Capítulo 646
A primera hora, Ricardo pasó por Luciana. Al subir ella al auto, él notó que su rostro lucía cansado, con una expresión sombría.

—¿Te sientes mal? ¿Te pasó algo?

—Nada —contestó Luciana, volviendo en sí—. Solo que últimamente duermo fatal.

—Ah, claro —respondió Ricardo, sonriendo con naturalidad—. Cuando una mujer está en las últimas etapas del embarazo, es muy difícil conciliar el sueño. Estás incómoda con la barriga grande, y encima hay que levantarse cada rato al baño… Tu madre, cuando te esperaba a ti… —Se interrumpió de golpe.

Fue evidente que ambos comprendieron que no era momento para mencionar a la madre de Luciana; Ricardo ni siquiera se consideraba con derecho a evocarla en voz alta.

Luciana tampoco tenía deseos de hablar, así que cerró los ojos y recargó la cabeza en el respaldo del asiento. Solo cuando el auto se detuvo, volvió a abrirlos.

—¿Ya llegamos?

Bajó y vio frente a ella un edificio de oficinas, mirándolo con desconcierto.

—¿Para qué vinimos aquí?

—Entra y verás —re
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