CAPÍTULO 14

Cuanto más nos alejábamos de la casa de Harold, más fácil me resultaba respirar. Era como si hubiera tenido un peso sobre el pecho durante la última semana que me iba asfixiando poco a poco.

Había estado demasiado cerca de empujar a Harold al límite. Fue estúpido y temerario, pero estaba harta de que intentara aplastar aún más mi ánimo. Quería ver cómo su mundo se quemaba con todas mis fuerzas. Había estado a punto de castigarme con los puños, o con su polla, y solo podía agradecer a mi buena suerte que Caden hubiera intervenido. Después de todo lo que me había contado sobre su padre, y al ver las cicatrices físicas que le habían quedado grabadas en la espalda, debía de haber sido difícil enfrentarse a él. No había querido decir lo que había dicho. A pesar de nuestras diferencias, Caden no era el tipo de hombre que golpea a su esposa. Había visto la forma en que cuidaba a Katie, y aunque yo no era de la familia en ningún sentido que importara, no abusaría de mí. Era capaz de ejercer l
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