Rápidamente negó, y movió su cabeza, Rebeca sonrió y no pudo soportar más la cara de Adriano se puso de pie y jalo Adriano.—¡Ven vamos a bailar! —dijo Rebeca sonriendo, Adriano no pudo negarse después de todo anhelaba tenerla cerca de el, no podía seguir negando lo que sentía por ella.Tanto así que no puede contener más y la sujeta de la cintura pegando más a él. Ella alzó su mirada y sonrió, para después enredar sus manos en el cabello de Adriano y pegar sus labios a los de Adriano el cual le correspondía al beso que Rebeca le brindaba.Sus labios jugaban sin cesar, sus manos subían y bajaban al igual que su pecho, solo que segundos después Rebeca se separó de él, en verdad su cabeza daba vueltas y sentía que se iba a caer.—¡Oye! Besas muy bien, ¿no se porque me desprecias tanto? —hablo Rebeca completamente inconsciente.Adriano intentó hablar solo que Rebeca llevó sus manos rápidamente a su boca al sentir que el vómito se iba hacer presente.—¿Te sientes bien? —pregunto Adriano s
Los dos cayeron cansados en verdad era el mejor sexo que los dos habían tenido, solo que Adriano sentía miles de cosas pasar por su cabeza, eran miles de preguntas. Muchos sentimientos de por medio.Rebeca se dejó caer sobre el pecho desnudo de Adriano, lo amaba y de eso no cabía la menor duda, se había entregado en cuerpo y alma a Adriano Di Santis. Estar al lado de él, hacía que su cuerpo y su corazón actuara diferente, eso que él provocaba en ella era algo que no se explicaba, pero que sin duda era lo mejor que le había pasado.Adriano bajo su mirada y vio como ella respiraba tranquilamente, eso hizo que su cabeza explotara de angustia y sin pensarlo se puso de pie.Rebeca, quien estaba envuelta en las sábanas, lo miró con curiosidad.—¿A dónde vas? —le pregunto alzando una ceja, al ver que él se colocaba sus pantalones.—Adriano movió su cabeza no sabía que decir, se sentía como un completo idiota.—Me voy, tu padre debe estar por llegar y no quiero tener otro problema más con él
William respiró profundo, después de todo, pues sabía muy bien cómo era el genio de Adriano.—¿Y bien?, ¿Te piensas quedar ahí parado, viéndote? —habló Adriano, William se sobresaltó.—Señor Connor, es que la reunión que había hoy en la tarde y que el señor Oliver debía ir directamente —dijo William tragando saliva.—Sí, sé muy bien cual es la dichosa reunión, ¿qué sucede? —habló Adriano mientras mira los documentos que sostenía en sus manos.—Lo que sucede es que el señor Davis llamó hace unos minutos para avisarle que no piensa ir —habló William.Adriano bajo los documentos, y arrugado uno de ellos, en verdad Oliver sabía la importancia de dicha reunión y por lo visto quería echar a perder todo, solo que Adriano siempre llevaba las de ganar.—¡Señor debe ir a la reunión!, Usted sabe que es muy importante —hablo William.—Está bien, alista el auto y salimos en cinco minutos. —William salió de la oficina de Adriano rápidamente.Mientras tanto Adriano maldice y jura a con hacerle pagar
Charlotte llevó rápidamente sus manos a la cabeza, era obvio que su padre estaba planeando rescatarla, " pero como no se le pasó por la mente" no tuvo de otra que correr pues al preguntar a uno de los hombres por su padre le dijo que su padre ya estaba en una de las camionetas.—¡Padre! —le gritó Charlotte, mientras respiraba profundamente para volver a tomar aire.Caruso, quien acababa de colocar el pie en el acelerador, frenó en seco al ver a su hija parada justo al frente de la enorme reja que comunicaba con la calle.La mandíbula de Caruso se tensó y su pulso empezó acelerarse, ¿Acaso era una broma? Él abrió la puerta y bajó aún con sus manos temblando, pues pensaba que su hija ya estaría totalmente golpeada o en el peor de los casos "muerta".—¡Hija!, peee… ¿Pero cómo fue que lograste escapar? —habló caruso tartamudeando.Charlotte sintió una opresión en su pecho, en verdad su padre estaba mal, pero lo mejor era tranquilizarlo, así que lo abrazo fuertemente.—Es algo que te conta
ItaliaCharlotte había escuchado el disparo en su habitación, pero prefiero no bajar, ya estaba acostumbrada a escuchar disparos de los hombres quienes ensayaban tiro al blanco, así que para ella era normal.Los ojos de Charlotte se centraron en la pantalla del celular, la cual vibraba, sus ojos se iluminaron por completo, y contesto de inmediato.—¡Hola bonita! —le habló Alex al otro lado de la línea.—¡Pensé que nunca ibas a llamar! —respondió Charlotte, mientras enredaba sus dedos en la sabana de su cama.—¡Quiero verte!, Sé que apenas unas horas que te tuve junto a mí, pero quiero tenerte de nuevo a mi lado —vocifero Alex, quien observa la foto de Charlotte, la misma que le había tomado hace unos días, la cual lo hacía suspirar de amor.—Yo también deseo verte, pero ahora mi padre se hará sospechoso, es mejor vernos mañana. —Charlotte sabía que su padre nunca aprobaría el amor entre ellos y la idea de no volver a ver a Alex le aterraba.—Te prometo que muy pronto estaremos juntos,
Caruso se gira y tira al piso todo lo que encuentra a su pasó, pues él no piensa dejar que su única hija, pueda la cabeza, cuando lo único que debe importarle es el negocio de la familia.—¿Y se puede saber quién es el maldito hombre que sale con mi hija en estás malditas fotos? —vociferó Caruso, mientras miraba con seriedad al hombre que temía lo peor.—¡No lo sé señor! Le juro que no sé de quién se trata —le respondió el hombre, pero con su cabeza en alto.—¡Entonces!, Si tú no sabes a quién diablos le pregunto —dijo mientras sacaba su arma y apuntaba a la cabeza de aquel hombre.—¡Señor!, Yo no sé, pero el hombre que me entregó las fotografías todavía se encuentra aqui, lo puedo traer y que él mismo nos diga quién es el hombre de las fotos —hablo el hombre, mié mientras sus manos y cuerpo temblaban.—¿Y que esperas, tarjeta de invitación?, Tráelo ahora mismo —gritó Caruso.El hombre salió rápidamente, sus pasos eran largos cargados de angustia, pero sobre todo de desesperación.Des
ItaliaLas manos de Charlotte empezaron a temblar al igual que sus piernas que se habían convertido en una gelatina.Adriano alzó su mirada, claramente a ella le sucedía algo.—¿A dónde vas?, ¿Qué sucede? —le preguntó Alex, mientras caminaba hacia ella, quien apenas podía guardar el celular en su bolsa.—Si, ahora no puede decirte nada, pero te prometo que más tarde hablaremos —respondió ella, mientras dejaba un beso en los labios de Alex Charlotte subió rápidamente a su camioneta, su mente estaba trabajando a mil por segundos, su padre se había enterado de todo, pero de algo si estaba segura, ella defendería su amor a la costa que fuera.Mientras tanto Caruso había pedido que nadie los molestará cuando llegase su hija, cómo también había pedido que nadie la dejara salir cuando ella llegara, no permitiría que ella fuese con él, primero la mataba.Charlotte estacionó su camioneta, sus ojos viajaron hacia los hombres que la rodearon y caminaron detrás de ella, claramente su padre estab
InglaterraLos días para Adriano iban mejorando con Rebeca, ahora él se había abierto más al amor, y no pensaba dejarla ir, ahora ella le pertenece y él a ella.Él estaba agotado, pues el día anterior había sido el aniversario de las empresas Connor y por tal motivo tuvo que atender a todos con una enorme sonrisa, solo que su concentración estuvo detrás de dos hermosas piernas, las cuales llamaban su atención cada vez que bailaban con el Pues en toda la noche Adriano se dedicó a bailar con Rebeca, y aunque Oliver le reventaba en el hígado, después de todo ella tendría que hacer lo que él le pidiera.Pero ahora Adriano se dirigía a la empresa, hoy tendrá varias juntas, y debía encargarse de ellas.Como ya era costumbre últimamente el caminaba por los pasillos de las empresas sin bajar la cabeza, era un n Dios, y así se sentía, un Dios al que todos debían adorar.Adriano subió a su oficina y pidió a Marian su secretaria que nadie lo molestará, pues debía hacer unas llamadas con urgenci