Vernon…
Sali de la mansión junto con Vanessa directo a mi casa, donde estaba mi hija Helena. No sabia si estaba siendo brusco o si debía esperar tiempo, pero quería hacerlo bien con ella, podía sentir que ella me quería, que aceptaba cada parte de mi ser y aunque había cosas que aun no le he dicho sobre mí, espero que pueda amarme aún.
— ¿No estas nervioso? — la escuche preguntarme mientras manejaba el auto.
— Nena, no debes estar ansiosa. Helena ya te conoce, es mas te adora — miraba como frotaba sus manos y sostenía sus mangas.
— Vernon es que… ¿Y si no me quiere? ¿Y si llora por…? — entendí su pregunta, aunque no la dijera completamente, creo que debo explicarle la situación con mi hija.
— Vanessa… — estacione el auto en la lateral de la carretera y prendí las intermitentes — creo que nunca te explique nada sobre mi vida.
— De hecho, no Vernon — me miro a los ojos confundida — no se mucho de tu vida y prácticamente tu
Bellezas hay dos personajes llamados Margaret... La madre de Helena se llama Margaret a la cual Vernon en ocaciones le dice Magguie Y Margareth la socia de Karen... solo queria explicpar para que no haya confusiones.
— ¿Te parece si nos mudamos juntos? — le pregunte a la mujer entre mis brazos después de hacerla mía hasta el cansancio, no me podía controlar con ella. Era como una adicción para mí.— Pues… creí que ya lo hacíamos. Digo desde hace 4 semanas estamos viviendo juntos… — me dio un leve golpe en mi frente y reímos juntos.— Me gustaría conocer a tus padres… — abrió los ojos ante la sorpresa, incorporo tapándose con la sabana esos increíbles senos que tanto adoro saborear.— Yo… no sé, me fui tan abruptamente y no he contestado muchos de sus mensajes. Supongo que están enojados conmigo… — me senté y la jalé hacia mí, quedando los dos recargados en la cabecera.— Podemos ir un día y hablar con ellos. Ya eres adulta, además quiero hacer
Vanessa «Vamos Vanessa, no seas tan tímida… es solo una llamada… ¿Te harán algo? No, son tu familia y estarán encantados de recibirte… de escucharte…» me decía a mi misma mientras miraba el celular en mi maño. Llevo una semana trabajando con Vernon y debo decir que amo su despacho. Ha estado insistiendo en que llame a mis tíos, pero la verdad el miedo me invade. Los deje sin la menor decencia, prácticamente escape de ellos algo que no se merecían. De hecho, es más culpa la que siento que otra cosa, ellos me han dado todo ¿Y yo? Solo penumbras. — ¿Te sucede algo Dumont? — escucho la voz de mi jefe inmediato algo molesto. — No, solo estaba intentando llamar a alguien Sr. Cazares — no se por que me mira con algo de rencor, es extraño, muy extraño. — No crea que por su “Amistad” extraña con el jefe puede salvarse de seguir los lineamientos… — En ningún momento estoy rompiendo alguna regla Señor, que yo sepa cada dos horas
Vernon… — ¿Qué tanto piensas? — mire a Vanessa como se había quedado mirando a la ventana del baño, estaba sentada en la tina mientras el agua caliente caía sobre su cuerpo. — En como mi vida cambio en unas semanas, no me quejo, pero, es extraño — me quite la ropa y entre a la tina sentándome detrás de ella. — ¿Te arrepientes? ¿Sientes que vamos muy rápido? — pregunte pegando su cuerpo contra el mío. Recargue mi cabeza en su hombro haciendo a un lado su cabello. — No, solo tengo miedo de lo que pueda venir mas adelante — entendía sus inseguridades pues el también las sentía. Pero esperaba que su amor fuera mas fuerte que la tormenta. — Estaremos bien, lo prometo — dije con seguridad. — No hagas promesas que no puedas cumplir después Vernon, no sabemos que nos depara el futuro. Pero intentemos hacerlo bien — la mire un tanto vacilante, sus palabras eran acertadas, pero no hallaba la causa de ellas. — Lo haremos bien, la
VanessaMe quede mirando el celular después de que Vernon me colgó, no sabia que estaba pasando. Las voces que escuche y el claro tono de voz en que su secretaria se lo dijo debió haber sido algo de suma importancia. Suspire resignada y preocupada, espero que Vernon no me falle.— ¿Qué tanto piensas hija? — estaba en la sala frente a la ventana mirando el jardín de mi tía cuando mi tío se acercó.— Nada tío, cosas que me llenan la cabeza — lo mire tratando de ocultar mi preocupación.— Mi niña siéntate, hay algo que quiero hablar contigo — sentí como si el alma se me fuera del cuerpo, trate de disimilarlo cuando me sonrió y me indico el asiento a su lado.— Claro tío…— Oye, parece que viste un fantasma ¿Cuándo he sido malo contigo? — su tono divert
— ¿Quince años tío? ¿Hombres armados? — las cuentas no coincidían con mi edad. — Si, lo que se me hizo extraño fue que llego con una hermosa nena de 7 años, ósea tú. — toco mi nariz con amor — le cuestiones y ella dijo que su primer bebe había muerto a manos de ese hombre con quien se había fugado. No pudo escapar de él y tiempo después naciste tú. — Pero… ¿Por qué me dejo aquí? Tío no recuerdo absolutamente nada de ella, ni su rostro… nada. — me tomo de los hombros tranquilizándome. — Tu madre me dijo que ambas estaban en peligro, nos rogo que pudiéramos cuidarte en lo que ella enfrentaba a tu padre. Le cuestione la identidad de ese hombre y solo me dio un apellido… le suplique que se quedara, que yo podía ayudarle en todo, pero se negó rotundamente. Solo dijo que no tenia idea del poder de ese hombre y que saldríamos muertos si sabia donde estabas tu — para este punto sentía mis lagrimas correr por mi mejillas, ella se fue… ¿por protegerme o por egoís
Vernon... — ¿Qué m****a haces aquí? — le pregunte a la mujer frente a mí, esa que tenía el mismo semblante que el de mi pequeña. — ¿Así recibes a tu mujer? ¿A la madre de tu hija? — bufo contoneando sus caderas, Margareth Russo es una mujer hermosa pero no se compara con la ingenuidad de mi Vanessa. — Ni eres mi mujer ni la madre de mi hija, que eso te quede bien claro — Ana estaba apenada al igual que Vincent quien llego corriendo después de que esta mujer ya había entrado al edificio. — Señor, disculpe no la pude detener… — dijo Vincent preocupado, solo asentí y le pedí que me esperara. — No puedes negarme la sangre de mi hija Vernon, soy su madre. — ¡Tu no eres su madre! Lo dejas bien claro cuando la abandonaste y te fuiste con ese hombre… — pestañeo a la par que sus ojos se cristalizaban. — ¡Me amenazo Vernon! ¡ Ese hombre atento contra la vida de nuestra vida, yo nunca quise dejarlos! — comenzó a llorar mien
La cena con la familia de Vanessa fue sumamente amena, el señor Baxter me pidió unos minutos después de terminar a cena. Vanessa fue con su tía a limpiar la cocina mientras su tío me guio hasta el jardín trasero y ahí me pidió que me sentara con él.— Espero que tenga una idea del por que lo hice llamar, Señor Segal. — expreso mirándome a los ojos, yo no era un hombre fácil de intimidar así que adopte esa mirada fría también.— Lo sé, de hecho, entiendo que quiera advertirme sobre cuidar de su sobrina — dije sin titubear.— Mi hija, esa chiquilla es mi hija Señor Segal y créame que tengo bien entendido lo que usted hizo con ella.— Se que esta mal lo que hice, comprarla en una subasta como si fuera un objeto o algo más… — me observaba y podía notar su desaprobació
Vanessa…Ha pasado solo una semana en la que no hemos visto a esa mujer, Vernon y yo solo hemos pasado del trabajo a la casa y viceversa. Aunque no queremos creer que la aparición de Margareth nos a afectado la realidad es otra, en ocasiones el se encierra en su despacho y no sale hasta la madrugada. ¿Qué hace? No lo sé, realmente temo que me esté ocultando algo.Por otro lado, las inseguridades comienzan a crecer en mí, nunca fui una chica acomplejada, pero, al lado de ella realmente no destaco. Es alta, delgada, rubia, con un cuerpo de ensueño capaz de volver loco a cualquiera, hasta quizás a Vernon.«Ya basta Vanessa, ¿A que vienen todos esos pensamientos ahora?» me replico mi conciencia.— Pincesa ¿Estas bien? — la voz de Helena me despierta estábamos en el comedor esperando a que su papa bajara.— Si hermosa, esto