Estoy en un profundo abismo. No veo nada, pero si siento que están hablando. Me duele la cabeza y justamente me viene una punzada de dolor, emito un quejido. Siento la garganta seca y quiero abrir los ojos, pero no puedo.
Supongo que estoy en un hospital por el olor. Nunca me llegaron a gustar del todo los hospitales.Intento abrir los ojos otra vez y no puedo, tampoco puedo moverme. Entro en pánico de suponer la opción de...
-Zenda, tranquila. Hay mucho sedante en tu organismo por eso no puedes moverte, intenta abrir los ojos. -Dice Alessandro.
Siento un alivio en mi inmediatamente al escuchar sus palabras.Intento otra vez abrir los ojos y está vez si lo logro, pero solo por un lapso tiempo ya que me cega la luz. Esta vez sí puedo abrir los ojos y lo primero que veo es el rostro de Alessandro.
Creo que para conseguir a tu futura presa debiste de ser algo menos dura ¿O no, querida?Ya hasta te echaba de menos, pienso sarcástica.—Hola, señorita Zenda. Soy el doctor Steve, tendremos que hacerle algunos exámenes para verificar que está usted bien.-Dice entrando un doctor interrumpiendo. Salvada de una discusión.—Claro, sin ningún problema.-Le digo intentado sonreírle.Después de media hora de chequeos y exámenes al fin me dan el alta. Voy hacia al auto blindado que está en frente del hospital.—Hola, Julio.-Le digo al chófer sonriendo, creo que es el único el que en tan poco tiempo me cae bien.—Hola, señorita. La llevaré al hotel.-Dice mirándome a través
Asiento algo confusa y el me mira fijamente a los ojos. Parece que quiere descubrir algo a través de mis ojos, algo que no existe desde hace mucho tiempo.Porque sí, se leer miradas y el busca agua en un pozo vacío.-Puedes sentarte si quieres.-Dice él sentándose en el borde de la cama.-No, estoy bien así. ¿Qué pasa?-Como sabrás, lo de la fiesta no ha sido un simple atentado, sino que fue de la mafia. Concretamente, la mafia roja..-Y ahí me paralicé. La mafia roja. Mafia roja. Esas dos palabras que creí que nunca más iba a escuchar, esas dos jodidas palabras que hicieron mi vida un puto infierno.—Zenda...,¿me escuchas?Eh, Zenda,¿estás bien?- Creo que estoy tan tensa y tan pálida que parecería una muerte viviente ahora mismo.-S-Sí, estoy
Creo que se me está haciendo costumbre eso lo de desmayarme. Emito un quejido, joder la maldita cabeza me va a explotar.Intento abrir mis ojos y ¡oh sorpresa! Estoy en un hospital....otra vez. Giro a mi derecha y veo a un Alessandro dormido en una silla. Ojalá siempre fuese así de tranquilo.De repente me entra un ataque de tos.-Tranquila, toma agua.- Dice Alessandro ya despertado y con un vaso de agua. Intento sentarme bien y Alex me ayuda.Después de beber agua, sé que es momento de las preguntas y las respuestas. Necesito respuestas.-¿Cómo lo sabes?-Le susurro. Nadie sabe de las mafias a menos que tú...-¿Quién eres?-Le miro fijamente.Veo que suspira y huye de mi mirada.He dado en clavo.Antes de que me pueda responder alguien nos interrumpe. Suspiro molesta.-Hola, señor Rizzo. Vengo a hacerle a la señorita Moore unos exámenes para verificar que está bien.-Dice el doctor.-Claro, de
Estos quizás no eran mis planes. Pero aprendí a que nunca nada sale como lo planeado. Todo se tuerce a medida que vamos avanzando. Pero lo que Alessandro no sabía, es que dentro de la mafia nada es real y nunca deberíamos de confiar. Y ese fue su primer error...Confiar.-Sí, hace años estaba con la mafia roja. Porque yo era la señora roja.-Digo mirándole, esperando su reacción.-¿La mujer de águila rojo?-Dice incrédulo.-Sí, desgraciadamente.-Por una parte tengo razón, pero por otra no. No pensaba eso cuando empecé a adentrarme en el mundo mafioso.-¿Cómo,pero...? ¿Por qué cuando te investigué no aparecía eso?Suspiro y procedo a contarle todo desde el principio. Quizás fue un error todo esto desde el principio. Pero yo nunca cometo errores de los cual arrepentirme después.AlessandroSorprendido. Esa es la palabra la cual me definiría ahora. Se qu
Siempre tuve el presentimiento de que en Italia iba a pasar algo pero no este caos. Suspiro, aunque quiera cerrar los ojos y desaparecer, no puedo. Tengo responsabilidades y...antes de seguir con mi monólogo alguien interrumpe mis pensamientos saliendo de la ducha. Alessandro.-Buenos días.- Sigo pensando que su voz es muy ronca todo el tiempo. No se cómo lo hace.-Buenos días.-Digo ya más espabilada y despierta.-Tenemos una reunión con unos socios, estuvimos hablando con ellos en la fiesta...-Tú, estuviste hablando con ellos. Yo estaba muerta del aburrimiento.-Le digo sonriéndole inocente. A veces me gusta comportarme así, pero no todo el tiempo.Suspira rendido y niega con la cabeza, mientras que se arregla el reloj.
Estamos en una playa. Solos. Y hay un corazón enorme hecho con pétalos amarillos. Y en medio, hay una pancarta que dice: ¿NOS CASAMOS O QUÉ? Y a su lado un anillo.Estoy hiperventilando. No sé si llorar o reír.-No te mueras ahora, por favor. Me ha costado hacer esto. Tú dime la respuesta y si quieres te puedes morir después. No problem.-Dice Alessandro detrás de mí. Me giro y joder, ahora sí que es demasiado.Tiene un cartel que pone: SI ACEPTAS A CASARTE CONMIGO TE COMPRO UN PERRO.Me río.-Soy alérgica a los perros.-Le digo sonriendo. Es verdad, es raro pero sí. Les tengo alergia.-Solucionado, nena.- Vale, tiene tres carteles. Me acabo de dar cuenta. Pasa al otro cartel y en este pone: SI ACEPTAS TE COMPRO UN DIAMANTE.S
ZendaFlashbackMe entrega un vaso de whisky y le agradezco con la mirada. Suspiro e intento reorganizar mis pensamientos y que mis pensamientos de aquel hoyo no salgan a flote y que no la cague.-¿Por dónde empiezo?-Una pregunta estúpida, lo sé.-No sé...-Dice creo que sarcástico.-Quizás por el principio. Solo quizás eh.-Sí, definitivamente es sarcasmo.Ahí vamos.-Conocí a Manuel cuando trabajaba en una cafetería. Trabajaba media jornada porque estábamos bien económicamente y en ese tiempo mamá y Lili también trabajaban. Manuel empezó a frecuentar mucho la cafetería y me echaba miradas furtivas. A veces me daba cuenta y a veces no. Un día, salí más temprano del trabajo porque era el cumpleaños de Lili y yo y mamá queríamos hacerle una sorpresa, justo se me había olvidado la mochila en la taquilla con el dinero. Cuando...-Recuerdo el día como si fuese ayer. Pero prefiero beber otro trago d
AlessandroSuspiro mientras recuerdo ese día. Todo me ha caído como un balde de agua fría. Y pensar que Manuel lo consideraba como un hermano para mí... Zenda no sabe que necesito casarme con ella por el 65% de las empresas, creo que es mejor que no lo sepa. Nos casaremos para evitar que Manuel atormente más a Zenda y poder pagar su enfermedad. Una de las leyes más sagradas en la mafia es no tocar a la mujer de nadie, pero primero la tienes que reclamar como tuya y que todo el mundo lo sepa. Si nos casamos, Zenda sería mía y nadie ni nada podría tocarla. Y sí, también ya sé que necesita un millón de euros para que se pueda curar y su vida está en un inminente peligro si hace la operación. Pero es necesario. Casarnos nos beneficia a todo. Aunque sea todo una farsa.Zenda.Estoy tumbada en la gigantesca cama esperando a que Alessandro venga con la cena. Antes de poder seguir pensando sobre lo que pasó ayer, mi