En la mansión de Don Kelvin Fuenmayor«En todo caso, no me adelantará a los acontecimientos. En esto, iré paso a paso con ella y con mucha discreción. Lo que si estoy seguro es que debo acercarme más. Para eso, buscaré el apoyo de Julio», pensó él, quien prefería a este como yerno.(***)Al día siguiente, Adriana se levantó temprano. Ella, vistió al bebé para llevarse a este, a conocer la casa que Mateo había comprado para ellos. No sin antes, pedir ayuda a Luisa para que le sustituya en el restaurante, mientras, resuelve esto.Siendo las nueve de la mañana y ya lista, ella salió acompañada de su marido hacia la zona exclusiva donde estaba ubicada la casa. Al llegar, el servicio de vigilancia dio la bienvenida a Mateo. Era, una construcción totalmente nueva, de estilo moderno y grande.Adriana, estaba asombrada y fascinada. Era, una mansión lujosa, con grandes ventanales por los cuales entraba mucha luz natural. Lo que más le agradó fue la presencia de los hermosos jardines, donde el
Una vez fuera de la VillaAdriana más calmada, consciente que lo había hecho enojar, le preguntó…—¿Me vas a acompañar mañana con la mudanza? —consultó sin mirar a Mateo, pendiente de su hijo que estaba sentado en el cojín trasero del vehículo en la silla para bebé.—¡Sí! —respondió él, mordiéndose el borde derecho de su labio y concentrado en el tránsito.»¡Si te voy a ayudar! ¿A qué hora sale Nilo hacia el restaurante? —preguntó él, con una mirada impenetrable.—Normalmente, sale entre ocho y nueve de la mañana —contestó ella.—Entonces, me avisas cuando salga del apartamento, para ir con el camión y las personas que te ayudaran a sacar todo de ahí —respondió él, distante.—¡Gracias, así lo haré! —contestó ella, reflexionando sobre pedir otro favor.»¿Se te hace difícil, llevarme al restaurante y luego dejar el bebé con Alicia? —consultó ella.—¿Puedo llevarme un rato al bebé conmigo, al hotel? —interrogó él, mirando a Adriana y esperando su respuesta.—¡Sí! Pero, lo llevas pronto
Al día siguiente, Adriana se levantó cansada y agotada. Se le hizo tarde, para salir a comprar las cosas que necesitaba para hacer la mudanza, cuando recibió la llamada de Mateo...En las afueras del Edificio—¿Estás lista? —preguntó Mateo sin identificarse, ansioso, estacionando su camioneta, en el frente del edificio donde vive Adriana..—¡No! —Contestó Adriana— anoche salí muy tarde del restaurante. Debí cumplir las horas completas de trabajo. Salí después de las doce.—¿Te obligó el imbécil ese a trabajar hasta esa hora? —Cuestionó él, enojado.—¡Si! Creo que me acosté como a la una. Apenas me voy despertando. Deja que revise si ya se fue. Te devuelvo la llamada —alegó ella, suspendiendo la comunicación.Mateo, al colgar la llamada, desahogó su ira con el volante de su vehículo, dando un fuerte golpe al mismo. Estaba seguro de que Nilo la obligó a trabajar hasta tarde porque la vio llegar con él.Una vez que ella verificó que Nilo había salido, llamó a Mateo, quien se encargó de s
Al día siguiente, Mateo decidió no volver a la mansión, sino quedarse en el hotel, alejándose de Adriana y del bebé. Mientras, reflexionaba sobre la decisión a tomar, porque ya había legalizado al niño y había comprado la casa para ellos.No obstante, no volverá a cometer otro error con ella, así que esperará los resultados de esta prueba. Mateo, al segundo día de su estadía en el hotel, llamó a Nava y decidió regresar a la mansión, pero su actitud con Adriana no iba a ser la misma, porque algo se rompió entre ellos.Él, nunca había dudado de ella, todo el tiempo que la anduvo buscando asumió su responsabilidad en los hechos que dieron origen a su huida. No obstante, tenía muchas dudas, porque por algo este hombre se había hecho una prueba de ADN con Mateo.Lo primero y lo más lógico es que debió acostarse con ella para tener la duda ¿Pero cuándo? Si los números sobre el nacimiento del bebé estaban ajustados a los términos y lapsos de cuando él recibió la noticia en el hospital. Adria
En la mansión, en CabimasMateo, que había estado como espectador, observando todas las reacciones de Adriana, se sonrió satisfecho porque lo que vio fue una escena de celos. El rostro de ella mostraba la misma imagen de cuando abofeteó a Lila, celosa.—El día antes de irme de viaje, planee pasar todo el día aquí, para enseñar al bebé a nadar, y saliste con Don Kelvin y Julio. Hoy, llego loco por estar con ustedes y de inmediato te vas a la mansión de Julio ¿Entonces? ¿De qué te quejas? —cuestionó él, con rabia.Ella, lo miró asombrada, porque en esa respuesta había otra verdad: «era cierto que había estado primero en la mansión de Kelvin y luego salieron a la de Julio. Entonces, ¿cómo lo supo? ¿Le estaba siguiendo?», analizó ella, convenciéndose que era así.«¡Con que esas tenemos!», pensó.—Cambia a Mateo, por favor —ordenó él— que lo meteré en la piscina climatizada, prefiero que sea en aquella que tiene más cuidados y está menos expuesta a contaminaciones de cualquier naturaleza.
En la piscina interior de la mansiónAdriana, dejándose llevar por las emociones que él despierta en ella, abrazó a Mateo por el cuello, pegando su cuerpo al de él. Si algo le excitaba, era sentir su masculinidad en plena potencia contra su cuerpo. Cuando lo sintió, se estremeció y se sacudió fuertemente, ante este arrebato pasional.Aunado a esto, experimentó las fuertes contracciones uterinas y vaginales, como la humedad dentro de su parte íntima, que desde hace casi dos años, no sentía. Si él estaba desesperado por estar dentro de ella, esta sentía la misma desesperación, por recibir a este.Mateo, acarició su cuerpo totalmente. Ella, no sabía con precisión donde estaban las manos de él, porque de repente estaban arriba, tocando sus cabellos, como abajo acariciando sus piernas, sus nalgas o entrepiernas. En fin, este palpó su cuerpo por encima del traje de baño, hasta que logró soltar el bikini, quedando está completamente desnuda.Luego, él subió las piernas de ella hasta su cintu
Mateo, convencido que esto fue un grave error de su parte, abrazó a su hijo hablando y asegurando a este, como si le entendiera, que lo amaba y estaba seguro que era su amado hijo. El bebé feliz de estar en los brazos de su padre, solo sonreía fuertemente.Por su parte, Adriana subió a su habitación e hizo dos maletas. Buscará donde mudarse, así que hablará con Alicia. Esa mañana, hizo unos contactos y salió sola para ver un apartamento, el cual estaba disponible desde antes de mudarse con Mateo.(***)Ella, regresó como a las dos horas, habló con Alicia y le pidió tener todo listo porque apenas Mateo saliera de la casa se irán. Esta, quedó desconcertada, porque después de lo ocurrido la noche anterior, pensaba que se habían acabado los problemas entre ellos.En horas de la tarde Mateo salió, lo cual fue aprovechado por Adriana para irse de la casa. Al regresar este, cuando fue buscar a su hijo no lo encontró, ni a Alicia y tampoco a Adriana. El, bajó corriendo las escaleras al preg
En Cabimas—Tú, solo da la orden y te tengo la persona, para eso —le comentó Nava a Mateo.—Haz eso de una vez, no la puedo arriesgar —ordenó Mateo, preocupado por ella.—Como digas ¡Ah, se me olvidó decirte! Al parecer rompió todo vínculo también con la señora Luisa —aseguró el detective.—Sí, ya lo suponía —confirmó Mateo recordando su comportamiento ante la presencia de Luisa cuando estuvo en la casa.«Estaba hecha una fiera de los celos» pensó él, sonriendo.—Bueno, me despido ¡hasta mañana! —colgó Nava.—¡Vale! Te espero —se despidió Mateo y colgó la llamada(***)Al día siguiente, ellos se trasladaron al Laboratorio. Mateo estaba dispuesto a pagar lo que sea con tal de averiguar si el bebé era o no su hijo. En todo caso, el sentía en su corazón, que sí era suyo. Era obvio, el enorme parecido entre el niño y él.Nava, trató de sobornar a la joven del laboratorio como a la recepcionista para que le consiguiera una copia de los mismos. Estas, lo amenazaron con llamar a la policía y