Estamos en una playa. Solos. Y hay un corazón enorme hecho con pétalos amarillos. Y en medio, hay una pancarta que dice: ¿NOS CASAMOS O QUÉ? Y a su lado un anillo.
Estoy hiperventilando. No sé si llorar o reír.
-No te mueras ahora, por favor. Me ha costado hacer esto. Tú dime la respuesta y si quieres te puedes morir después. No problem.-Dice Alessandro detrás de mí. Me giro y joder, ahora sí que es demasiado.
Tiene un cartel que pone: SI ACEPTAS A CASARTE CONMIGO TE COMPRO UN PERRO.
Me río.
-Soy alérgica a los perros.-Le digo sonriendo. Es verdad, es raro pero sí. Les tengo alergia.
-Solucionado, nena.- Vale, tiene tres carteles. Me acabo de dar cuenta. Pasa al otro cartel y en este pone: SI ACEPTAS TE COMPRO UN DIAMANTE.
S
ZendaFlashbackMe entrega un vaso de whisky y le agradezco con la mirada. Suspiro e intento reorganizar mis pensamientos y que mis pensamientos de aquel hoyo no salgan a flote y que no la cague.-¿Por dónde empiezo?-Una pregunta estúpida, lo sé.-No sé...-Dice creo que sarcástico.-Quizás por el principio. Solo quizás eh.-Sí, definitivamente es sarcasmo.Ahí vamos.-Conocí a Manuel cuando trabajaba en una cafetería. Trabajaba media jornada porque estábamos bien económicamente y en ese tiempo mamá y Lili también trabajaban. Manuel empezó a frecuentar mucho la cafetería y me echaba miradas furtivas. A veces me daba cuenta y a veces no. Un día, salí más temprano del trabajo porque era el cumpleaños de Lili y yo y mamá queríamos hacerle una sorpresa, justo se me había olvidado la mochila en la taquilla con el dinero. Cuando...-Recuerdo el día como si fuese ayer. Pero prefiero beber otro trago d
AlessandroSuspiro mientras recuerdo ese día. Todo me ha caído como un balde de agua fría. Y pensar que Manuel lo consideraba como un hermano para mí... Zenda no sabe que necesito casarme con ella por el 65% de las empresas, creo que es mejor que no lo sepa. Nos casaremos para evitar que Manuel atormente más a Zenda y poder pagar su enfermedad. Una de las leyes más sagradas en la mafia es no tocar a la mujer de nadie, pero primero la tienes que reclamar como tuya y que todo el mundo lo sepa. Si nos casamos, Zenda sería mía y nadie ni nada podría tocarla. Y sí, también ya sé que necesita un millón de euros para que se pueda curar y su vida está en un inminente peligro si hace la operación. Pero es necesario. Casarnos nos beneficia a todo. Aunque sea todo una farsa.Zenda.Estoy tumbada en la gigantesca cama esperando a que Alessandro venga con la cena. Antes de poder seguir pensando sobre lo que pasó ayer, mi
AlessandroVeo como respira profundamente a mi lado. Creo que ver Zenda dormir se ha convertido en uno de mis pasatiempos favoritos últimamente. Al igual que últimamente cuando duerme a mi lado no le llegan las pesadillas. Suspiro, su vida fue y es un infierno. Un jodido loco que la persigue, es "huérfana", no conoce sus padres biológicos y una enfermedad la sigue a todos los lados. Antes de poder siquiera seguir con mis pensamientos un ruido me interrumpe. Una llamada de una persona desconocida. Frunzo el ceño y me dispongo a coger el móvil antes de que se despierte Zenda.-¿Diga?-Digo mientras salgo a fuera de la habitación para hablar tranquilamente.-Señor Alessandro. Soy Magnus.- ¿Magnus? Es el señor de una empresa con el que nos reuniríamos mañana para firmar unos contratos muy importantes, los cueles benificiarian mucho mi empresa. Después, iríamos a Ibiza de vuelta.-¿Pasa algo, Magnus?- Raro que
ZendaBonhomía. Esa palabra lleva resonando en mi mente desde que llevo despierta. Y ahora que Alessandro se está duchando es momento de saber el significado de esa palabra.Busco en el buscador: Bonhomía y lo siguiente que leo hace que se me empañen los ojos. Quizás no confío en la gente y soy muy mala socializando. Pero Alessandro llego como un terremoto e hizo de mi vida un huracán.Antes de que salga Alessandro cierro el portátil y limpio una pequeña lágrima que ha salido. Justo sale Alessandro ya vestido. Antes de que pueda decir nada me llega un mensaje. Como la mesita está cerca del baño, Alessandro lo coge y frunce el ceño.-¿Quien es Anto?¿Y por qué te dice" Hey Zendi, cariño"?-Dice en un intento de imitarlo. Y estallo a carcajadas.-¿Celoso, gruñón?-Le digo ya recuperada de mi ataque de risas.-¿Yo? ¿Celoso? Para nada.-Dice aún con el ceño fruncido y mirando al móvil como
ZendaDespués de salir de la ducha no encontré a Alessandro. Pero si una nota en la que dice que no hace falta que le espere a cenar y que no llegará a dormir. Frunzo el ceño, ¿dónde irá? Suspiro y dejo la nota en su sitio. Me meto en la cama y trato de dormir. En realidad, estoy agotada y no hice absolutamente nada.(...)Me levanto por un ruido y veo que es la puerta abriéndose. Miro el reloj y veo que son las tres de la mañana. Maldigo, seguro que es Alex. Y definitivamente lo es.-Zenda, levántate.Frunzo el ceño. Y me giro cuando enciende la luz. Esta loco.-Alessandro, son las tres de la mañana. ¿Que coño quieres?- Cuando irrumpen mi sueño soy peor que Maléfica.Alessandro se sorprende.-Esa boca, joder. Uno viene en buena fé y le reciben mal.-¿Estas borracho?-Le digo incorporándome.
ZendaNo puedo dormir. Aún cuando tengo al hombre que supuestamente es mi esposo, al que también supuestamente quiero a mi lado, abrazándome como si su vida dependiera de ello. Y sé la razón. Simple...Un día, una fecha. Suspiro con melancolía. ¿Por qué mi vida no puede ser normal?¿Por qué jodidamente todo tiene que ser tan difícil? Hoy mi yo depende de dos personas. Cuando pasa algo que me afectó mucho en el pasado, mis dos yos salen a flote. ¿Cuándo? No lo sé. Lo que si se, es que está soy yo. La Zenda que sus problemas le afectan más de lo que pueda admitir, aquella chica que aún cuando su vida esta jodida...Ella intenta pensar en alguna solución aún cuando sea la peor de las soluciones, aquella que creía que todo el mundo estaba en su contra cuando nunca fue así, aquella que creía que nunca podría volver a sentir lo mismo dos veces, aquella que en algún momento llegará a su fin. Sonrío, aún así, valió la pena. Todo. Todo valió la p
AlessandroMe incorporo rápidamente al ver como a Zenda se le contrae la cara del dolor, mientras niega retiradas veces.—Zenda, ¿qué te pasa?— Le digo frustrado al no saber nada. Le acuno la cara con mis manos y le hago mirarme. Jadeo horrorizado, sus ojos estaban en blanco y estaba quieta, muy quieta.—¡Zenda, joder!—Grito asustado como la m****a. Intento buscar alguna solución, pero es en vano ya que parece que estoy en un estado de shock.—Vaya, vaya. El gran halcón negro sin saber que hacer. No es una novedad.—Dice Zenda sarcásticamente para a continuación empezar a reírse.—¿Qué?—Consigo decir.— Pero, Zen..—Me callo de inmediato al darme cuenta del error que hice. Maldigo en mi interior.—¡Oh! Zenda te gritaría posiblemente con el carácter de dura fingido que tiene. Pero yo...no soy Zen.—Se burla.—Dulces sueños, querido.— Es lo último que escucho para después ver
Te tienes que mudar...no tienes opción.Pero,¿a dónde? Piensa Zenda...Suena el teléfono.-¿Quién es?-Digo con mal humor, sentada en un sillón viejo.-Hermanitaa, hola.Bufo.-¿Qué quieres Lili? -Mal momento para que me hablen y sobretodo Lili.-Que humor eh,¿acaso no puedo llamar a mi queridita hermanita pequeña?- Quiere algo, la conozco.-Al grano Liliana María Moore.- Sé que odia que la llamen por su nombre completo.-Sabes que no me gusta mi nombre, Zenda Moore,- respondió ella un tanto brusca.-Bueno a lo que íbamos...¿Te gustaría venirte a pasar algunos meses aquí en Ibiza con tu preciosa hermana y tu cuñado favorito?- Dice Lili alegre.-No.- Respondo en un tono seco.-Pero...¿Por qué?-Dice ella con un tono triste.-Porque no Lili, sabes perfectamente que soporto a tu