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CAPITULO 2

                                                                          CAPITULO 2

Llegando a casa, Cecil no se dio cuenta que venía más sonriente y distraída de lo normal, le causo mucha gracia conocer a Alejandro y no podía ocultarlo.

En muchos años hay, era la primera vez ahora grande, que hablaba con alguien nuevo, las personas de servicio de la casa y algunos conocidos de su familia, esos ya eran normal para ella.

Justo cuando entraba por la puerta trasera que da con la cocina de la gran casa Patel, se encontró con su madre.

-wow, wow, wow, señorita Patel, para donde va tan de prisa sin fijarse si hay alguien más al entrar?

-puedes lastimarte o tropezar a alguien más Cecil, que te he dicho de correr, no es seguro para ti.

Y si, la señora Susan Patel, cuidaba a su hija o se puede decir que la sobre protegía, pero Cecil odiaba ser tratada como alguien frágil, lograr su “liberación “a medida que crecía no fue una batalla sencilla para ella, aún estaba tratando de llegar a acuerdos con sus padres, más que todo con su madre, sobre actividades que a ella le gustaba realizar, pero que, para su madre, por la condición de Cecil, no eran seguras, a su parecer claro está.

Cecil solo estaba impedida de su visión, pero del resto, sus sentidos y su alma misma, estaban más vivos que los de cualquier otro.

-Lo siento mama, dice una Cecil más calmada y de cabeza gacha, para luego abrazar a su mama.

-Está bien Cecil, dice una Susan resignada, acariciando la negra cabellera de Cecil, para luego mandarla a lavarse las manos y prepararse para comer.

Estando todos a la mesa, llega Rebecca, la hermana mayor de Cecil y la consentida de Susan.

-Buenas

- hay alguien en casa?

Susan, al escuchar la voz de su preciada hija, corrió a recibirla.

-mi preciada Becca, mi hija adorada, estas aquí con mama, la abrazo fuertemente.

-pasa, estamos todos en el comedor, comiste, tienes hambre?

Estoy bien mama, solo quiero descansar un poco.

-hola Cecil, hola papa.

Se acerco y saludo a cada uno.

¿El ambiente se colocó un poco incomodo, la razón? Rebecca, si bien sabido es la hermana mayor de Cecil y también su mayor hater, hipócrita y aprovechada.

Era la favorita de Susan, no se sabe si es por ser su hija mayor o por la discapacidad visual de Cecil.

En todo caso, Cecil era feliz o eso trataba de convencerse ella misma.

Cuando estaban por terminar de comer, sono el timbre de la casa.

-¿Quién será esta vez?

La servidumbre atendió y era una invitación.

-quien envia invitaciones de este tipo en estos tiempos? Se preguntaron todos extrañados.

Era nada mas y nada menos que una invitación de los nuevos vecinos, dueños de los predios más cercanos, los cuales no eran realmente nuevos vecinos.

Hace muchos años que los Mercier no venían a este lugar, por eso se siente como si fueran nuevos en el sector, por eso, querían hacer un almuerzo este domingo, para reencontrarse con sus viejas amistades ya que estarán viviendo en el mismo pueblo.

A Cecil le emociono la idea, ya que podría ir a un lugar diferente esta vez.

No era común que Cecil estuviera fuera de su casa a menos que fuera el hospital del pueblo, la iglesia o el lago, al cual siempre se escapaba sin que nadie lo notara.

Wow! Los Mercier, Susan, nos han invitado formalmente este domingo a un almuerzo en su predio, ¡ja! El viejo bastardo de Bastián, no ha sido fácil para él desde que enviudo.

-papa puedo ir también? – pregunto Cecil-

Unmm tu madre tiene la ultima palabra mi pequeña niña y lo sabes

¿Mama? ¿Qué dices?

-unmmm no lo se Cecil, sabes que da mucho miedo que estes en un lugar que no conoces y que algo pueda pasarte, aparte de que odio el murmurar de la gente y lo sabes.

-pero mama, solo será un almuerzo, hace mucho no salimos a un lugar que no sea la iglesia o el hospital, no veo nada de malo en ir yo también.

-lo pensare, esta bien? Pero aun asi no te emociones mucho.

Cecil guardaba ha esperanza de que su madre le diera luz verde para ir, asi que ya estaba pensando en que colocarse para ese almuerzo, total ya era viernes por la tarde, no faltaba mucho para el domingo y la sola idea le hacía mucha ilusión.

Ya era hora de dormir y Cecil se encontraba lista, acostada en su cama, escuchando sus audiolibros que tanto le gustaban, por que si a ver, ella no se limitaba y en estos tiempos mucho menos, siempre tenia alternativas para lo que le gustaba, como leer y escribir.

Cecil escribía poesía por voz en su laptop o en su celular, escuchaba los audiolibros que tenia en su celular antes de dormir.

He aquí el por que Cecil sabia de todo un poco, era una muchachita esponja, amaba absorber conocimiento, nunca se quedaba quieta y eso le desesperaba a su madre, pero ella siempre habida de conocimiento y su padre era su mayor cómplice.

Asi era que Cecil encontraba y creaba su propia felicidad.

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