Vanessa…
Ha pasado solo una semana en la que no hemos visto a esa mujer, Vernon y yo solo hemos pasado del trabajo a la casa y viceversa. Aunque no queremos creer que la aparición de Margareth nos a afectado la realidad es otra, en ocasiones el se encierra en su despacho y no sale hasta la madrugada. ¿Qué hace? No lo sé, realmente temo que me esté ocultando algo.
Por otro lado, las inseguridades comienzan a crecer en mí, nunca fui una chica acomplejada, pero, al lado de ella realmente no destaco. Es alta, delgada, rubia, con un cuerpo de ensueño capaz de volver loco a cualquiera, hasta quizás a Vernon.
«Ya basta Vanessa, ¿A que vienen todos esos pensamientos ahora?» me replico mi conciencia.
— Pincesa ¿Estas bien? — la voz de Helena me despierta estábamos en el comedor esperando a que su papa bajara.
— Si hermosa, esto
Vernon… — ¿Estás seguro de que todos los videos fueron destruidos? — le cuestione a Vincent. — Si, no entiendo como esa mujer los obtuvo señor, pero sí es seguro que puede destruir su reputación si los saca a la luz — dijo con preocupación, estos días he estado tratando de buscar una manera de protegerme, pero por más que quisiera negar esos videos, mi rostro es claro ahí. — ¡Mierda! ¿Te ha contactado? — pregunte nervioso. — Si, envió un mensaje pidiendo una reunión con su hija o… los videos. — ¡Ni sueñe con que dejare verla! Helena sabe el daño que le hizo su madre, la odiara en lo absoluto. — solté la Tablet que estaba en mis manos, me sentía frustrado. Las constantes llamadas y mensajes de Margareth me estaban consumiendo. — Véalo de este modo señor, si acepta. Protege su reputación y quizás hasta Helena pueda llevarse bien con su mama, la señorita Vanessa hace un excelente trabajo, pero al final, siempre se necesita a nues
Vanessa… Sali huyendo de ahí con el corazón en la mano, me dolía todo, me sentía deshecha, lastimada, herida. ¿Cómo pudo hacerme eso? ¿Por qué me mintió? ¿Ya no me ama? Sin querer comencé a llorar, no teníamos ni dos meses de empezar esta relación y ya habían comenzado los problemas. ¿A caso era un error todo esto? ¿Debería dejarlo ser libre? … ¡No!... no… yo lo amo. Amo a Vernon, estoy segura de eso y bastante, pero ¿El me ama a mí? — Señorita ¿A dónde la llevo? — me pregunto el taxista, sonreí apenada y le mencioné la dirección del café. — A la calle Braxton, esquina con la 45 — asintió y volvió a mirar hacia la carretera. Mire el cielo mientras el sol de perdía en el ocaso, teníamos que pasar por el puente Brooklyn pues Salma cambio el lugar a ultimo momento lo cual se me hizo extraño, pero no tenía cabeza para pensar otra cosa. — No llore señorita, si un hombre la hace sufrir no vale la pena lamentarse por alguien así — dijo el co
— ¿Estas bien Vanessa? — pregunta Dereck mientras yo sigo perdida en mi taza de café. — Si… o eso creo… — sonreí apenada, el solo asintió logrando que el silencio invadiera de nuevo. — Se que no debería meterme, pero ¿Estas así por Vernon? — su pregunta me tensó un poco, aunque no quería mencionarle nada ya me había delatado al llorar en sus brazos. — Puede que sí, puede que no. Estoy confundida y… nuestra situación no es la mejor en este momento — confesé, me sonrió tomando mi mano entre la suya. Su calidez era especial, pero como la que sentía con Vernon. — Lo que sea que estés pasando, ahí estaré para cuidarte. — beso mi mano y prosiguió — realmente me gustas Vanessa, pero no te voy a obligar a nada. Solo quiero que sepas lo importante que eres para mí, y cuando me necesites ahí estaré. Quiero ser tú 24/7 — solté una risa ligera, creo que nunca me había dado la oportunidad de conocerle. — Gracias Dereck, creo que en el pasado te trate muy m
Vernon… Mire a Vanessa y no podía creer la forma en que se comportaba, sé que estoy pidiéndole mucho, pero, ya le había prometido a Margareth que se podía quedar. Mas cuando uso esos malditos videos para amenazarme y a mi hija, quien me sorprende este emocionada de tenerla aquí. — ¿Y? ¿Dejaras que esa mujer se quede? — suspire impotente, no quería tener problemas con ninguna, no por que me importara Margareth, debía evitar a toda costa que expusiera esos malditos videos. — Nena, se que no te cae bien. De hecho, a mí tampoco, pero, mi hija quiere… — ¡¿Tu hija o tu?! Sabes que, estoy harta. Dices que la odias, pero la dejas verse con Helena, dices que la aborreces y la dejas quedarte bajo el mismo techo que nosotros… entiendes que suena patético — mire como sus ojos se llenaban de emociones, entre odio y tristeza. ¿Qué debería hacer? ¿Arriesgarme? No, eso no. No solo perdería mi reputación, la perdería a ella. Solo esperaba que me diera
Vanessa…Me desperté cuando sentí unos brazos alrededor de mi cuerpo, gire mi rostro y ahí estaba el, tan pacifico, tan tranquilo. Vernon era una droga para mi cuerpo y para mi mente, era mi debilidad en mucho sentido y, tenia miedo de volverme dependiente de él.Me quede mirando al techo, analizando la situación que nos envolvía en este momento. ¿Cómo fue que acepte quedarme? ¿Quién en su sano juicio lo haría?...«Tu no estas en tu sano juicio… más cuando ese bombón nos mira con esos ojos capaces de desnudarnos y recorrer nuestra…» ¡Si, ya entendí así que cállate! Le replique a mi conciencia.Pero no podía negar esa verdad, se había incrustado en lo mas profundo de mi ser, que, su mero toque; provocaba un sinfín de emociones en todo mi cuerpo y por su puesto moj
— Entonces, me estas diciendo que esa mujer… la cual me puso una jodida pistola en la cabeza, ¿Es tu madre? — asentí por milésima vez. — Si, así es… — ¿Pertenece a una mafia? — pregunto por quinta vez. — Aja, como ya te había dicho — respondí algo ansiosa, pero mi gallera llena de crema de maní estaba relajando mi espíritu. — ¿Y quiere que vuelvas con ella para ser la futura señora de la mafia francesa? — para este punto tome mi hermoso cojín bordado por mi dulce madre Susan y se lo arroje sin piedad — ¡oye! — Salma, es la quinta vez que te he contado toda la puta historia… no se por que vuelves a preguntar lo mismo… — la mire fastidiada, esperaba que entendiera, pero parece que el coeficiente de mi amiga en este momento es muy bajo. — ¡Es que, piénsalo, Vanessa! Tu mama es una dama y señora de la mafia, poderosa, rica. Seguro les pateara el trasero a muchos hombres…— solté una carcajada ignorando por completo mi molestia, al menos agr
Vernon…Me gire buscando el calor de ese cuerpo que me volvía loco a mi lado, pero lo único que halle fue un lugar vacío y frio en mi cama. Me levanté de golpe buscándola por toda mi habitación, pero no la encontré. Entre a mi baño y para mi fortuna aun estaba su toalla y la ropa que se había quitado la noche anterior.«Hay, esta mujercita. Pero ya sabe que por ella yo soy capaz de todo» pensé con satisfacción.Entre a la ducha tranquilamente, tomándome mi tiempo para cada cosa. Una vez que terminé me vestí con un traje azul marino, chaleco y corbata del mismo color y una camisa blanca sin olvidar ponerme mi saco. Me coloqué mi Rolex favorito y salí de mi habitación para ir a la cocina.Esperaba que mi Joyita estuviera ahí desayunando y que Margareth aun no se levantara. Bajé las escalera
Vanessa…— ¿Estas bromeando cierto? — pregunto Dereck mirándome confundido, negué con la cabeza pues, las palabras no salían de boca, parecía que se quedaban atascadas en mi garganta.— Yo… no lo sé… — alce la mirada y noto mi temor en mis ojos. Tomo mi rostro y acaricio mis mejillas — mi tío dijo que si quería saber de el… viniera a esta clínica con esta tarjeta — se la mostré, la examino con detenimiento frunciendo el ceño.— Es extraño, quien te dio esta tarjeta o quien se la dio a tu tío, debe ser alguien poderoso — explico regresándome el pequeño papel.— Señorita, ¿Quiere pasar? Puede también acompañarla su novio — anuncio la enfermera, no me importo la forma en que se refirió a nosotros pues solo quería entra