Capítulo58
Lucía con ternura rodeó el cuello de Mateo con sus brazos:

—Quiero que te quedes conmigo.

—No me iré a ninguna parte—dijo Mateo, acariciando su sonrojada mejilla. —Te has frotado tanto que tienes la piel roja. No te muevas mucho al dormir para no lastimarte, ¿entendido?

Lucía lo miró, comprendiendo finalmente por qué Camila se mostraba tan vulnerable ante él. El que llora, definitivamente consigue dulces. Con solo mostrarse un poco indefensa, Mateo se volvía muy tierno con ella.

—Está bien—respondió Lucía, soltándolo con gran resistencia.

Mateo la arropó y se sentó al borde de la cama:

—¿Tienes frío?

Lucía negó con la cabeza:

—No tengo frío.

—Tienes un poco de fiebre—dijo Mateo con preocupación. —Te pondré un paño húmedo para bajarla.

—Está bien, en verdad eres muy bueno—dijo Lucía, mirándolo con sinceridad.

Mateo sonrió y le pellizcó la nariz. Lucía no se apartó, solo lo miró con ternura, queriendo grabar su bondad en lo profundo de su corazón para siempre.

Pero Mateo advirtió:

—P
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