Vanessa
Me quede mirando el celular después de que Vernon me colgó, no sabia que estaba pasando. Las voces que escuche y el claro tono de voz en que su secretaria se lo dijo debió haber sido algo de suma importancia. Suspire resignada y preocupada, espero que Vernon no me falle.
— ¿Qué tanto piensas hija? — estaba en la sala frente a la ventana mirando el jardín de mi tía cuando mi tío se acercó.
— Nada tío, cosas que me llenan la cabeza — lo mire tratando de ocultar mi preocupación.
— Mi niña siéntate, hay algo que quiero hablar contigo — sentí como si el alma se me fuera del cuerpo, trate de disimilarlo cuando me sonrió y me indico el asiento a su lado.
— Claro tío…
— Oye, parece que viste un fantasma ¿Cuándo he sido malo contigo? — su tono divert
— ¿Quince años tío? ¿Hombres armados? — las cuentas no coincidían con mi edad. — Si, lo que se me hizo extraño fue que llego con una hermosa nena de 7 años, ósea tú. — toco mi nariz con amor — le cuestiones y ella dijo que su primer bebe había muerto a manos de ese hombre con quien se había fugado. No pudo escapar de él y tiempo después naciste tú. — Pero… ¿Por qué me dejo aquí? Tío no recuerdo absolutamente nada de ella, ni su rostro… nada. — me tomo de los hombros tranquilizándome. — Tu madre me dijo que ambas estaban en peligro, nos rogo que pudiéramos cuidarte en lo que ella enfrentaba a tu padre. Le cuestione la identidad de ese hombre y solo me dio un apellido… le suplique que se quedara, que yo podía ayudarle en todo, pero se negó rotundamente. Solo dijo que no tenia idea del poder de ese hombre y que saldríamos muertos si sabia donde estabas tu — para este punto sentía mis lagrimas correr por mi mejillas, ella se fue… ¿por protegerme o por egoís
Vernon... — ¿Qué m****a haces aquí? — le pregunte a la mujer frente a mí, esa que tenía el mismo semblante que el de mi pequeña. — ¿Así recibes a tu mujer? ¿A la madre de tu hija? — bufo contoneando sus caderas, Margareth Russo es una mujer hermosa pero no se compara con la ingenuidad de mi Vanessa. — Ni eres mi mujer ni la madre de mi hija, que eso te quede bien claro — Ana estaba apenada al igual que Vincent quien llego corriendo después de que esta mujer ya había entrado al edificio. — Señor, disculpe no la pude detener… — dijo Vincent preocupado, solo asentí y le pedí que me esperara. — No puedes negarme la sangre de mi hija Vernon, soy su madre. — ¡Tu no eres su madre! Lo dejas bien claro cuando la abandonaste y te fuiste con ese hombre… — pestañeo a la par que sus ojos se cristalizaban. — ¡Me amenazo Vernon! ¡ Ese hombre atento contra la vida de nuestra vida, yo nunca quise dejarlos! — comenzó a llorar mien
La cena con la familia de Vanessa fue sumamente amena, el señor Baxter me pidió unos minutos después de terminar a cena. Vanessa fue con su tía a limpiar la cocina mientras su tío me guio hasta el jardín trasero y ahí me pidió que me sentara con él.— Espero que tenga una idea del por que lo hice llamar, Señor Segal. — expreso mirándome a los ojos, yo no era un hombre fácil de intimidar así que adopte esa mirada fría también.— Lo sé, de hecho, entiendo que quiera advertirme sobre cuidar de su sobrina — dije sin titubear.— Mi hija, esa chiquilla es mi hija Señor Segal y créame que tengo bien entendido lo que usted hizo con ella.— Se que esta mal lo que hice, comprarla en una subasta como si fuera un objeto o algo más… — me observaba y podía notar su desaprobació
Vanessa…Ha pasado solo una semana en la que no hemos visto a esa mujer, Vernon y yo solo hemos pasado del trabajo a la casa y viceversa. Aunque no queremos creer que la aparición de Margareth nos a afectado la realidad es otra, en ocasiones el se encierra en su despacho y no sale hasta la madrugada. ¿Qué hace? No lo sé, realmente temo que me esté ocultando algo.Por otro lado, las inseguridades comienzan a crecer en mí, nunca fui una chica acomplejada, pero, al lado de ella realmente no destaco. Es alta, delgada, rubia, con un cuerpo de ensueño capaz de volver loco a cualquiera, hasta quizás a Vernon.«Ya basta Vanessa, ¿A que vienen todos esos pensamientos ahora?» me replico mi conciencia.— Pincesa ¿Estas bien? — la voz de Helena me despierta estábamos en el comedor esperando a que su papa bajara.— Si hermosa, esto
Vernon… — ¿Estás seguro de que todos los videos fueron destruidos? — le cuestione a Vincent. — Si, no entiendo como esa mujer los obtuvo señor, pero sí es seguro que puede destruir su reputación si los saca a la luz — dijo con preocupación, estos días he estado tratando de buscar una manera de protegerme, pero por más que quisiera negar esos videos, mi rostro es claro ahí. — ¡Mierda! ¿Te ha contactado? — pregunte nervioso. — Si, envió un mensaje pidiendo una reunión con su hija o… los videos. — ¡Ni sueñe con que dejare verla! Helena sabe el daño que le hizo su madre, la odiara en lo absoluto. — solté la Tablet que estaba en mis manos, me sentía frustrado. Las constantes llamadas y mensajes de Margareth me estaban consumiendo. — Véalo de este modo señor, si acepta. Protege su reputación y quizás hasta Helena pueda llevarse bien con su mama, la señorita Vanessa hace un excelente trabajo, pero al final, siempre se necesita a nues
Vanessa… Sali huyendo de ahí con el corazón en la mano, me dolía todo, me sentía deshecha, lastimada, herida. ¿Cómo pudo hacerme eso? ¿Por qué me mintió? ¿Ya no me ama? Sin querer comencé a llorar, no teníamos ni dos meses de empezar esta relación y ya habían comenzado los problemas. ¿A caso era un error todo esto? ¿Debería dejarlo ser libre? … ¡No!... no… yo lo amo. Amo a Vernon, estoy segura de eso y bastante, pero ¿El me ama a mí? — Señorita ¿A dónde la llevo? — me pregunto el taxista, sonreí apenada y le mencioné la dirección del café. — A la calle Braxton, esquina con la 45 — asintió y volvió a mirar hacia la carretera. Mire el cielo mientras el sol de perdía en el ocaso, teníamos que pasar por el puente Brooklyn pues Salma cambio el lugar a ultimo momento lo cual se me hizo extraño, pero no tenía cabeza para pensar otra cosa. — No llore señorita, si un hombre la hace sufrir no vale la pena lamentarse por alguien así — dijo el co
— ¿Estas bien Vanessa? — pregunta Dereck mientras yo sigo perdida en mi taza de café. — Si… o eso creo… — sonreí apenada, el solo asintió logrando que el silencio invadiera de nuevo. — Se que no debería meterme, pero ¿Estas así por Vernon? — su pregunta me tensó un poco, aunque no quería mencionarle nada ya me había delatado al llorar en sus brazos. — Puede que sí, puede que no. Estoy confundida y… nuestra situación no es la mejor en este momento — confesé, me sonrió tomando mi mano entre la suya. Su calidez era especial, pero como la que sentía con Vernon. — Lo que sea que estés pasando, ahí estaré para cuidarte. — beso mi mano y prosiguió — realmente me gustas Vanessa, pero no te voy a obligar a nada. Solo quiero que sepas lo importante que eres para mí, y cuando me necesites ahí estaré. Quiero ser tú 24/7 — solté una risa ligera, creo que nunca me había dado la oportunidad de conocerle. — Gracias Dereck, creo que en el pasado te trate muy m
Vernon… Mire a Vanessa y no podía creer la forma en que se comportaba, sé que estoy pidiéndole mucho, pero, ya le había prometido a Margareth que se podía quedar. Mas cuando uso esos malditos videos para amenazarme y a mi hija, quien me sorprende este emocionada de tenerla aquí. — ¿Y? ¿Dejaras que esa mujer se quede? — suspire impotente, no quería tener problemas con ninguna, no por que me importara Margareth, debía evitar a toda costa que expusiera esos malditos videos. — Nena, se que no te cae bien. De hecho, a mí tampoco, pero, mi hija quiere… — ¡¿Tu hija o tu?! Sabes que, estoy harta. Dices que la odias, pero la dejas verse con Helena, dices que la aborreces y la dejas quedarte bajo el mismo techo que nosotros… entiendes que suena patético — mire como sus ojos se llenaban de emociones, entre odio y tristeza. ¿Qué debería hacer? ¿Arriesgarme? No, eso no. No solo perdería mi reputación, la perdería a ella. Solo esperaba que me diera