—Yo Gerard, te acepto a ti Isela, como mi compañera, mi esposa. Prometo cuidar de ti, honrarte. Prometo estar ahí para ti y resguardar tu amor como el regalo más precioso en mi vida. Siempre estaré contigo en los momentos de tristeza y alegría. — Respondió el aludido con voz fuerte. En primera fila, Miranda secaba algunas lágrimas que no demoraron en desbordarse por la emoción. —De la misma manera en que se dirigió a Gerard, las mismas palabras fueron recitadas para la novia. Ella, sonrió, asintiendo primeramente con un gesto.—Sí, acepto. — Replicó extasiada. — En presencia de nuestra familia y amigos, me ofrezco solemnemente en ser tu fiel compañera en la salud y en la enfermedad, en los buenos y malos tiempos, en la alegría como en la tristeza. Prometo amarte incondicionalmente, apoyarte en tus logros, hónrate y respetarte, reír contigo, llorar contigo, y permanecer juntos en esta vida que compartiremos. — Ambos colocaron los anillos en el lugar indicado, sellando así la promesa d
—Un poco. — Respondió, enfatizando su estado con los dedos. Violette contuvo una carcajada, era divertido ver al inmaculado y siempre perfecto Lemaire Edmond en tal estado. Dos personas arribaron a la mesa, inmediatamente, ambos se pusieron de pie.—Edmond, que gusto verte. — Dijo el hombre regordete, estrechando su mano con la del aludido. A su lado se encontraba una exuberante mujer visiblemente más joven, la chica se aferraba al brazo de su acompañante, sonriéndole descaradamente al pelinegro, casi devorándolo con la mirada. ——Tío, nunca imagine verlo en una boda. ——Es la boda de tu hermano, los peces gordos de la familia están casándose, no podía perdérmelo por nada del mundo, mira que Gerard es un aventurero, treinta y siete años y ha formalizado la relación, eso es ser valiente.— Dijo, lanzando una carcajada, acompañada de otra más tenue y femenina. Edmond sonrió forzosamente, bebiendo un poco de la copa antes abandonada en la mesa. — ¿Y quién es esta bella mujer? ¿Acaso ha su
Hastiado de las situaciones recientes, Eugene se auto confino a la incomodad de la oficina. Pasaba horas absorto en problemas inverosímiles, el trato más reciente demandaba toda su atención, tomándolo como el motivo perfecto para exiliarse y refugiarse en los brazos del papeleo interminable y evitar un roce explosivo con su prometida.Desde la aparición repentina de Edmond en sus vidas, Eugene evitaba tocar tan delicado tema. Poco o nada sabía de la relación que mantuvo la peli-negra con el heredero Lemaire y en realidad, deseaba mantener esa versión donde el sexo era la intervención necesaria para procrear a Katherine. Los detalles debían ser enterrados en la memoria de ambos.Consiente de la inminente boda, resguardaba los problemas absolutamente para él. Su familia no veía con buenos ojos la relación, Violette tenía una hija fuera del matrimonio, con otro hombre, no pertenecería de lleno a la familia Da Silva. Pronto otros conflictos suscitarían de las cenizas, el anhelaba tener hi
Después de media botella de Whisky, Eugene tenía la certeza que estaba demasiado ebrio, afortunadamente su perspicaz amiga estaba ahí para ayudarlo. Su automóvil se encontraba en el estacionamiento de la oficina y Teresa, gustosa, lo llevaría hasta su casa.—Vayamos a tu casa. — Ordenó la chica, pasando el brazo de Eugene por sus hombros y realizando un esfuerzo sobre humano para no terminar tendida en el suelo junto con su amigo, caminar con el peso del castaño era imposible cuando utilizaba unos tacones de catorce centímetros. Afortunadamente arribaron al automóvil sano y salvo. Teresa aseguró al copiloto y al estar dentro del coche no demoro en arrancar.Eugene contemplaba ido el panorama exterior. La cabeza le daba vueltas, todos sus sentidos estaban adormecidos por el licor. Agredía internamente de tener a Teresa a su lado, realmente era magnifica, era una lástima que estuviera fuera de su alcance. Removió la cabeza de un lado a otro, ¿de dónde había aparecido ese pensamiento en
Ser madre soltera había resultado más difícil de lo que imaginaba. Conforme los meses pasaban y Katherine crecía, era complicado para Violette prestar atención tanto a sus deberes como estudiante así como a los deberes maternales.Poca o nula ayuda recibía de su madre. Sasha Dubois no era ese prototipo de abuela que no quería despegarse de su nieto, tejía y preparaba la comida, ni siquiera se había enfocado por completo en la crianza de su propia hija, Katherine no era una expresión.De verdad se esforzaba en cubrir todas las demandas y necesidades de su hija. Era prácticamente inimaginable alejarse de ella. Katherine cubría toda su atención y al saber esto, también la demandaba a base de llantos y berrinches. No deseaba alejarse de su madre, era algo normal pero no para la exhausta Dubois.Trataba de concentrarse, estaba a punto de presentar un importante examen que le abriría la puerta a más oportunidades. El tiempo de clases era reducido y también sus horas de estudio. Sus compañer
Poco entusiasmada por la idea, Violette no tuvo más remedio que reunirse con él. Aun había muchas cosas por hacer y el tiempo se le estaba viniendo encima, por suerte, Lena estaba para ayudarla, dispuesta a realizar hasta lo inimaginable para que nada resultara mal en un día tan especial para su amiga.Dubitativa, clavó sus fanales esmeraldas sobre el ostentoso anillo que reposaba en su dedo anular de la mano izquierda, era una pieza única y hermosa, hecho a mano, incrustación de diamantes con catorce quilates de oro y zirconita. La historia decía que había pertenecido a la madre de Eugene y antes de esta a su abuela, se transmitía de generación en generación y era el turno de castaño para proponerle a Violette pasar una vida a su lado.Suspiro al recordar el momento. Los dos habían acudido a una característica cena familiar de los Da Silva. Tan rápido como finalizaron con el primer capítulo, Eugene pidió amablemente que lo acompañara hasta la pérgola atiborrada de luces que estaba al
Siguiendo el consejo de su amiga, Violette acudió a una moda entre las parejas. Capturó la mejor efigie posible con su celular, utilizaba un hermoso juego de lencería y aprovechando que Katherine se encontraba con su padre, ella y Eugene podrían tener una reconciliación apropiada.Sus manos sudaban por la adrenalina, rápidamente envió la imagen al castaño, lanzando un suspiro. Una sonrisa bobalicona cruzo sus labios, aguardaba por una respuesta, obviamente no esperaba algo similar pero si un mensaje atrevido. Pasados los minutos, Violette comenzó a preguntarse porque demoraba tanto y sin pensarlo, para disipar las dudas, busco el icono que indicaba el número de Eugene, presionándolo con nerviosismo.—Hola, Violette. — Saludó el castaño al otro lado de la línea, apegándose a su habitual manera de hablar. ——Hola cariño, ¿Cómo va todo?— Cuestionó, tratando no sonar desesperada. En verdad quería saber que acontecimientos surcaban la vida de su prometido, estaba dispuesta a escucharlo a h
—Katherine, no voy a cumplir tus caprichos. Entre tu padre y yo no existen sentimientos, no es el cuento de hadas que tu cabeza proyecta, la realidad es diferente a eso. — Las palabras fueron demasiado para la niña. La pelinegra secó las lágrimas, preparando su ataque. ——Si deseabas evitarte tantos problemas debiste comenzar por plantearte bien las cosas. Si yo pudiera elegir a mi madre, tu quedarías descartada a desde el inicio. — El desdén en su mirada aterró a la peli-negra, escucharla hablar de esa manera era increíblemente hiriente. Antes de permitirse derramar unas lágrimas, Violette dejaría en claro su lugar. ——Katherine, no le hables de esa manera a tu madre. — Espetó Edmond, alzando la voz. No permitiría que la niña le faltara al respeto a Violette. ——Nunca explicaste nada, siempre ocultaste todo con mentiras blancas. Tu desesperación adolescente te llevó a mí. Interferí con tus planes y no lo admites. Ni siquiera estas segura si de verdad me amas o tienes que hacerlo…——K