Capítulo 173
Aunque estaba claro que era una rabieta, Luciana lo miró con su misma serenidad de siempre. No podía entender del todo lo que le pasaba, pero sabía que era mejor calmarlo para no tener que aguantar sus arrebatos todo el día.

—Sin comer no vas a ningún lado, vas a enfermarte —le dijo ella con una sonrisa apacible—. Voy a ver qué hay en la cocina.

Fue hacia la cocina y regresó pronto con varias opciones.

—Hay atolito de maíz, un poco más de caldo de pollo y algunas verduras. ¿Quieres que te caliente algo?

Alejandro, aún recostado contra el cabecero, seguía con el ceño fruncido.

—Estoy harto de lo mismo —se quejó—. No quiero nada de eso.

¿Harto ya? ¿Después de solo dos comidas? Este hombre sí que era exigente.

—Entonces, ¿qué quieres? —le preguntó Luciana, con paciencia.

Alejandro le lanzó una mirada cargada de reproche.

—¿Y quieres que yo piense en eso? —la acusó, como si la responsabilidad fuera enteramente de ella.

Claro, debió habérselo imaginado. Luciana reflexionó un poco: todavía n
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