Capítulo 311
Ahí estaba. Se había dado cuenta de ese detalle, pero no lo mencionó. Y Camila, al pensar que Mateo le daría problemas a Lucía, se había marchado satisfecha.

—¿Por qué no lo mencionaste antes? —preguntó Mateo frunciendo el ceño.

Las palabras de Lucía también le habían hecho darse cuenta del problema.

Una sonrisa burlona cruzó los labios de Lucía: —Cuando ya has decidido algo, ¿cambiarías de opinión por unas cuantas palabras mías?

Dicho esto, Lucía se soltó bruscamente del agarre de Mateo y le dio la espalda.

Mateo no la siguió ni la llamó para detenerla, pero sus ojos negros permanecieron fijos en su espalda.

*

Apenas Mateo prendió un cigarrillo, recibió una llamada de Camila.

Activó el altavoz.

La voz ronca de Camila sonó desde el otro lado del auricular: —Mateo, no seas tan déspota con la señorita Díaz. Sé que fue mi culpa. En el futuro controlaré la frecuencia con la que te busco.

—Más te vale —estas frías palabras cayeron de la boca de Mateo, dejando a Camila atónita.

¿Acaso Mateo
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