Carolina miró a Mateo, que se encontraba pálido en la cama.Si se había fijado en esta chica, significaba que aún no olvidaba a Camila.Eso facilitaba aún más las cosas.—Como Mateo está solo, ¿puedo quedarme a cuidarlo? —propuso Karen, con su atención fija en él.—De ninguna manera —rechazó Carolina, no quería que se quedara—. Estás embarazada, debes cuidarte. Vendrás conmigo a la casa de los Rodríguez, Mateo tiene quien lo cuide. Tú solo preocúpate por ti misma.Karen deseaba quedarse para cuidar a Mateo. Con Lucía desaparecida, quizás podría estrechar los lazos que me unían a él.Pero ante las palabras de Carolina, no puedo insistir: —De acuerdo.Su mirada revelaba su desesperación.Cuando Mateo se recuperará y volviera a casa, podrían verse con mayor frecuencia.Karen se aferraba a esa esperanza.Carolina pensaba en Camila. Con Mateo herido y la relación con Lucía rota, era la oportunidad perfecta para que Camila se acercara.Para ella, Camila era la única nuera que reconocía. De
—Tengo que irme ya mismo al hospital —dijo Camila.—¿Y qué hago yo con la filmación? —protestó el director, que nunca había visto a alguien abandonar el set de esa manera para ir al hospital.—Director, Mateo está hospitalizado herido. Estoy preocupada, solo quiero ir a verlo —explicó Camila.Después de escuchar de que se trataba de Mateo, y sabiendo que Camila había llegado por su recomendación, el director tuvo que ceder un poco.—De acuerdo, ve de inmediato —aunque tuviera que parar un día, solo podía aguantarse su disgusto.Camila se alegró; era un alivio no perder el papel por abandonar el set. Sonrió: —Muchas gracias director, cuando terminemos la filmación, Mateo y yo lo invitaremos a cenar.Se marchó al instante.Los otros actores comenzaron a quejarse..—Director, no puede retrasar toda la producción por una sola persona. ¡Mi madre está enferma y no he ido a verla! ¿Por qué ella sí puede?El director miró a las personas que estaban descontentas con esta situación y respondió c
Mateo no debía jugar con su salud por más enojado que estuviera.Pero no escuchaba a Javier, solo podía pensar en la figura de Lucía que se alejaba.¿Desde cuándo era ella quien le daba la espalda?—Llama a Lucía —ordenó Mateo con frialdad.Javier dudó más tiempo, sin entender las verdaderas intenciones de Mateo.Le sorprendía ver el matrimonio en ese estado.Ahora entendía por qué se habían casado en secreto.Antes pensaba que Lucía era reservada y que el señor Rodríguez respetaba su deseo de privacidad.Resultó ser un matrimonio sin amor.Qué lástima.Antes creía que el señor Rodríguez quería a Lucía, pero ahora se daba cuenta que no era asi.—Sí, señor Rodríguez —sacó su teléfono.Javier llamó a Lucía.En ese preciso momento, Lucía acababa de llegar a casa con sus padres.Tomás había insistido en salir del hospital, y como el médico dijo que la fractura no era grave, le permitieron marcharse del hospital.Después del escándalo en el hospital, guardaban silencio, evitando el tema par
—Señorita Díaz dice que está en el vestidor del lado izquierdo interior, que los empleados pueden buscarlo —informó Javier a Mateo.—¿Y el abrigo? El color camello —insistió Mateo..—Ese abrigo está colgado en el armario —respondió Lucía.—Ya no quiero el suéter, quiero un traje. Busca la corbata azul —respondió Mateo.—Hay muchas corbatas azules, ¿cuál quieres? —preguntó Lucía asombrada.—La de rayas verticales.—Está en la casilla veintiocho del organizador de corbatas —precisó Lucía.Para evitar más preguntas, decidió explicarlo todo: —Señor Rodríguez, los trajes y camisas, excepto los que están en la tintorería, están en el armario. Los empleados pueden encontrarlos con facilidad. La ropa de invierno está organizada por categorías en el vestidor, es fácil de encontrar. Las corbatas están juntas, una por casilla, clasificadas por color. No debería haber errores...Para cada cosa que Mateo mencionaba, Lucía tenía una respuesta inmediata.Abrigos, suéteres, incluso el patrón de cada c
—De acuerdo, gracias por la ayuda—dijo Javier de manera cortés, mirando a Mateo, cuyo semblante se había suavizado un poco, lo que le hizo sentir alivio.Lucía planeaba cenar con sus padres.Esa cena ya no sería posible.Vio a Ana preparando su cama y se le acercó y respondió: —Mamá, tengo que salir, no podré cenar con ustedes.—¿Pasó algo? —preguntó Ana.—Nada, solo asuntos de trabajo.Ana se acercó a Lucía: —Si quieres cambiar de trabajo, cambiemos. Hay muchos trabajos interesantes.Pensaba en el bienestar de Lucía.Después del divorcio, seguir al lado de Mateo sería muy incómodo.—Entiendo, mamá.Lucía también lo había considerado. Después del divorcio, no podría seguir junto a Mateo.Era mejor cortar los lazos que los unían a tiempo.Regresó a la casa de los Rodríguez.Al llegar, los empleados aún la saludaban con mucho respetuoso como "señora".Como si nada hubiera cambiado.—¿No encuentran el suéter? —preguntó Lucía mientras se quitaba los zapatos.La empleada, confundida, respon
Cuando vio que Karen intentaba tocar la cama, aunque su matrimonio estuviera roto, era la cama donde ella dormía y no le gustaba que otros la tocaran. Antes de que Karen la tocara, Lucía le agarró la mano: —¿Sabes cuál es el suéter?Karen se detuvo, pensando que era simple: —Solo es un suéter, yo también puedo llevárselo.Lo que Lucía podía hacer, ella también lo podía ser.—Si quieres ocupar este lugar, primero debes ver si estás calificada —dijo Lucía con insistencia mirando la cama—. Mateo tiene muy claro lo que le gusta y lo que no. Por ejemplo, con un suéter, diferencia si hoy quiere usar el blanco o el negro. Si no le gusta... puede ser muy desagradable.—¡No intentes asustarme! —Karen no le creía. La última vez también la había advertido, solo para desanimarla—. Hace frío, Mateo quiere ropa abrigada, solo necesita mantenerse caliente, no es tan exigente.Abrió una vez el armario.La ropa estaba perfectamente ordenada.Todo a la vista. De inmediato tomó un suéter grueso y escogi
Al principio Lucía parecía distante, ajena a los conflictos y rara vez se enojaba.Incluso cuando Karen se sobrepasaba, ella se mantenía indiferente, sin decir palabra alguna.Esta actitud había sido muy atrevida con Karen, que, al ver a Lucía acorralada, se atrevía a ser como si nada hubiera pasado.Incluso creía que Lucía tenía menos posición que ella en los Rodríguez, lo que le daba la confianza para intentar humillarla.Pero cuando Lucía explotó y la golpeó, Karen quedó desconcertada.Con Mateo en la habitación, no podía pelear con Lucía. Debía mostrarse vulnerable, así que con ojos llorosos murmuró: —Yo... no...Lucía reconocía a la perfección esos shows que hacían para ganarse el favor de otros.Ya no quería contenerse, al final no tenía sentido alguno. Los demás confundían su paciencia con miedo y le causaban más disgustos: —Hace un momento no decías eso. Me acusabas de tenderte una trampa. Te das demasiada importancia. Mírate al espejo, ¿qué tienes tú que merezca que yo te tien
—Te lo traje —dijo Lucía, sacándolo de la bolsa—. ¿Es esto?Mateo, que estaba de mal humor, suavizó su expresión al ver que ella lo había recogido y no se lo había entregado a otra mujer. Sin embargo, no pudo evitar preguntar: —¿Por qué lo recogiste y aun así la dejaste venir?Lucía miró a Karen: —Pregúntale si fue ella quien insistió en venir a pesar de mis advertencias. Yo no cargo con esa responsabilidad.La mirada de Mateo se dirigió a Karen. Ella, que al principio quería aparentar vulnerabilidad para despertar su compasión, comprendió al instante que lo único que había hecho, era meter la pata. Con miedo respondió: —Yo... solo quería cuidarte, atenderte. Lo siento mucho, fue mi error. No entendí muy bien las cosas cuando lo hice. La próxima vez te escucharé, te lo prometo.—Largo —sentenció Mateo con frialdad.Era la primera vez que Karen recibía un trato tan distante de él, nada parecido a las charlas que solían tener en la villa. Tiempo atrás, él incluso había querido ayudarla p