—Katherine, no voy a cumplir tus caprichos. Entre tu padre y yo no existen sentimientos, no es el cuento de hadas que tu cabeza proyecta, la realidad es diferente a eso. — Las palabras fueron demasiado para la niña. La pelinegra secó las lágrimas, preparando su ataque. ——Si deseabas evitarte tantos problemas debiste comenzar por plantearte bien las cosas. Si yo pudiera elegir a mi madre, tu quedarías descartada a desde el inicio. — El desdén en su mirada aterró a la peli-negra, escucharla hablar de esa manera era increíblemente hiriente. Antes de permitirse derramar unas lágrimas, Violette dejaría en claro su lugar. ——Katherine, no le hables de esa manera a tu madre. — Espetó Edmond, alzando la voz. No permitiría que la niña le faltara al respeto a Violette. ——Nunca explicaste nada, siempre ocultaste todo con mentiras blancas. Tu desesperación adolescente te llevó a mí. Interferí con tus planes y no lo admites. Ni siquiera estas segura si de verdad me amas o tienes que hacerlo…——K
Ahí estaba las dos, charlando despreocupadamente sobre su vida amorosa.¿A que le temes?— Preguntó Violette. Karina pestañeo, tratando de comprender el cuestionamiento. — Has planteado que Thomas le tonto al compromiso, ahora pregunto, ¿a qué le temes tú?, el acudió a ti, claramente está interesado. ——No quiero arruinar las cosas.— Confesó, bebiendo un poco y sacando otro cigarrillo de la caja hasta aprisionarlo con sus labios.— Quiero que lo nuestro funcione, estoy pensando en el final cuando ni siquiera ha comenzado.——Karina…Piensa que has hecho todo lo que pudiste y que al final, nada será tu colpa, o a él le falta amor o sencillamente se rindió. Tu no mereces a alguien que se rinde sino a alguien que te de un para toda la vida. — La aludida sonrió sinceramente. No esperaba recibir esa clase de palabras, mucho menos de Violette. Al parecer las dos estaban atravesando por procesos similares, no del todo iguales pero parecidos. En ese pequeño mundo femenino existían las treguas, am
¿Y que más podría hacer?— Mascullo el hombre, despidiéndose con un leve gesto de la pelirroja mientras la miraba partir. Situó a la peli-negra en el asiento del copiloto, pasando el cinturón por su diminuto cuerpo, no sin antes asegurarse que no estuviera atravesando por una congestión alcohólica. Subió al automóvil y arrancó de inmediato, no podía abandonarla en su apartamento por ende, se adjudicó el derecho de decidir y llevarla hasta el suyo. —¿Hm? ¿Edmond-?— cuestionó adormilada, entreabriendo los ojos, tratando de habituarlos a la oscuridad del coche. — ¿A dónde vamos?— Agregó desinteresada, posando la vista en el camino. — ¿Por qué estoy contigo?—¿Esto es un interrogatorio?— La miró de reojo. — Karina me llamo y ahora mismo vamos a mi apartamento. — Edmond no parecía estar sugiriendo aquella opción, al contrario, estaba ordenando. Ella se quedaría en su pieza, ahí pasaría la noche, cuando estuviera recuperada podría regresar a casa. ——No es necesario, déjame en mi casa. — A
Los primeros rayos del sol entraron de lleno, impactándose contra su rostro con descaró, anunciando la llegada de un nuevo día. Estrujó los ojos con toda la fuerza posible, su cabeza estaba a punto de estallar, todo le daba vueltas y los síntomas eran similares o peores a los del embarazo. Odiaba con todo su ser la resaca, había bebido de más la noche anterior, contó con la compañía de Karina e inclusive, podría aventurarse a decir que generaron un vínculo.Habituó su mirada a la luz que se colaba por la ventana, vaya manera de despertar. Tomó asiento al borde de la cama, buscando entre los cajones una caja de pastillas que apaciguara el incesante dolor de cabeza. Bebió el agua de golpe, un vano intento por apaciguar la sed. Buscó su ropa, yacía tendida en el suelo. Depositó la camiseta de Edmond en el cesto de la ropa sucia, se desplazó hasta el baño donde aspiro a recomponer un poco su aspecto demacrado. En cuanto estuvo lista, abandonó la habitación, escuchando una amena conversaci
Con el paso de los años, Violette se aferraba a su filosofía respecto a las fiestas; No estaba hecha para la opulencia de estas. Desde pequeña, por el trabajo de sus padres y el mundo donde se movían, era arrastrada a formar parte de los convites más lujosos y extravagantes de la alta sociedad.De vez en cuando disfrutaba de las reuniones pero no estaba acostumbras a ellas.Su padre, con motivo del aniversario número veinte de la empresa, decidió que era justo y necesario celebrarlo a lo grande. Varios años de trabajo lo llevaron a obtener todo con lo que alguna vez soñó, todo gracias a Prymesis y asociados.Antoine no escatimo en gastos, al contrario, rentó todo el salón de un reconocido hotel para llevar a cabo el festejo. Estaba claro que toda la lista de socios estaría presente, incluyendo a sus familiares. Su padre tendría la oportunidad de forjar esas alianzas y su madre, de encontrarle un marido adinerado.Resopló agobiada. Yacía oculta en una de las esquinas del salón. No podí
Los dos continuaron hablando, adentrándose en temas personales. Llevaban conociéndose una década, no les parecía difícil generar confianza. Eugene habló con firmeza sobre sus sueños, deseaba convertirse en un empresario exitoso, así como su padre. Luego de subir el primer peldaño llegaría el momento de encontrar una mujer y formar una familia. Violette sonrió durante todo el relato al percibir la ilusión del chico en su mirada, después de todo, los dos no eran tan diferentes como lo pensaban. Eventualmente llegaría el turno de Violette, relató paso a paso ese meticuloso objetivo a largo plazo. Eugene se sorprendió al escuchar que desistiría de la empresa familiar, ella argumentaba no estar moldeada para el ajetreado mundo de los negocios, obviamente, Sasha no vio esto con buenos ojos y Antoine aguardaría con todas sus ansias el momento en el que Violette cambiara de opinión.El barullo en el salón comenzó a tornarse insoportable, educadamente Eugene lanzó la propuesta de salir a tomar
El estilista no dejaba de rondar alrededor de ella. Se aseguraba de hacer lucir a Violette como una princesa. Llevaba horas invirtiendo paciencia y dedicación al peinado y el maquillaje de la novia. Satisfecho con el maquillaje y el complicado peinado, sonrió ampliamente, girando la silla de la peli-negra para contemplarse en el espejo.Podría asegurar que deshacer la monumental obra maestra llamado “updo” le llevaría toda la noche, sumándole a esto las extensiones que le otorgaron otro largo a su cabello, sería un martirio irse a dormir con un sinfín de pasadores y el cabello enmarañado. Sus fanales esmeralda resaltaban gracias a la perfecta combinación de sombras y pestañas postizas, todo era balanceado en la novia, ni muy dramático ni muy sencillo, la compaginación exacta se representaba en ella.No tuvo más tiempo para contemplarse. La habitación estaba atiborrada de mujeres, ahí se encontraba su madre y algunas tías, dispuesta a ayudar a la novia en lo que fuera necesario, otras
—No, no acepto. — Sentencio con determinación. Escuchó como algunos contenían la respiración y otros comenzaban a murmullar a sus espaldas. — Lo lamento, Eugene, no puedo hacerlo. — Entrelazo sus manos con las del castaño, contemplándolo firmemente. — En verdad te amé pero ahora…algo cambio entre nosotros. No estoy segura de querer estar contigo y creo que tu también sientes lo mismo, puedo sentirlo. ——Violette ¿Qué está pasando?— cuestionó su madre, acercándose a la pareja junto a su padre y Clarence Da Silva. Nadie entendía lo que estaba sucediendo, todo era tan melodramático. ——Dime si estoy en lo correcto, de lo contrario, te ruego que me perdones pero esto no será justo para ninguno de los dos. ——Violette, coincido contigo pero nuestra relación dejo de funcionar hace mucho tiempo atrás. Forzamos todo esto que perdió el encanto. — Murmuro Eugene, contemplando la ínfima sonrisa que surcaba los labios de la aludida. ——Eugene, será mejor que vuelvas ahí y cumplas con tu obligació