Lucien, se encontraba en su mansión, la embarazada Milán, se había quedado dormida, el bebé le provocaba muchísimo sueño, el CEO estaba en el cuarto de su pequeño Lucien, el padre lo mecía en la gran mecedora para arrullarlo, ya era su hora de dormir, los verdes y grandes ojos del niño se fueron cerrando poco a poco

El joven y cansado empresario acostó a su ya dormido hijo en su fina cuna, salió de la habitación con sigilo como si fuera un ninja, más justo al cerrar la puerta su móvil se escuchó timbrar, Lucien leyó el remitente viendo que se trataba de su hermano Angelo

— ¿Qué pasa Angelo? acabo de dormir a mi bebé, ¿por qué me estás llamando a esta hora?

— Hermano, papá me pidió que te avisará que vengas a casa, iremos a dónde la familia Ferrer a negociar mi matrimonio con Rocío

— Angelo, esa familia no te va a aceptar ni en mil años, ya déjalo por la paz, olvidarás a esa chica y volverás a encontrar el amor tarde o temprano, ya es tarde y estoy muy cansado, solo quiero ir a la ca