William llegó a la gran mansión, para encontrarse con Adriano sentado en medio de la sala con una enorme botella de whisky en sus manos. Adriano tenía la mirada perdida, definitivamente a pesar de que quisiera tener el control de todo, no todas las veces lo podía tener.—Señor, pensé que estaba usted en la oficina, me hubiera dicho que estaba aquí y hubiese llegado más antes —le habló William sacando de sus pensamientos a Adriano quien lo miró algo confuso.Adriano, solo tiene metida a Rebeca en su cabeza, era lo único que últimamente le atormentaba, y más porque ahora se le había convertido en un reto. Se despertaba y la tenía en su mente, se acostaba y no podía dormir por imaginarla a su lado, algo que no le había pasado nunca en su vida y eso ahora lo estaba atormentando completamente, porque era imposible que las cosas se le fueran a salir de control solo por ella.—Simplemente no tuve ganas de verle la cara de ogro de Oliver, hoy no tuve ganas de discutir, quise tomarme un respir
InglaterraQuiso hablar, pero sus labios fueron callados por los labios de Adriano, quien la tomó de la cintura y la pegó a él, para después apoderarse por completo de sus labios.Las manos de Adriano suben y se enredan en el cabello de Rebeca, dejando salir solo un suspiro ahogado.Rebeca que no entendía por qué Adriano actuaba de esa manera, solo se dejó llevar, llevando sus manos a la enorme espalda de Adriano.El amigo de Adriano empieza a reaccionar a medida que aumenta el beso entre los dos, Adriano la pega más a él, para que ella pueda sentir lo que está provocando en ese momento.Rebeca quien tan pronto siente todo lo que está ocasionando ese beso solo dejo salir un gemido involuntario, pues ella también había mojado por completo sus bragas.Adriano, bajó sus manos lentamente por los muslos de ella y fue directo hacia su zona íntima, en dónde Rebeca solo arqueo su espalda y echó su cabeza hacia atrás, la boca de Adriano viajó directamente al cuello de ella, para apoderarse por
ItaliaEn Italia Charlotte miraba hacia el techo mientras llevaba sus manos a los labios mientras recordaba el beso con Alex, y como no si ese beso le había revuelto absolutamente todo.En la planta baja Caruso recibía una de las peores noticias, pues a pesar del gran golpe que les había dado a los negocios de los Di Santis, ellos mismos se estaban encargando de quitarle absolutamente todo, parte de sus negocios se estaban viniendo abajo, y eso no lo podía soportar.—¿Cómo es posible que un par de ineptos no se den cuenta que el maldito de Di Santis iba averiguar todo y tomar represalias? —habló Caruso evidentemente molesto.—Señor, tratamos, pero nos fue imposible, el señor Di Santis se quedó con esa gran compra —habló el encargado de bodegas que queda al sur del país.—Está bien, yo miraré que hago, por ahora vete, necesito hablar con mi hija. —Claramente Caruso no tenía cabeza para nada.Sus negocios estaban cayendo paulatinamente y más después del golpe que él le dió a la familia
Charlotte dió unas cuantas órdenes a todos los hombres, conoce muy bien los negocios de su padre, entonces sabía muy bien qué hacer, por ahora Caruso estaría completamente tranquilo al ver que su hija estaba tomando el control de todo No crean que a mí me van hacer lo mismo que a mi papá, para los que no se lo imaginan yo tengo muchas más autoridad; Charlotte va dando unas largas zancadas, aunque sus pies intentan frenar ella no los deja. Sus manos tiemblan al abrir la bodega la cual muy pocas veces le ha interesado, ella estira su mano y la coloca sobre la manija de la puerta, cierra sus ojos justo antes de entrar, plasmando unas imágenes que la impulsan a continuar.—¿Señora de casualidad usted se encuentra bien? —dice un hombre robusto, quien con su aspecto físico intimida al que sea. —Acaso les he dado confianza, yo simplemente necesito que ustedes cumplan —ella termina de hablar y escucha las risas tan escandalosas de esos hombres, ganas de hacerlos silenciar no le faltan.—Se
ItaliaAlex se despidió de Charlotte y decidió bajar al lugar en donde Jack le había dicho, bajo rápidamente las escaleras y pudo ver a Jack su expresión en la cara no era muy buena, era obvio que algo le estaba carcomiendo el alma.Alex caminó suavemente hasta estar cerca de Jack en dónde puso la mano en su hombro, logrando llamar la atención de Jack.—Hijo me alegra que hayas venido, necesito hablar contigo. —Alex asintió, busco algo en donde sentarse y presto atención.—Alex me gustaría saber qué hacías en Italia, se muy bien que vives en Inglaterra, y todos tus negocios están en ese país, así como en gran parte de América, ¿Entonces que hacías en Italia? —preguntó Jack evidentemente preocupado.—No me extraña que averigüe de mi vida, pero en verdad vine a Inglaterra detrás de mi madre, o eso creo, ella desapareció hace ocho meses, de los cuales no he tenido ninguna razón de ella, lo último que supe fue que vino hacia Inglaterra, así que viene en busca de ella. La mandíbula de Jac
Era imposible no sentir los nervios en esos momentos, era la primera vez que Alex sentía tanta adrenalina.Alex corría por los arbustos junto con cuatro hombres, los únicos que estaban bien, sus manos sudaban, al igual que su frente.—¡Jefe! ¿qué vamos a hacer si hay demasiados hombres? —dijo uno de los hombres al ver que estaban cada vez más acorralados, pues aproximadamente eran 10 hombres, todos fuertemente armados.—Agáchate nosotros tenemos la ventaja, mientras nosotros los vemos, ellos no nos ven, así que ponte bien esos pantalones que para eso te pago.Alex ordenó a dos de sus hombres quedarse un poco atrás mientras él trataba de rodearlos.Los dos hombres se quedaron escondidos mientras Alex rodeaba el perímetro, tampoco iba a huir, los iba acorralar.Los dos hombres que se habían quedado atrás empezaron a disparar tan pronto los hombres iban llegando logrando tirar dos abajo, pero desafortunadamente le cayeron cinco hombres y los acorralaron, los dos se miran fijamente ya es
ItaliaPara mal suerte de Alex el hombre salió con un arma en sus manos y se disparó, Alex maldijo una y otra vez, ahora no sabía con exactitud a cuál mujer se refería ese hombre.Jack movía su silla de lodo a lado estaba totalmente desesperado por no saber que había pasado con su hijo. Su respiración volvió hacer la misma cuando vio entrar a Alex junto con Josué.—¡Alex! Estás bien. —Fueron las palabras de Jack moviéndose.Mientras tanto en casa de Caruso esperaba noticias de la emboscada que le habían hecho a Di Santis.—!Ya deja de dar vueltas que me vas a marear! —habló Santorino, el socio y amigo más entrañable de Caruso.—No puedo calmarme, al menos no hasta no saber que el maldito de Di Santis ya esta tres metros bajo tierra —vociferó Caruso.—Puedes estar tranquilo, mis hombres son muy eficientes y estoy seguro que la bomba que pusimos en su auto tuvo que haberlo destruido por completo —comentó Santorino, alegrandose de los hombres que tenía a su servicio.Pero la alegría de
Charlotte apuntó directo hacia los hombres que venían hacia ella, no era el tiempo para dejarse tomar y menos por el enemigo de su padre.El hombre con quien hacía negocios, salió corriendo junto con todos los comensales del restaurante, los dos hombres que estaban al lado de Charlotte alcanzaron a enviar un mensaje al hombre que había quedado en la camioneta, el cual llamó rápidamente por más de ellos.—¡Baja esa arma niña, te puedes lastimar! —habló Josué tratando de persuadir para que se entregará.—Creeme que no voy a salir lastimada, al contrario el que puede salir lastimado puede ser otro —hablo firmemente Charlotte.—¡Por favor Josué, padre!, !por favor! —habló Alex tratando de que su padre entrara en razón.Jack alzó su mirada, y negó. En está oportunidad no la iba a dejar escapar por nada en el mundo.—Lo siento hijo, pero está vez no puedo hacer absolutamente nada —respondió Jack.Alex sabía que no podía hacer nada, y menos delante de sus hombres, ellos podían sospechar algo