Vanessa
«Vamos Vanessa, no seas tan tímida… es solo una llamada… ¿Te harán algo? No, son tu familia y estarán encantados de recibirte… de escucharte…» me decía a mi misma mientras miraba el celular en mi maño. Llevo una semana trabajando con Vernon y debo decir que amo su despacho.
Ha estado insistiendo en que llame a mis tíos, pero la verdad el miedo me invade. Los deje sin la menor decencia, prácticamente escape de ellos algo que no se merecían. De hecho, es más culpa la que siento que otra cosa, ellos me han dado todo ¿Y yo? Solo penumbras.
— ¿Te sucede algo Dumont? — escucho la voz de mi jefe inmediato algo molesto.
— No, solo estaba intentando llamar a alguien Sr. Cazares — no se por que me mira con algo de rencor, es extraño, muy extraño.
— No crea que por su “Amistad” extraña con el jefe puede salvarse de seguir los lineamientos…
— En ningún momento estoy rompiendo alguna regla Señor, que yo sepa cada dos horas
Vernon… — ¿Qué tanto piensas? — mire a Vanessa como se había quedado mirando a la ventana del baño, estaba sentada en la tina mientras el agua caliente caía sobre su cuerpo. — En como mi vida cambio en unas semanas, no me quejo, pero, es extraño — me quite la ropa y entre a la tina sentándome detrás de ella. — ¿Te arrepientes? ¿Sientes que vamos muy rápido? — pregunte pegando su cuerpo contra el mío. Recargue mi cabeza en su hombro haciendo a un lado su cabello. — No, solo tengo miedo de lo que pueda venir mas adelante — entendía sus inseguridades pues el también las sentía. Pero esperaba que su amor fuera mas fuerte que la tormenta. — Estaremos bien, lo prometo — dije con seguridad. — No hagas promesas que no puedas cumplir después Vernon, no sabemos que nos depara el futuro. Pero intentemos hacerlo bien — la mire un tanto vacilante, sus palabras eran acertadas, pero no hallaba la causa de ellas. — Lo haremos bien, la
VanessaMe quede mirando el celular después de que Vernon me colgó, no sabia que estaba pasando. Las voces que escuche y el claro tono de voz en que su secretaria se lo dijo debió haber sido algo de suma importancia. Suspire resignada y preocupada, espero que Vernon no me falle.— ¿Qué tanto piensas hija? — estaba en la sala frente a la ventana mirando el jardín de mi tía cuando mi tío se acercó.— Nada tío, cosas que me llenan la cabeza — lo mire tratando de ocultar mi preocupación.— Mi niña siéntate, hay algo que quiero hablar contigo — sentí como si el alma se me fuera del cuerpo, trate de disimilarlo cuando me sonrió y me indico el asiento a su lado.— Claro tío…— Oye, parece que viste un fantasma ¿Cuándo he sido malo contigo? — su tono divert
— ¿Quince años tío? ¿Hombres armados? — las cuentas no coincidían con mi edad. — Si, lo que se me hizo extraño fue que llego con una hermosa nena de 7 años, ósea tú. — toco mi nariz con amor — le cuestiones y ella dijo que su primer bebe había muerto a manos de ese hombre con quien se había fugado. No pudo escapar de él y tiempo después naciste tú. — Pero… ¿Por qué me dejo aquí? Tío no recuerdo absolutamente nada de ella, ni su rostro… nada. — me tomo de los hombros tranquilizándome. — Tu madre me dijo que ambas estaban en peligro, nos rogo que pudiéramos cuidarte en lo que ella enfrentaba a tu padre. Le cuestione la identidad de ese hombre y solo me dio un apellido… le suplique que se quedara, que yo podía ayudarle en todo, pero se negó rotundamente. Solo dijo que no tenia idea del poder de ese hombre y que saldríamos muertos si sabia donde estabas tu — para este punto sentía mis lagrimas correr por mi mejillas, ella se fue… ¿por protegerme o por egoís
Vernon... — ¿Qué m****a haces aquí? — le pregunte a la mujer frente a mí, esa que tenía el mismo semblante que el de mi pequeña. — ¿Así recibes a tu mujer? ¿A la madre de tu hija? — bufo contoneando sus caderas, Margareth Russo es una mujer hermosa pero no se compara con la ingenuidad de mi Vanessa. — Ni eres mi mujer ni la madre de mi hija, que eso te quede bien claro — Ana estaba apenada al igual que Vincent quien llego corriendo después de que esta mujer ya había entrado al edificio. — Señor, disculpe no la pude detener… — dijo Vincent preocupado, solo asentí y le pedí que me esperara. — No puedes negarme la sangre de mi hija Vernon, soy su madre. — ¡Tu no eres su madre! Lo dejas bien claro cuando la abandonaste y te fuiste con ese hombre… — pestañeo a la par que sus ojos se cristalizaban. — ¡Me amenazo Vernon! ¡ Ese hombre atento contra la vida de nuestra vida, yo nunca quise dejarlos! — comenzó a llorar mien
La cena con la familia de Vanessa fue sumamente amena, el señor Baxter me pidió unos minutos después de terminar a cena. Vanessa fue con su tía a limpiar la cocina mientras su tío me guio hasta el jardín trasero y ahí me pidió que me sentara con él.— Espero que tenga una idea del por que lo hice llamar, Señor Segal. — expreso mirándome a los ojos, yo no era un hombre fácil de intimidar así que adopte esa mirada fría también.— Lo sé, de hecho, entiendo que quiera advertirme sobre cuidar de su sobrina — dije sin titubear.— Mi hija, esa chiquilla es mi hija Señor Segal y créame que tengo bien entendido lo que usted hizo con ella.— Se que esta mal lo que hice, comprarla en una subasta como si fuera un objeto o algo más… — me observaba y podía notar su desaprobació
Vanessa…Ha pasado solo una semana en la que no hemos visto a esa mujer, Vernon y yo solo hemos pasado del trabajo a la casa y viceversa. Aunque no queremos creer que la aparición de Margareth nos a afectado la realidad es otra, en ocasiones el se encierra en su despacho y no sale hasta la madrugada. ¿Qué hace? No lo sé, realmente temo que me esté ocultando algo.Por otro lado, las inseguridades comienzan a crecer en mí, nunca fui una chica acomplejada, pero, al lado de ella realmente no destaco. Es alta, delgada, rubia, con un cuerpo de ensueño capaz de volver loco a cualquiera, hasta quizás a Vernon.«Ya basta Vanessa, ¿A que vienen todos esos pensamientos ahora?» me replico mi conciencia.— Pincesa ¿Estas bien? — la voz de Helena me despierta estábamos en el comedor esperando a que su papa bajara.— Si hermosa, esto
Vernon… — ¿Estás seguro de que todos los videos fueron destruidos? — le cuestione a Vincent. — Si, no entiendo como esa mujer los obtuvo señor, pero sí es seguro que puede destruir su reputación si los saca a la luz — dijo con preocupación, estos días he estado tratando de buscar una manera de protegerme, pero por más que quisiera negar esos videos, mi rostro es claro ahí. — ¡Mierda! ¿Te ha contactado? — pregunte nervioso. — Si, envió un mensaje pidiendo una reunión con su hija o… los videos. — ¡Ni sueñe con que dejare verla! Helena sabe el daño que le hizo su madre, la odiara en lo absoluto. — solté la Tablet que estaba en mis manos, me sentía frustrado. Las constantes llamadas y mensajes de Margareth me estaban consumiendo. — Véalo de este modo señor, si acepta. Protege su reputación y quizás hasta Helena pueda llevarse bien con su mama, la señorita Vanessa hace un excelente trabajo, pero al final, siempre se necesita a nues
Vanessa… Sali huyendo de ahí con el corazón en la mano, me dolía todo, me sentía deshecha, lastimada, herida. ¿Cómo pudo hacerme eso? ¿Por qué me mintió? ¿Ya no me ama? Sin querer comencé a llorar, no teníamos ni dos meses de empezar esta relación y ya habían comenzado los problemas. ¿A caso era un error todo esto? ¿Debería dejarlo ser libre? … ¡No!... no… yo lo amo. Amo a Vernon, estoy segura de eso y bastante, pero ¿El me ama a mí? — Señorita ¿A dónde la llevo? — me pregunto el taxista, sonreí apenada y le mencioné la dirección del café. — A la calle Braxton, esquina con la 45 — asintió y volvió a mirar hacia la carretera. Mire el cielo mientras el sol de perdía en el ocaso, teníamos que pasar por el puente Brooklyn pues Salma cambio el lugar a ultimo momento lo cual se me hizo extraño, pero no tenía cabeza para pensar otra cosa. — No llore señorita, si un hombre la hace sufrir no vale la pena lamentarse por alguien así — dijo el co