Poco a poco las manos de Edmond, un tanto inquisitivas, acariciaban con mesura la extensión de sus piernas. Apegó sus labios al blanquecino cuello de la chica, embriagándose con el aroma tan singular que desprendía su cuerpo, esparciendo besos mientras trazaba un camino, dejando pequeñas marcas rojizas. Regresó a su labios, siendo recibido con la misma alevosía de hace unos minutos, Violette lo apegaba a su cuerpo, ejerciendo presión con sus piernas, situadas a los costados del pelinegro. La temperatura incrementaba, pronto su insistencia no sería apaciguada con tiernas caricias.La peli-negra contemplaba el pecho, notaba la demanda que Edmond ejercía. De un momento a otro, recordó lo que Katherine le dijo antes de partir. Lo que estaban haciendo no era lo adecuado para iniciar una relación, esta vez llevaría las cosas con calma.—Espera, Edmond-. — Aclamó en un gemido contenido. El hombre se detuvo, alejándose solo unos cuantos centímetros de su rostro.— No…veras, hace tiempo me prom
Los rayos del sol invadían la habitación, anunciando la llegada del nuevo día. El ruido de las ajetreadas rutinas escasamente era perceptible hasta el piso de Edmond, sin embargo, comunicaban el inicio de las labores.Estiró cada uno de sus músculos, lanzando un suspiro. Tomó asiento al borde de la cama, deduciendo que tal vez, Edmond debió haberla llevado ahí para descansar mejor. Escuchaba el ruido proveniente del baño, el hombre también se preparaba para asistir a la oficina, regresando a la cruda realidad. Inmediatamente, alcanzó su teléfono, contemplando el buzón de llamadas y mensajes, la mayoría provenían de Lena, percibiendo la desesperación en las palabras plasmadas. Rápidamente una llamada consiguió alertarla más de la cuenta; Greta, su jefa, preguntaba donde se encontraba, debía llevar a cabo una vital cirugía, ya que la directora del hospital se encontraba atendiendo un congreso de medicina en Nueva York, por lo tanto, la principal encargada de fungir trascendentales tarea
¿Y bien?— Cuestionó inquisitiva, inclinándose un poco hacia el hombre. ——Planeaba ir a desayunar y después dejarte en el trabajo. —Confesó Edmond. — No me atrevería a denominar lo que sucedió anoche como una cita así que ¿Qué dices si esta noche cenamos en Shambles?—Violette fue incapaz de ocultar la emoción que la invadía. Shambles podría catalogarse como un lugar significativo para ellos dos. Ahí acudieron al escabullirse en la fiesta de Bastian. Luego de doce años, el establecimiento parecía adecuado para festejar el inicio de su relación.—Por supuesto, me encantaría. — Atareada, sus labios rozaron la comisura de los de Edmond. Antes de alejarse, el hombre lo impidió, aferrándose a su cintura, mientras degustaba con parsimonia la boca de la peli-negra, marcando un compás lento hasta arrebatarles el aliento. Con una sonrisa bobalicona, se alejó. ——Pasare por ti a las ocho. — Violette asintió, no sin antes probar los labios de su amante una vez más. Descendió del automóvil, conte
Al igual que los eventos sociales, si existía algo que consternaba hasta la sien a la peli-negra era reunirse con su futura familia política. Era absurdo sentirse tan ansiosa puesto que conocía al clan Da Silva desde que era una niña.La noticia de su relación con Eugene no solo tomo por sorpresa a sus padres, sino también a toda la estirpe del castaño, quienes se oponían rotundamente a que el futuro heredero de las empresas se hiciera cargo de una pequeña con la cual no compartía ningún lazo sanguíneo. Lejos de prestarle atención a los comentarios mal intencionados, el Da Silva acepto con alegría a Katherine, intentando ser el padre sustituto de la niña.Claramente, los Dubois no podían estar más felices por tal unión, sobre todo Sasha, quien no dudaba en ocultar la alegría de que Violette por fin tomara una decisión asertiva en su vida. Violette creía firmemente que el fantasma del hombre debía desaparecer de su vida, y ciertamente, Eugene fue una enorme distracción para desviar sus
Indispuesta a tolerar los comentarios hirientes de Clarence hacia su hija, Violette se puso de pie, un rictus de tensión apareció en sus labios a medida que fruncía el ceño. Le dejaría en claro a Da Silva Clarence que tanto ella como Katherine valían la pena, no permitiría que fueran menospreciadas al nivel de expresarse de ellas como si fueran seres inferiores.—Lo lamento, Da Silva-. No puedo comprender al punto al que desea llegar. Creo que Katherine no debe ser juzgada por mis acciones. Respecto a mi persona, me considero un ser que ha hecho el bien por encima del mal, he sido una buena hija, amiga y madre, no creo que sea justo juzgar a las personas por sus actos. — Hablaba con parsimonia, demostrando los años de educación rigurosa que Sasha invirtió en ella, obligándola a sacrificar horas de juego para tomar clases de etiqueta.— Mis sentimientos hacia su sobrino son verdaderos, realmente quiero estar con Eugene.—Deseas que mi sobrino se haga cargo de la hija de otro hombre. — C
Aquella comida habia sido un completo desastre, finalmente, la madre y la hija decidieron regresar a casa a esperar que el Lemaitre les dijera sobre los resultados, despues de todo, Violette estaba muy segura de que ese hombre era el padre de su hija. Después de un largo día no había nada mejor que llegar a casa. Tanto Violette como Katherine estaban exhaustas de tanto drama. La última semana estuvo llena de sorpresas para las dos, el cansancio no era físico sino una especie de extenuación sentimental, había mucho por procesar y poco tiempo para hacerlo. Violette se tumbó sobre el sillón y minutos después, Katherine postro la cabeza en el regazo de su madre mientras ella se disponía a acariciar los sedosos mechones azabaches, disfrutando de la completa afonía. Violette no dejaba de pensar ni un segundo en todo lo acontecido. El ocultar a Edmond parecía una buena idea años atrás, creía que evitaría el drama por el que estaba atravesando. Obviamente a veces las ideas eran erradas y e
Dicho esto, Violette se dirige hacia su consultorio. Caminaba lentamente, buscando alguna receta innovadora para preparar aquella tarde, Katherine comenzaba a ponerse quisquillosa con la comida, así que lo último que deseaba escuchar ese día era una réplica de su hija. Absorta en sus pensamientos, arribo a la recepción principal, buscando la hoja de entrada y salida. —Buenos días, Marian-Antone, ¿alguna llamada para mí?— Preguntó sin mirarla, rastreando su nombre en la larga lista de trabajadores para confirmar la hora de salida. — —Buenos días, Dubois-Antone. Un hombre espera por usted en el consultorio. — Anuncio la chica, sonriendo de oreja a oreja al recordar el aspecto del galante caballero que demandaba la presencia de la peli-negra. — Debo decir que es bastante guapo, todo un adonis griego. Fue persistente a la hora de preguntar por usted, dijo que se trataba de un asunto de vida o muerte. — Marian aun sonreía, no todos los días se veía a un espécimen de tal porte en los pasi
Reunidos en el discreto aparento de la peli-negra, Edmond pasó el resto del día en compañía de las dos chicas de su vida. Ayudó a Katherine con sus deberes, prestando más atención a los problemas de algebra, enseñándole métodos sencillos y prácticos para resolverlo en cuestión de segundos. No le molestaba escuchar a la pelinegra parlotear todo el día sobre los últimos acontecimientos de hace tres semanas, siempre se mostraban interesado en conocer a su hija y formar parte de sus triunfos y derrotas, estaría ahí para festejar con ella o consolarla. Mientras Violette se disponía a preparar un banquete para la cena, él y Katherine hablaban de los planes a futuro de la niña. Tanto Edmond como Violette, desde pequeños se plantearon lo que deseaban ser cuando crecieran; La peli-negra siempre se sintió fascinada ante la idea de ayudar a sus semejantes sin recibir nada a cambio, optando por ofrecer su vida a la medicina; Edmond se encantó por la idea de convertirse en arquitecto al ver las o