Stella:
Mierda el calor es terrible. Me siento en la orilla de la cama, miro el reloj y son las 2:30 de la mañana, tengo náuseas. Necesito ir al baño.
Me levanto torpemente y comienzo a caminar en dirección al baño, a penas llego cuando las arcadas comienzan y me deshago de la cena. Esto es asqueroso.
Lavo mis dientes y mojo un poco mi rostro. Camino fuera de la habitación, necesito un poco de agua y me he olvidado de subir mi botella. Así que bajo las escaleras bien aferrada al barandal.
Después de lo que parece una eternidad estoy en la planta baja. Tomo un vaso del estante de la cocina y lo lleno de agua. Es muy refrescante. Tal vez me ha caído algo mal, tal vez no debí comer la carne roja de ayer&he
Aaron:—Espero no vayas a cancelarme la cena —digo antes de cerrar la puerta—No, quiero saber sobre Stella, me he quedado un tanto preocupado —asiento—Seremos padres —su rostro se… ¿ilumina?—¿De… de verdad? —después una sonrisa, esas sonrisas que nunca verás en Matt aparece—. Felicidades, hijo muchas felicidades hombre, a los dos.—Gracias Matt —y me funde en un fuerte abrazo.—Quiero pedirte perdón por mi comportamiento Aaron, hoy te vi muy mal, sinceramente te vi perdido— siento sus palmadas en mi espalda—. Me consta que esa mujer es lo mejor para ti.<
Stella:La cena de ayer fue todo un éxito, todos parecieron estar encantados. Matt se veía muy tranquilo al igual que Aaron, mi madre no se cansó de decir que el pavo de hoy sería mucho mejor que la cena de Flor, fue muy vergonzoso.Y al fin ha llegado noche buena. He seleccionado un vestido manga larga color rojo que cae a mi cuerpo, me he recogido el cabello ligeramente y me he maquillado poco.—Bienvenidos pasen —digo a Matt quien luce irreconocible—. Vaya Matt te sienta bien la formalidad.—No me digas eso, que lo usaré para entrenar —dice estirando su camisola a cuadros, Evan y Carlos entran tras él. Terminan por acomodarse en la mesa.—Bueno, antes de come
Aaron:Hoy es el día de la boda, en el primer piso todo es una revolución y eso que solo seremos 20 personas las que presenciaremos esto.—¿Estás listo? —pregunta Sebastián—Si —me ajusto el moño negro—Te ves bien, jamás creí verte casado —alzo una ceja—Tú deberías de comenzar a preocuparte, no veo nada claro —bufa—Soy joven aun —bajamos por las escaleras directo al jardín, ya está oscureciendo. Me encuentro con Ángel quien corre con los hijos de Anton.—Que gusto verte tan bien
Stella:Me dejo caer en el colchón después de desmaquillarme. Son las 12 de la noche y Aaron no ha vuelto de la estación de policía.Comienzo a llorar debido a la frustración, de la impotencia que siento por qué esa mujer nos arruino el día. El día de nuestra boda.Acaricio mi barriga y me pongo de pie. Comienzo a deslizar mi vestido hasta que cae al suelo. Me deshago de la ropa interior y me coloco una pijama.Me recuesto en el colchón que parece inmenso si Aaron no está y sigo llorando.—Lo siento… lo siento mucho — escucho su ronca voz—Aaron… —tomo su rostro en algunas parte
Stella:—Papi quiero verla… —Aaron toma en sus brazos a Ángel y lo acerca—Mira pequeño, tu hermana menor —sus ojos se abren como platos, estira sus manos.—Quiero cargarla, por favor.—Bueno, siéntate aquí —coloco con cuidado a mi pequeña hija en sus brazos.—Pequeña Lucy —miro a Aaron quien no aparta la mirada de su hija.—No la vayas a lastimar Ángel… —niego sonriendo.—Está bien, la sostiene bien.—Pero mira nada más… ya has salido
PARTE 2 La familia Rogers está de vuelta. Han pasado un par de años desde que Aaron se alejó del octágono siendo el maestro de las artes marciales… hasta que Ángel Rogers subió para seguir con la leyenda. “¡Si, señores!, ¡Ángel Rogers lo ha hecho de nuevo, este no es un ángel es un verdadero demonio en el octágono!” TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS ©//OBRA REGISTRADA .
MaeCierro la ventana de mi correo electrónico para después apagar la computadora de escritorio. Tomo mis cosas para salir disparada en dirección a la puerta principal del edificio. Se me ha hecho tarde, apenas me he dado cuenta de la hora y la reunión será en un par de minutos.—Buenas noches señorita Mae —dice Pete, el encargado de seguridad.—Buenas noches Pete... descansa —digo dedicándole la más amable sonrisa después de un día ajetreado en la oficina y giro hacia la izquierda en búsqueda de mi jetta color rojo. Esta noche hace un clima húmedo y parece que va a caer un buen aguacero en poco tiempo así que apresuro mi paso.Adentro de forma rápida mi bolso y agenda para luego pasar a adentrarme y conducir un par de cuadras hasta llegar al gimnasio donde entrena Daniel, mi hijo.Esta mañana me ha dicho a
MaeLa alarma suena. Estiro mis piernas y brazos. Aun siento los ojos hinchados por lo que he llorado, apenas puedo creer lo que ha sucedido hace un par de horas, las palabras de Daniel resuenan en mi cabeza aun. Miro el reloj e indican las 7 de la mañana. Daniel debe de estar entrenando ya.Poco a poco me siento en mi cama y miro el cielo nublado que se asoma entre las cortinas delgadas que cubren la ventana. Me pongo de pie y camino hasta el baño y sin encender la luz abro las llaves de la ducha y dejo que el agua corra. Me deshago de mi pijama de tirantes y un pequeño pantaloncillo y me adentro para que el agua caliente cale mi carne.Cierro los ojos y aun puedo observar al peleador, su mirada tan profunda, su voz ronca me hace erizar la piel... ahora ya no lo podré ni mirar a los ojos, aunque no tendría por qué, no sé porqué estoy deseando verlo de nuevo. Bueno si, lo sé, es jodidamente