«La vida es un cúmulo de experiencias que van forjando tu personalidad, así como tu carácter». Son de las cosas que normalmente se leen en algunos libros, pero la pregunta es: ¿cómo compartir la maternidad con su jefe cambiaría el comportamiento de Ann? Mientras Demitrius conducía con la mirada hacia el frente, sin voltear a verla en ninguna ocasión, ella se cuestionaba si iba a ser posible salir con la cordura intacta con este nuevo giro en su historia. A penas se enteró de su embarazo y ya siente que ha perdido todos los derechos, que se supone que tiene, sobre su hijo. “Recuerda que en tu vientre llevas a un Constantino.” Ann rememora las palabras de Demitrius. Él hizo referencia a una criatura que apenas empieza a formarse como si fuese un objeto de su pertenencia. “Los Constantino no serían capaces de arrebatarle a una madre su hijo, ¿cierto?” Se cuestiona Ann, mientras abre la puerta del apartamento con un millón de interrogantes que no la dejan pensar en nada más que no s
Dos personas se encuentran sentadas en el consultorio de una doctora que los escudriña con la mirada. El hombre parece querer tener todo bajo su dominio, que cada persona ceda antes sus mandatos. No obstante, la mirada de aquella joven mujer demuestra que hará todo lo contrario. No parece que se dejará manipular por alguien que la cree el medio para llegar a un fin: a un heredero. —Bueno, Ann, estuve revisando el expediente que me envió el doctor, Smith… - comenta sonriéndoles—. Él fue mi profesor cuando estaba haciendo mi especialidad - termina de revelar. —¿En serio? Entonces, debe ser un buen ginecólogo.Comenta Ann volteando a ver a su jefe, quien siente su mirada sobre él; sin embargo, no se inmuta.—Oh, si lo es. De hecho, aún lo consulto cuando tengo casos complicados - dice la doctora sin imaginarse que sus revelaciones le dan la razón a la joven. Demitrius no la está obligando a verse con otro médico por mejores atenciones, al menos, no es el único motivo, lo hace porque e
Mientras Ann y Demitrius sostienen una lucha de egos, Maya termina de alistarse para ir a su trabajo. Alisa su falda de tubo azul marino, combinada con una camisa blanca, toma su bolso y sale de la habitación. Temprano, la joven secretaria recibió un mensaje de su jefa donde Celia le exigía que la comunicara con Demitrius, ya que este no le toma las llamadas. Resulta que ahora la intensa mujer no sabe dónde estar; si quedarse en Grecia o volver a Orlando, donde se supone tienen una función que desempeñar. Celia y Demitrius juegan al gato y el ratón: ella persiguiéndole por todos lados sin tener ningún resultado, mientras que él hace lo posible por alejarse de su presencia. Maya no pudo hacer otra cosa más que decir la verdad, bueno, al menos decirla a medias. Así que le aseguró que no poseía el itinerario del gran jefe, y omitió todo lo demás, eso no su asunto. No pretende pecar de imprudente e ir por todas las calles de Florida, vociferando que la asistente de un importante empresar
Demitrius observa a Ann con detenimiento, mientras espera no llevarse una desilusión que lo haga decepcionarse de ella. Hay muchas mujeres que se acercan a él o a su hermano para algún tipo de beneficios y hasta el momento las ha podido evitar. En estos meses su asistente le ha hecho entender que es una audaz e inteligente joven que tan solo busca un lugar en el mundo hotelero. Un entorno dominado por los hombres que se creen una especie superior a cualquier otra. La llamativa pareja está tan inmersa en su plática que no han volteado a ver lo que hay a su alrededor. No se han preguntado quiénes son las personas que están en las otras mesas que los observan con curiosidad. Algunos quieren saber por qué Demitrius Constantino se encuentra desayunando con una desconocida jovencita de una forma, que antes sus ojos se ven muy acaramelados. Y como en toda clase social, los chismes y especulaciones no dejan de faltar. De inmediato, una de las mujeres mayores, sentadas al fondo del restauran
En un momento tan importante de la humanidad donde la ciencia avanza y la tecnología no deja de sorprendernos, a veces las personas se cuestionan por qué están difíciles ser tú dentro de tanto progreso. Alejandro es un arma noble que le ha costado hacerse de una coraza para no ser lastimado y vivir su verdad dentro de cuatro paredes donde no puede ser juzgado. No es el enemigo; sin embargo, a veces le toca fingirlo. —¿Demitrius quiere que te encargues de la empresa?Pregunta el caballero que está sentado frente a él. Luego de un día agitado, Alejandro solo quería llegar a su casa y compartir una deliciosa cena con su pareja, el hombre que ama desde hace cinco años y aún no ha podido mostrarlo ante su familia. ¿Cómo lo va a hacer? Los Constantino son muy tradicionales, con pensamientos reaccionarios que a él no le interesa cambiar. Prefiere guardar todos esos momentos para compartirlos con la persona que ama. —Así es - responde, mientras corta su filete. —No sé en qué está metido mi
Atenas, Grecia. En la mañana… Un palacio es considerado una casa suntuosa con amplios espacios para desplazarse y múltiples habitaciones equipadas con todo lo que tendría un apartamento de tan solo cincuenta metros, así como el que vivía Ann. Justamente es la propiedad donde una mujer con cabello de plata camina por la sala principal con la mente perdida. Es la primera vez que Elena siente que ya no tienen el control de nada de lo que pasa a su alrededor. Primero fue con su esposo, luego pasó con Andreus y ahora es la persona que siempre creyó que estaría bajo sus alas, Demitrius. El sensato hombre es el hijo favorito de Elena. Él nunca tuvo una negativa para ella. Nuca se fue al otro lado del mundo sin consultarle primero, quizás no siempre hizo las cosas como ella las quería; no obstante, siempre la ha obedecido, hasta ahora. No tiene claro cuándo comenzó a perder su poder con Demitrius, cuando dejó de ser relevante para que él ya no le comente sobre los pasos que dará a futuro.
Antenas, Grecia Al día siguiente… Una taza de café humeante de un lado y una de té de manzanilla en el otro lado, se encuentran sobre la mesa que separa dos cuerpos que parecen querer volver a encontrarse en la intimidad que les puede ofrecer las cuatro paredes de una habitación. Sin embargo, volver a tener esa clase de encuentro sería contraproducente, sobre todo, porque las personas en cuestión aún no identifican lo que siente. Demitrius mira a la joven sin saber qué decirle o cómo explicarle que aún no es el momento. Es terca, no es una chica que simplemente acata órdenes. Él fue muy claro con ella, le dijo que descansara y que luego planificarían juntos su estadía en el país; no obstante, se negó a obedecerlo. Ann está sentada con un vestido ejecutivo unos centímetros por encima de las rodillas. El color es un sutil tono amarillo, el cual combinó con unos zapatos beige. Su cabello está suelto a largo de la espalda baja y su rostro no refleja todas las horas de cansancio que v
Hay tantos kilómetros que dividen a Europa de América, tantas horas de vuelo que alejan a Atenas de Florida. Hay tanta distancia entre dos personas que no se conocen, que cuesta entender cómo es que tienen a alguien, con tan poca relevancia, según Celia y Eleonor, parada frente a ellas. No solo eso, sino que pareciera que las dos personas que acaban de llegar están utilizando un uniforme que los hace ver compenetrados y muy unidos. El traje azul marino, más la corbata amarilla de él, queda a la perfección con el vestido de mangas largas y cuello redondo, también amarillo, que usa la joven que no deja de sonreírles. Ambas se preguntan en sus adentros: ¿qué está pasando? ¿Por qué ella está junto a él? —¿Qué hace tu asistente aquí, Demitrius?Celia es la primera en romper el hielo, pero no la tensión que se ha creado entre los cuatro. En ese momento todos se encuentran en el pasillo que conduce a las oficinas principales. Son pocos los empleados que trabajan en el último piso, así que