Capítulo 47

Y mientras en Miami sucedía todo eso, un tranquilo Adams llegaba más temprano a su casa ese mismo viernes.

—¡Papiiii, mamiiii, papi está aquí! —gritó Adri, saltando sobre Adams, quien la atrapó para darle un beso.

—¿Cómo me llamaste, florecita? —la niña dudó ante la pregunta de su padre, pues si bien es cierto que él era su padre, desde que ella lo supo solo le decía Dam.

—Papi, ¿no te gusta? —preguntó algo tímida.

Adams la volvió a besar.

—Claro que me gusta, es más, hubiera querido que me llamaras así desde el primer día, pero me tocó esperar.

—Bueno papi, es que los niños de mi aula me molestaron cuando les dije que mi papá era campeón nacional de equitación. Se rieron y dijeron que era mentira, y yo me molesté más y les dije que Dam era campeón nacional del dos mil quince y se rieron más porque no te decía papá y mi apellido era otro.

—Y terminaron llamándome a mí, porque tu linda florecita fue suspendida por tres días por halarle los moños a otra niña —interrumpió Glenda poniéndo
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