ArmandoPasan dos meses lentos y tortuosos para mi, Alexa no me da oportunidad alguna, dije que iba a esperar el tiempo necesario, pero todo tiene un límite, ¡Es decir! Ella ya me ha demostrado que no le intereso en lo absoluto.Allan, ha seguido enamorándola y a él no le hace el fuchi como a mí, es como si me odiara de repente, de un momento a otro, parece aborrecerme con todas las fuerzas de su corazón.Creo que soy masoquista, pienso que jamás dejare de sentir amor por ella, es tan necia pienso arreglándome la corbata roja frente al espejo, ¡Se compro un auto! Para no compartir el convertible conmigo.Tuve que dejar de usar mi perfume favorito porque a ella ahora le da asco, pero a su vez me da lástima, este mes ha bajado de peso, está enferma y no quiere ir al médico, si hoy la veo vomitando, ¡la llevo así sea a la fuerza!Desayunamos juntos mi abuelo ella y yo, mi abuelo, a pesar de la edad está iniciando algo con una de nuestras clientes, tengo años viéndole solo, está feliz, y
Armando y yo nos vemos a la cara aterrados, es decir podemos manejar negocios millonarios, pero un niño, un niños son cosas mayores. Subimos al auto y allí comienzo a golpearlo con la cartera —¡Todo es tu culpa!. —Chillo, con ganas de lastimarlo, obvio participe haciendo el bebe, pero en este momento no tengo ganas de admitirlo. —Y asumiré mi responsabilidad. — Dice el quitándome la cartera y lanzándola Al asiento trasero —¡No tienes que hacerlo, no confió en ti!. — Grito, el boquea con ganas de gritarme, pero se contiene. — ¿A dónde vas?— Le pregunto al ver que no tomo la dirección hacia la empresa —A una farmacia. — —No necesito que me compres nada. — Me quejo. —Eso no lo decides tú. — —No quiero nada que provenga de ti. — Le señalo. —No te comprare nada a ti, lo hare a mi hijo. — Me responde entre dientes. —Hubiese preferido estar enferma que tener un hijo contigo. — Le digo. —La decisión de tenerlo es tuya. — Me dice apretando el volante hasta que los nudillos se le pu
Armando Fernández Apenas entro a la empresa a las nueve de la mañana, Alejandra me avisa que debo llamar a José Luis. Tengo dolor de cabeza y estoy resfriado por caminar bajo la lluvia Lo llamo de inmediato —Hola, ¿Qué necesitas?— Le pregunto. —Te he estado llamando toda la mañana ¿Dónde estabas?— Cuestiona agitado. —He estado ocupado. — Respondo sin revelar que acabo de salir de una cirugía que resulto ser muy indolora, la única recomendación del doctor es que debo abstenerme de sexo por dos semanas — Necesito que tu o Alexa vengan a cerrar un trato para la construcción de un clínica privada, es un cliente importante, con el cual podemos tener futuras colaboraciones. —Bien, ¿Cuándo debo estar allá?— Cuestiono tomando asiento en mi escritorio, con una increíble vista de la ciudad de Milán al frente, la cual en este momento no puedo disfrutar en lo absoluto. —¡Mañana es tarde! Vente lo más pronto posible. — Me i***a. —Cuenta conmigo allí estaré esta misma noche. — Respondo N
Armando FernándezApenas abordo el avión, nos atiende una azafata con la cual me enrede alguna vez.—Buenas tardes señor Fernández, es un placer atenderlo. — Se presenta la azafata con una sonrisa ignorando a Alejandra, todos saben que ella no es la señora Fernández, si no una de mis asistentes además algunos saben que fue mi amante.—Deberías, respetar el señor es un hombre casado. — Le reprende Alejandra y la otra mujer solo se ríe.—Me traes un whisky. — Le ordeno como siempre, sin un por favor. Para marcar distancia.—Enseguida señor. — Dice moviéndose con gracia a buscar lo que le pido.—Es de lo último, no entiendo porque continúa trabajando para usted. — Se queja Alejandra cruzándose de brazos luego de haberse colocado el cinturón de seguridad—Si botara cada mujer que se enrollo conmigo en algún momento no tendría ni secretaria. — Le respondo y ella se pone roja como su hermoso cabello.—Lo nuestro es diferente. — Responde.— ¿En qué sentido?—Le pregunto.—Nos conocemos, a la
Armando Fernández Una semana después firmamos contrato con María, para la construcción de una clínica en Estados Unidos, promete visitarme en Milán, pero yo lo dudo. Paso muchas horas en el diseño en conjunto con José Luis, la verdad mi situación personal afecta mi desempeño laboral. Alejandra siempre está dispuesta a todo por mí, al finalizar la semana, voy con José Luis al almorzar en un centro comercial. cuando observo al frente del restaurante se encuentra una tienda de artículos y ropa para bebes, como en silencio y cada momento mi mirada se desvía hacia allá… Si pienso en ella todo el tiempo, no puedo pagar toda la vida por mis errores, desde que estamos juntos nunca he estado con otra mujer… El sexo si me hace falta, sueño todos los días con ella, sobre todo con esa última vez que me dejo colgado, ¡es una malvada!. Llevo una semana prácticamente libre, me levanto a las ocho de la mañana hoy es sábado… —Buenos días, señor.— Me saluda Katia en el comedor, mientras sirve
—Solo te interesa el dinero. — Me acusa. —Y la estabilidad de mi hijo, no quiero que por nuestras malas decisiones el sufra las consecuencias. — Le recalco, para que nos comportemos de la forma más civilizada posible. —Por Dios, ¡creí que yo te importaba!. — Exclama indignada, tiene los ojos brillantes. —Siempre vas a ser importante en mi vida, eres la madre de mi único hijo. — Digo tocando sin permiso su vientre plano, una corriente eléctrica me atraviesa, está más hermosa que nunca. — ¿No vas a luchar por nosotros?— Me pregunta, creí que me gritaría, me golpearía, ella es tan volátil últimamente. —¿Tiene algún caso?— Pregunto, ella se queda callada sin responder —Lo mismo pensé. — Digo asumiendo que llegaríamos a la misma conclusión. — ¿Y el bebe?— Pregunta ella. —Haremos lo mejor por él, es mejor estar separados a estar juntos y que nos vea discutir todo el tiempo, por tonterías, debemos procurar un buen ambiente para que él crezca feliz. — Le digo seguro, que esta es la me
Armando Ella estaba de espaldas, da media vuelta y me abraza tímidamente, sigo sin moverme, pero mi piel se eriza, ella me mira y yo evito el contacto con sus ojos, puede ser peligroso para mí. — ¿Me odias?— Lloriquea. —No podría. — Respondo, sin decirle que la amo y creo que nunca dejare de amarla. Ella lloriquea, sin decir una palabra más, se que tiene miedo tanto como yo. La abrazo con ternura y le digo—Nena no llores mas todo va a salir bien, lo haremos bien.— Susurro tratando de calmarla lo hace lentamente, hasta que se duerme entre mis brazos. La verdad no pensé tenerla nuevamente entre mis brazos, se siente tan bien que yo también me duermo, sería feliz si pudiera estar a su lado de esta forma, hasta que muera. Despierto de madrugada abrazado a Alexa, nunca pensé en algún momento estar nuevamente así...Sé que es algo temporal pero no deja de remover cosas dentro de mí. Me levanto con cuidado de no despertarla, para ir por algo de comer, la comida de la clínica es un asco
Armando Fernandez Lo que nunca nadie dice del amor es que es algo muy difícil de mantener, es decir, lo peor es que tampoco eliges a quien amar, si no todo fuese más fácil… Llevo dos semanas, cuidando a Alexa, solo voy a la empresa cuando se requiere cuando es ineludible, mi abuelo, manejo solo durante cuarenta años la empresa, por lo que unos meses más que lo haga no lo afecta en nada, además puede hacerlo con los ojos cerrados… Alexa ha comenzado a caminar poco a poco por su cuenta sin exagerar, el problema ocurre en momentos como ahora que me estoy bañando y entra completamente desnuda ¡que se quiere bañar conmigo! — ¿Por qué me torturas de esa manera?— Le pregunto, recorriendo todo su cuerpo con la mirada — ¿No quieres que me bañe contigo?— Pregunta haciendo un mohín con la boca. Sus senos están más llenos y tiene una pequeña panza, pero eso no merma en ningún momento mis ganas de ella El problema es que el doctor nos tiene prohibido el sexo, durante un mes, y solo despué