Vanessa…
Sali huyendo de ahí con el corazón en la mano, me dolía todo, me sentía deshecha, lastimada, herida. ¿Cómo pudo hacerme eso? ¿Por qué me mintió? ¿Ya no me ama? Sin querer comencé a llorar, no teníamos ni dos meses de empezar esta relación y ya habían comenzado los problemas.
¿A caso era un error todo esto? ¿Debería dejarlo ser libre? … ¡No!... no… yo lo amo. Amo a Vernon, estoy segura de eso y bastante, pero ¿El me ama a mí?
— Señorita ¿A dónde la llevo? — me pregunto el taxista, sonreí apenada y le mencioné la dirección del café.
— A la calle Braxton, esquina con la 45 — asintió y volvió a mirar hacia la carretera. Mire el cielo mientras el sol de perdía en el ocaso, teníamos que pasar por el puente Brooklyn pues Salma cambio el lugar a ultimo momento lo cual se me hizo extraño, pero no tenía cabeza para pensar otra cosa.
— No llore señorita, si un hombre la hace sufrir no vale la pena lamentarse por alguien así — dijo el co
— ¿Estas bien Vanessa? — pregunta Dereck mientras yo sigo perdida en mi taza de café. — Si… o eso creo… — sonreí apenada, el solo asintió logrando que el silencio invadiera de nuevo. — Se que no debería meterme, pero ¿Estas así por Vernon? — su pregunta me tensó un poco, aunque no quería mencionarle nada ya me había delatado al llorar en sus brazos. — Puede que sí, puede que no. Estoy confundida y… nuestra situación no es la mejor en este momento — confesé, me sonrió tomando mi mano entre la suya. Su calidez era especial, pero como la que sentía con Vernon. — Lo que sea que estés pasando, ahí estaré para cuidarte. — beso mi mano y prosiguió — realmente me gustas Vanessa, pero no te voy a obligar a nada. Solo quiero que sepas lo importante que eres para mí, y cuando me necesites ahí estaré. Quiero ser tú 24/7 — solté una risa ligera, creo que nunca me había dado la oportunidad de conocerle. — Gracias Dereck, creo que en el pasado te trate muy m
Vernon… Mire a Vanessa y no podía creer la forma en que se comportaba, sé que estoy pidiéndole mucho, pero, ya le había prometido a Margareth que se podía quedar. Mas cuando uso esos malditos videos para amenazarme y a mi hija, quien me sorprende este emocionada de tenerla aquí. — ¿Y? ¿Dejaras que esa mujer se quede? — suspire impotente, no quería tener problemas con ninguna, no por que me importara Margareth, debía evitar a toda costa que expusiera esos malditos videos. — Nena, se que no te cae bien. De hecho, a mí tampoco, pero, mi hija quiere… — ¡¿Tu hija o tu?! Sabes que, estoy harta. Dices que la odias, pero la dejas verse con Helena, dices que la aborreces y la dejas quedarte bajo el mismo techo que nosotros… entiendes que suena patético — mire como sus ojos se llenaban de emociones, entre odio y tristeza. ¿Qué debería hacer? ¿Arriesgarme? No, eso no. No solo perdería mi reputación, la perdería a ella. Solo esperaba que me diera
Vanessa…Me desperté cuando sentí unos brazos alrededor de mi cuerpo, gire mi rostro y ahí estaba el, tan pacifico, tan tranquilo. Vernon era una droga para mi cuerpo y para mi mente, era mi debilidad en mucho sentido y, tenia miedo de volverme dependiente de él.Me quede mirando al techo, analizando la situación que nos envolvía en este momento. ¿Cómo fue que acepte quedarme? ¿Quién en su sano juicio lo haría?...«Tu no estas en tu sano juicio… más cuando ese bombón nos mira con esos ojos capaces de desnudarnos y recorrer nuestra…» ¡Si, ya entendí así que cállate! Le replique a mi conciencia.Pero no podía negar esa verdad, se había incrustado en lo mas profundo de mi ser, que, su mero toque; provocaba un sinfín de emociones en todo mi cuerpo y por su puesto moj
— Entonces, me estas diciendo que esa mujer… la cual me puso una jodida pistola en la cabeza, ¿Es tu madre? — asentí por milésima vez. — Si, así es… — ¿Pertenece a una mafia? — pregunto por quinta vez. — Aja, como ya te había dicho — respondí algo ansiosa, pero mi gallera llena de crema de maní estaba relajando mi espíritu. — ¿Y quiere que vuelvas con ella para ser la futura señora de la mafia francesa? — para este punto tome mi hermoso cojín bordado por mi dulce madre Susan y se lo arroje sin piedad — ¡oye! — Salma, es la quinta vez que te he contado toda la puta historia… no se por que vuelves a preguntar lo mismo… — la mire fastidiada, esperaba que entendiera, pero parece que el coeficiente de mi amiga en este momento es muy bajo. — ¡Es que, piénsalo, Vanessa! Tu mama es una dama y señora de la mafia, poderosa, rica. Seguro les pateara el trasero a muchos hombres…— solté una carcajada ignorando por completo mi molestia, al menos agr
Vernon…Me gire buscando el calor de ese cuerpo que me volvía loco a mi lado, pero lo único que halle fue un lugar vacío y frio en mi cama. Me levanté de golpe buscándola por toda mi habitación, pero no la encontré. Entre a mi baño y para mi fortuna aun estaba su toalla y la ropa que se había quitado la noche anterior.«Hay, esta mujercita. Pero ya sabe que por ella yo soy capaz de todo» pensé con satisfacción.Entre a la ducha tranquilamente, tomándome mi tiempo para cada cosa. Una vez que terminé me vestí con un traje azul marino, chaleco y corbata del mismo color y una camisa blanca sin olvidar ponerme mi saco. Me coloqué mi Rolex favorito y salí de mi habitación para ir a la cocina.Esperaba que mi Joyita estuviera ahí desayunando y que Margareth aun no se levantara. Bajé las escalera
Vanessa…— ¿Estas bromeando cierto? — pregunto Dereck mirándome confundido, negué con la cabeza pues, las palabras no salían de boca, parecía que se quedaban atascadas en mi garganta.— Yo… no lo sé… — alce la mirada y noto mi temor en mis ojos. Tomo mi rostro y acaricio mis mejillas — mi tío dijo que si quería saber de el… viniera a esta clínica con esta tarjeta — se la mostré, la examino con detenimiento frunciendo el ceño.— Es extraño, quien te dio esta tarjeta o quien se la dio a tu tío, debe ser alguien poderoso — explico regresándome el pequeño papel.— Señorita, ¿Quiere pasar? Puede también acompañarla su novio — anuncio la enfermera, no me importo la forma en que se refirió a nosotros pues solo quería entra
Vernon… ¿Qué podría ser peor en la vida que enamorarse de tu media hermana? ¿Por qué el destino me la jugaba de esta manera? Tenia que ser mentira, tenia que serlo… de lo contrario, no podría mantenerla a mi lado como quería. — ¿Dudas de mi palabra? — pregunto Anastasia, en su mirada podía ver lo feliz que estaba al darme esa noticia. — Tengo que hacerlo, soy abogado y siempre doy el beneficio de la duda — respondí con firmeza — no me la creo Anastasia, siempre has odiado a mi padre. Por consiguiente, entiendo que me odies a mí. — Hay muchas cosas que tu no entiendes ni entenderás de nuestra relación. Pero ya es cosa del pasado, cada uno forjo su camino y encontró lo que buscaba. No me arrepiento de nada de lo que hice, todo tuvo su propósito — termino su coñac y puso el vaso en la mesa del centro. — ¿Cómo dejar a mi padre invalido y con secuelas en su cerebro? O ¿Empujar a mi madre a la locura con tus trampas? — cruzo su pierna y sus
— ¿Hablar? ¿De que podríamos hablar padre? — lo miré sin emoción y puse mis manos en mis bolsillos — ¿De el hecho que jamás estuviste enfermo? O ¿De todo el daño que le provocaste a mi madre con tu supuesto accidente? ¿Ah?— Se que estas enojado y tienes razón en tus quejas, pero hay muchas cosas que no sabes Vernon y que es mejor que no las conozcas — bufe ante sus palabras, más cínico no podía ser.— ¿Por qué no? ¿Tienes idea del jodido desastre que se está ocasionando solo por eso? — Me acerque a el sin dejar de mirarlo con frialdad. — ¿Por qué lo hiciste?— Carl déjanos solos — le ordeno al enfermero este asintió y salió de la habitación — también tu asistente.— El se queda, habla de una vez. No tengo nada q