segundo piso —asiento y voy directo al elevador, pero hay demasiada gente así que decido ir por las escaleras.Al recorrer los pasillos percibo que hay bastante gente a pesar de que ya casi es hora de cerrar. Miro el enorme número dos en unos vitrales. Y es cuando la veo... mi cuerpo y mi mente se tranquilizan de inmediato. Ella está aquí y es cuando un hombre con bata blanca se acerca a ella, está demasiado cerca, le sonríe... ¿por qué le sonríe?Cruzo el vitral y Mae rápidamente mira en mi dirección, tiene los ojos bien abiertos y se ha sonrojado, es sumamente hermosa.—Ángel... —carraspea y sonríe de forma débil—. Yo...—Bien Mae... entonces te e
MaeNo puedo creer que haya renunciado a mi trabajo de hace años por… Ángel. Tal vez mañana me arrepienta de haberlo hecho, pero en mi mente solo escuchaba "hazlo". Es una estupidez, me siento como una jodida adolescente perdida en el chico popular de la escuela… sin embargo, lo he hecho.¿Qué voy a decirle a Daniel ahora?, tu mamá se ha puesto como una adolescente caliente y ha caído... mierda no he caído, no de nuevo. Trato de alejar esos pensamientos de mi mente y concentrarme en él. Me ha dicho que tengo un nuevo trabajo, no pienso vivir de su dinero, necesito indagar sobre ese extraño comportamiento y encontrar que hay detrás de ese enorme peleador. Me ha dicho que tiene problemas, que todos los peleadores los tienen, bueno que va, sé que Daniel los tiene pero… ¿esto no será peligroso o si?No puedo dejar de mirarlo, desde el