La historia de Paolo Ferrari y Roxy Herrero. Sinopsis Paolo Ferrari conoció a Roxy cuando tan solo eran unos niños, y desde ese momento supo que su corazón se aceleraba cuando estaba junto a ella, aunque nunca se lo hizo saber; por circunstancias del destino la familia de la joven cambió de ciudad y sus caminos se separaron. Doce años después por un par de maletas equivocadas, sus destinos se vuelven a cruzar y él está dispuesto a decirle todo eso que no dijo en el pasado, pero hay un problema, ella ya no lo recuerda. Roxy Herrero, perdió la memoria en un accidente, cuando tenía quince años y no recuerda nada de su pasado, por eso cuando ve a ese hombre frente a ella diciéndole que fueron muy cercanos en la infancia, lo ve como si estuviera loco, pero el hombre es tan insistente que se ha convertido en su sombra y no sabe cómo echarlo, aunque tampoco está segura de querer hacerlo. Capítulo 1 ¡Esa maleta es mía! Roxy suspiró mientras subía al avión, estuvo a punto de perderlo, De
Roxy comió de manera animada, disfrutó cada plato típico español que le sirvieron, realmente pidió más de lo que era capaz de comer, pero es que quería encontrar esos recuerdos que había perdido. Cerró los ojos con cada bocado, tratando de ver si a través de los sabores podía conectar con sus recuerdos, y aunque lo disfrutó no recordó nada. Resignada llamó al mesonero.—Podría por favor darme la cuenta —pidió con amabilidad.—Por supuesto señorita —respondió el hombre y en menos de cinco minutos tenía la cuenta.Pagó y luego se levantó con mejor ánimo, tomó su maleta, sin siquiera darse cuenta de que había otra igual y caminó fuera del restaurante, caminó con celeridad por los pasillos del aeropuerto, cuando estuvo en el exterior, sacó la mano para subirse en el taxi.Justo en ese momento vio a un hombre gritando y corriendo como si quisiera tomar el taxi que había detenido, y como ella corría más rápido, sin pérdida de tiempo, subió la maleta y se sentó con prisa, cerró la puerta de
Paolo no podía creer que esa mujer se hubiera llevado su maleta. A pesar de que la había perseguido, no pudo alcanzarla porque se había subido a un taxi, por más que la llamó esta lo ignoró, solo fijó su mirada ante de subirse al auto y perderse, como si le fue a quitar.—¡Mujer tonta! ¿Y ahora qué carajos voy a hacer? —dijo en voz alta por completo indignado— ¿Cómo es posible que exista gente tan distraída? No se dan cuenta de nada, parece que andan en el espacio —resopló con impaciencia.Volvió sobre sus pasos a las instalaciones del aeropuerto, se sentó, mientras se pasaba las manos por la cabeza, en un gesto de impaciencia. Lamentándose porque había perdido sus cosas, su ropa.Se quedó viendo la maleta, con ganas de querer abrirla.—No creo que sea buena idea, eso no está bien —expresó en voz alta sin dejar de observar la valija.Quizás estaba enloquecido o era un efecto mental, pero sentía que la maleta lo llamaba, sin poder contener más su curiosidad, respiró y decidió abrirla.—
Paolo se quedó perplejo por lo que acababa de suceder, en un principio quiso salir corriendo detrás de ella, pero se contuvo, quizás debería darle espacio, a lo mejor se sintió abrumada y más cuando ella en ese momento, no tenía idea de quién era él, solo un extraño a quien creía estar viendo por primera vez.Decidió que llamaría a Iker para pedirle su número, justo en ese momento, como si hubieran estado sincronizados, repicó su celular y era su hermano.“Hola, ¿Ya llegaste a Madrid?” interrogó Iker al otro lado de la línea.—Sí, ya estoy aquí, pero creo que tienes muchas cosas que explicarme, por ejemplo, tantas veces que te pregunté por tu hermana y me decías que estaba bien, sin embargo, nunca me dijiste que había tenido un accidente donde había perdido la memoria —cuestionó—, ¿Acaso no confías en mí? Un suspiro se escuchó al otro lado de la línea.“Solo la estoy protegiendo”, fue la simple respuesta de Iker.—¿Crees que le haré daño? Soy incapaz de hacérselo —dijo molesto.“Tú y
—¡Es un imbécil! Una y mil veces ¿Qué se cree la última bebida del desierto? —expresó mientras se alejaba de allí con el corazón destrozado.Tiró la puerta que la separaba de quien creía era el amor de su vida… de nada le servía como se vistiera porque simplemente él la ignoraba, se fue corriendo a su habitación y se lanzó en la cama a llorar de manera desconsolada.No se dio cuenta de que sus hermanos pequeños la habían seguido, eran muy protectores con ella, era la única hembra y comenzaron a ver cómo lloraba amargamente, mientras no dejaba de balbucear.—¿Qué tengo de malo yo? ¿Tan fea soy que no merezco ni siquiera una palabra dulce? ¡Eres horrible Marieh! ¡Te odio! —exclamó molesta con Iker, consigo misma. Iván Andre, en compañía de Baltasar, se acercaron, mientras el mayor de doce años acariciaba con suavidad sus cabellos, el menor, de casi once, le enjuagaba las lágrimas.—No llores hermanita, eres la niña más hermosa que hay en el mundo… y ese tonto de Iker está ciego… ni siq
—No quise decir nada —respondió intentando disimular, pero era demasiado tarde, ella lo había escuchado perfectamente.—¿Qué quieres decir? ¿No soy hija de mi papá? —preguntó ella e Iker se sintió miserable al ver la expresión de dolor en el rostro de la chica.Ella se acercó y aunque era frágil y el fuerte puso sus manos en los brazos y lo sacudió, aunque no fue mucho lo que pudo moverlo.—Termina de hablar de una maldit4 vez ¿No soy hija de mi papá? —inquirió de nuevo.Sintiéndose tan dolida que sentía su pecho arder, como si en cualquier momento se fuera a caer en el piso sin aire, porque aunque sus padres la amaban, su madre era demasiado pegada con ella y todo el mundo le decía que era su réplica exacta, por eso lo primero que pensó es que fuera hija de Sara, pero no de Iván, porque él era más inseparable con sus hermanos.Iker deseó regresar el tiempo para no haber abierto su boca, verla de esa manera lo angustiaba, no quería hacerle daño, no pensó que lo escucharía, creyó haber
Roxy salió corriendo de la habitación principal sin dejar de sonreír, no supo que grillito malo la instó a quitarle la toalla, desde ese momento no podía dejar de pensar en él, de ese cuerpo que parecía esculpido a mano por los mismismos dioses.—¡Ay Dios! Ya Roxy, ¿No que no te gustaba? Y qué él iba muy rápido ¿Ahora quien va rápido? —se reprendió.Se terminó de quitar la ropa, entró al baño y nada le pudo quitar la sonrisa de sus labios, ahora se sentía un poco avergonzada de cómo había visto después de quitarle la toalla.—Ay Roxy… matas al tigre y le tienes miedo a su piel.Se bañó con lentitud, ni siquiera se dio cuenta cuando empezó a enjabonar su cuerpo y de pronto comenzó a acariciarse la piel con la pastilla de jabón, pasándosela por cada resquicio de su cuerpo, mientras tanto cerraba los ojos e imaginaba que eran las manos de Paolo que la recorrían, sintió que su cuerpo ardía en cada parte que él había tocado, suspiró profundo, su corazón palpitó con fiereza en su pecho, ten
Tres días despuésMarieh a pesar de haber decidido olvidar a Iker, pasó los últimos tres días llorando, ni siquiera quiso comer, sus hermanos iban a invitarla a jugar y hacerle compañía, pero ella no tenía ánimos, nada la movía.—Si no te levantas, le diré a mamá qué estás triste por Iker, ya está por llegar y si te ve así, terminará muy mortificada —expresó Ian.Ella negó con la cabeza.—No, no puedes decirle nada. Ella ha venido y le he dicho que tengo gripe, no ha dejado de traer té y medicina para que mejore, pero ya me levanto, porque si viene y me encuentra aquí, es verdad que se va a preocupar.La chica se levantó, mientras se duchaba no dejó de pensar en lo que iba a hacer, quería poner distancia entre Iker y ella, mientras estuviera allí teniendo de vecinos a sus padres y viéndolo cada vez que visitara, no lo iba a poder olvidar, le dolía mucho la cabeza, pero necesitaba reponerse de una vez por todas, no iba a andar llorando como una tonta, ella debía ser como su madre, una