¡Hola, mis queridas lectoras! No saben cuánto estoy disfrutando escribiendo esta historia. Gracias por el apoyo.
República Dominicana…Durante una semana, Ann y Demitrius han estado trabajando sin parar y así dejar todo listo para empezar el proyecto de las residencias. Luego de terminar el complejo, será construido el hotel, un lugar muy parecido al Atenas Palace. La joven ha sido de un gran apoyo para su jefe. Con su dominio del idioma, así como los conocimientos que tiene sobre el sistema empresarial del país, lo ha hecho avanzar de maneras increíbles en toda la obra. No necesitó de su mano derecha, Eleonor, ni tampoco de Celia para salir a flote. Eso no le resultó agradable para ninguna de las dos mujeres que se sienten desplazadas por la joven asistente. El tiempo en que él no lo invirtió en su trabajo, lo hizo con su hija, quien no para de pedirle que la llevara a su viaje. Elena es muy exigente y la pequeña Dafne tiene un carácter muy parecido a su padre, así que no se deja controlar tan fácilmente. Eso causa que tanto la abuela como la nieta terminen discutiendo. Aunque Demitrius quisi
Como un toro salvaje, deseoso de investir a su víctima, de esa misma manera camina Demitrius por los pasillos del hotel. Ni siquiera se ha detenido para apreciar otra de sus creaciones. Él solo quiere encontrar al hombre que parece estar dispuesto a ridiculizar el apellido que tanto le ha costado mantener entre los más reconocidos y poderosos del mundo. Con Andreus siempre es lo mismo, sus anhelos por apoyar a la familia son nulos. Ann va detrás de su jefe diciéndole cosas que él no logra entender. Su estado no está para reflexionar la dulce voz de la joven. Lo único que entendió a la perfección fueron las indicaciones del lugar donde se encontraba a su gemelo. En el área a administrativa se están las oficinas del personal que empezará a laborar, y en unas de ellas está Andreus junto a empleados que no entienden las indicaciones del hombre que fungió como su jefe por dos semanas. Demitrius abre la puerta con brusquedad, las personas dentro de la oficina se sorprenden, excepto Andreu
Las Bahamas…Bajo los efectos de un cálido atardecer, Demitrius Constantino corta el listón que deja oficialmente abiertas las puertas del hotel Las Cayenas. Unas instalaciones modernas que aguarda terminaciones de primera, siempre resaltando la elegancia que los caracteriza. Todos los invitados aplauden mientras felicita a su CEO. El sensato hombre se para frente al podio y pronuncia unas breves palabras, ya que nunca ha sido de grandes discursos; más bien, es de los que muestra su poder con trabajo y no parloteos. —Me enorgullece estar aquí y presentar este proyecto, uno más de la larga lista que tenemos en el corporativo Constantino. Tengo que agradecerles a todos los ejecutivos que nunca dudan de nuestras capacidades para desarrollar nuestras ideas. Pero tengo una mención especial: mi hermano… - comenta volteando a ver a Andreus quien se encuentra a su lado. —Todos saben que él no es de estar encerrado en una oficina, es un alma libre, como diría nuestra madre - todos los present
Las Bahamas…Dentro de la suite 303, en estos momentos están dos personas que nunca pensaron en hallarse; sin embargo, terminaron encontrándose en medio de una noche que repentinamente cambió su clima y ahora pareciera que a fuera se estuviese terminando el mundo. ¿Será por su unión? Eso no lo saben ni les importa, porque lo único que se escucha son los gemidos de una joven mujer que por primera vez experimenta lo que se siente cuando un hombre sumerge su rostro entre sus piernas. —¡Oh, por Dios! - jadea ella.Nunca tuvo tiempo de explorar esa parte de la sexualidad, claro que se ha tocado. Pero no puede ser visto de manera igual, autoestimularte a que otra persona con mucha más experiencia lo haga por ti. No quisiera que él se apartara de su zona V nunca, no obstante, es lo que le toca hacer cuando ella se corre y libera la prueba de su excitación. —¡Deliciosa! - exclama él, cuando toma la última gota derramada por ella. El cuerpo de Ann comienza a tener espasmo cuando experimenta
Orlando, Florida. Dos meses después… Es otra mañana cualquiera en el reino del Atenas Palace, aunque el ambiente ya no es igual. La joven que se levantaba muy entusiasmada por entrar a su trabajo para cumplir con su deber ha desaparecido. Claro que sigue trabajando como siempre lo ha hecho, no obstante, la emoción con lo que lo hacía se ha ido apagando. ¿Creen que se deba a la falta de tacto que considera Ann, que tuvo Andreus la noche que se entregó en los brazos de un extraño caballero? Ella no ha vuelto a ver al incorregible después de ese día. Despertó y a su lado no vio el escultural cuerpo del hombre que la hizo suya durante toda una noche. También su jefe se fue por una temporada a Grecia, al parecer allá tuvo problemas que resolver. Sin embargo, él no le debe una explicación, al menos es lo que piensa la dulce joven. Ann se encuentra junto a Maya en la cafetería, desayunando con el ánimo por los suelos. El sándwich de jamón y queso que pidió aún sigue intacto en su plato,
Atenas, Grecia… —No lo entiendo, esto es algo nuevo para asimilar. Comenta Andreus, mientras da vueltas por la oficina, escéptico ante la confección de su hermano. Nunca en la historia de los gemelos Constantino han tenido que discutir sobre un tema tan insólito como que uno de ellos se acostara con la mujer que le interesaba al otro. Ambos son de gustos exquisitos cuando se trata de femeninas; aun así, es la primera vez que pasa dicho error. Demitrius se levanta de su asiento y hace lo que pocas veces ha hecho en medio de una jornada laborar: servir dos tragos. Él vierte un líquido ámbar en dos vasos con hielo y le pasa uno al incorregible. —Tampoco sé qué decir. Había tomado un medicamento para dormir tranquilo y creo que me hizo perder mi capacidad de análisis.Continúa confesando Demitrius. Andreus toma un sorbo de su trago, se sienta en la silla frente a la de su gemelo y le dice:—Bueno, eso es totalmente nuevo, necesito información sobre esas pastillas - comenta con curiosid
Antenas, Grecia… Atenas es, sin duda, una de las ciudades más hechizante del mundo. Aguarda historias impresionantes sobre antiguas civilizaciones que todo ser humano, ahora puede sentarse para deleitarse con dichos relatos. Dioses traicionados, lucha de poder entre familias, amores prohibidos y mucho más que contar. Es difícil creer que en estos tiempos se pueda ver una historia parecida al desamor, así como la desilusión de un hombre que conoció por primera vez la definición de la humillación. Demitrius observa el vaso que sostiene en su mano, mientras se pregunta si en realidad tomar otro trago de whisky le dará la claridad que necesita para enfrentar el único error que ha cometido en su vida. Tantos reclamos llegan a su mente, como: debió parar, debió decir no, debió analizar lo que hacía y darse cuenta de que no era de un hombre sensato acostarse con una joven que tienen todo un futuro por delante. Ahora siente la vergüenza al saber que ni siquiera fue porque ella aguardaba un
Orlando, Florida…“Está usted embarazada”.Esas palabras aún retumban en sus oídos. Llevaba la noche entera esperando que todo sea un espejismo de su imaginación, una realidad alterna a la verdadera; sin embargo, resultó más cierto que saber que el agua moja. Ahora, ¿qué puede hacer? ¿Se atreverá a llamar a Andreus para contar las nuevas noticias? Son muchos los pensamientos que llegan a ella, mientras se encuentra en la parte trasera de un auto, mirando a través de la ventanilla, cómo la ciudad de Orlando continúa su ritmo habitual, a pesar de que Ann siente que el mundo se le vino encima. No tiene a sus padres con ella, los perdió hace tres años. Sus familiares más cercanos viven en otro país. Prácticamente, está sola en un lugar tan grande como es donde vive. Sí, tiene dos amigos, pero ellos tienen bastante con sus cosas como para detener su vida para ayudarla.—Si te tengo, bebe, ¿cómo nos haremos tú y yo solos? - pregunta en voz baja.—¿Está bien, señorita? - cuestiona el taxist