Creo que se me está haciendo costumbre eso lo de desmayarme. Emito un quejido, joder la maldita cabeza me va a explotar.
Intento abrir mis ojos y ¡oh sorpresa! Estoy en un hospital....otra vez. Giro a mi derecha y veo a un Alessandro dormido en una silla. Ojalá siempre fuese así de tranquilo.
De repente me entra un ataque de tos.
-Tranquila, toma agua.- Dice Alessandro ya despertado y con un vaso de agua. Intento sentarme bien y Alex me ayuda.
Después de beber agua, sé que es momento de las preguntas y las respuestas. Necesito respuestas.-¿Cómo lo sabes?-Le susurro. Nadie sabe de las mafias a menos que tú...-¿Quién eres?-Le miro fijamente.Veo que suspira y huye de mi mirada.He dado en clavo.Antes de que me pueda responder alguien nos interrumpe. Suspiro molesta. -Hola, señor Rizzo. Vengo a hacerle a la señorita Moore unos exámenes para verificar que está bien.-Dice el doctor.-Claro, deEstos quizás no eran mis planes. Pero aprendí a que nunca nada sale como lo planeado. Todo se tuerce a medida que vamos avanzando. Pero lo que Alessandro no sabía, es que dentro de la mafia nada es real y nunca deberíamos de confiar. Y ese fue su primer error...Confiar.-Sí, hace años estaba con la mafia roja. Porque yo era la señora roja.-Digo mirándole, esperando su reacción.-¿La mujer de águila rojo?-Dice incrédulo.-Sí, desgraciadamente.-Por una parte tengo razón, pero por otra no. No pensaba eso cuando empecé a adentrarme en el mundo mafioso.-¿Cómo,pero...? ¿Por qué cuando te investigué no aparecía eso?Suspiro y procedo a contarle todo desde el principio. Quizás fue un error todo esto desde el principio. Pero yo nunca cometo errores de los cual arrepentirme después.AlessandroSorprendido. Esa es la palabra la cual me definiría ahora. Se qu
Siempre tuve el presentimiento de que en Italia iba a pasar algo pero no este caos. Suspiro, aunque quiera cerrar los ojos y desaparecer, no puedo. Tengo responsabilidades y...antes de seguir con mi monólogo alguien interrumpe mis pensamientos saliendo de la ducha. Alessandro.-Buenos días.- Sigo pensando que su voz es muy ronca todo el tiempo. No se cómo lo hace.-Buenos días.-Digo ya más espabilada y despierta.-Tenemos una reunión con unos socios, estuvimos hablando con ellos en la fiesta...-Tú, estuviste hablando con ellos. Yo estaba muerta del aburrimiento.-Le digo sonriéndole inocente. A veces me gusta comportarme así, pero no todo el tiempo.Suspira rendido y niega con la cabeza, mientras que se arregla el reloj.
Estamos en una playa. Solos. Y hay un corazón enorme hecho con pétalos amarillos. Y en medio, hay una pancarta que dice: ¿NOS CASAMOS O QUÉ? Y a su lado un anillo.Estoy hiperventilando. No sé si llorar o reír.-No te mueras ahora, por favor. Me ha costado hacer esto. Tú dime la respuesta y si quieres te puedes morir después. No problem.-Dice Alessandro detrás de mí. Me giro y joder, ahora sí que es demasiado.Tiene un cartel que pone: SI ACEPTAS A CASARTE CONMIGO TE COMPRO UN PERRO.Me río.-Soy alérgica a los perros.-Le digo sonriendo. Es verdad, es raro pero sí. Les tengo alergia.-Solucionado, nena.- Vale, tiene tres carteles. Me acabo de dar cuenta. Pasa al otro cartel y en este pone: SI ACEPTAS TE COMPRO UN DIAMANTE.S
ZendaFlashbackMe entrega un vaso de whisky y le agradezco con la mirada. Suspiro e intento reorganizar mis pensamientos y que mis pensamientos de aquel hoyo no salgan a flote y que no la cague.-¿Por dónde empiezo?-Una pregunta estúpida, lo sé.-No sé...-Dice creo que sarcástico.-Quizás por el principio. Solo quizás eh.-Sí, definitivamente es sarcasmo.Ahí vamos.-Conocí a Manuel cuando trabajaba en una cafetería. Trabajaba media jornada porque estábamos bien económicamente y en ese tiempo mamá y Lili también trabajaban. Manuel empezó a frecuentar mucho la cafetería y me echaba miradas furtivas. A veces me daba cuenta y a veces no. Un día, salí más temprano del trabajo porque era el cumpleaños de Lili y yo y mamá queríamos hacerle una sorpresa, justo se me había olvidado la mochila en la taquilla con el dinero. Cuando...-Recuerdo el día como si fuese ayer. Pero prefiero beber otro trago d
AlessandroSuspiro mientras recuerdo ese día. Todo me ha caído como un balde de agua fría. Y pensar que Manuel lo consideraba como un hermano para mí... Zenda no sabe que necesito casarme con ella por el 65% de las empresas, creo que es mejor que no lo sepa. Nos casaremos para evitar que Manuel atormente más a Zenda y poder pagar su enfermedad. Una de las leyes más sagradas en la mafia es no tocar a la mujer de nadie, pero primero la tienes que reclamar como tuya y que todo el mundo lo sepa. Si nos casamos, Zenda sería mía y nadie ni nada podría tocarla. Y sí, también ya sé que necesita un millón de euros para que se pueda curar y su vida está en un inminente peligro si hace la operación. Pero es necesario. Casarnos nos beneficia a todo. Aunque sea todo una farsa.Zenda.Estoy tumbada en la gigantesca cama esperando a que Alessandro venga con la cena. Antes de poder seguir pensando sobre lo que pasó ayer, mi
AlessandroVeo como respira profundamente a mi lado. Creo que ver Zenda dormir se ha convertido en uno de mis pasatiempos favoritos últimamente. Al igual que últimamente cuando duerme a mi lado no le llegan las pesadillas. Suspiro, su vida fue y es un infierno. Un jodido loco que la persigue, es "huérfana", no conoce sus padres biológicos y una enfermedad la sigue a todos los lados. Antes de poder siquiera seguir con mis pensamientos un ruido me interrumpe. Una llamada de una persona desconocida. Frunzo el ceño y me dispongo a coger el móvil antes de que se despierte Zenda.-¿Diga?-Digo mientras salgo a fuera de la habitación para hablar tranquilamente.-Señor Alessandro. Soy Magnus.- ¿Magnus? Es el señor de una empresa con el que nos reuniríamos mañana para firmar unos contratos muy importantes, los cueles benificiarian mucho mi empresa. Después, iríamos a Ibiza de vuelta.-¿Pasa algo, Magnus?- Raro que
ZendaBonhomía. Esa palabra lleva resonando en mi mente desde que llevo despierta. Y ahora que Alessandro se está duchando es momento de saber el significado de esa palabra.Busco en el buscador: Bonhomía y lo siguiente que leo hace que se me empañen los ojos. Quizás no confío en la gente y soy muy mala socializando. Pero Alessandro llego como un terremoto e hizo de mi vida un huracán.Antes de que salga Alessandro cierro el portátil y limpio una pequeña lágrima que ha salido. Justo sale Alessandro ya vestido. Antes de que pueda decir nada me llega un mensaje. Como la mesita está cerca del baño, Alessandro lo coge y frunce el ceño.-¿Quien es Anto?¿Y por qué te dice" Hey Zendi, cariño"?-Dice en un intento de imitarlo. Y estallo a carcajadas.-¿Celoso, gruñón?-Le digo ya recuperada de mi ataque de risas.-¿Yo? ¿Celoso? Para nada.-Dice aún con el ceño fruncido y mirando al móvil como
ZendaDespués de salir de la ducha no encontré a Alessandro. Pero si una nota en la que dice que no hace falta que le espere a cenar y que no llegará a dormir. Frunzo el ceño, ¿dónde irá? Suspiro y dejo la nota en su sitio. Me meto en la cama y trato de dormir. En realidad, estoy agotada y no hice absolutamente nada.(...)Me levanto por un ruido y veo que es la puerta abriéndose. Miro el reloj y veo que son las tres de la mañana. Maldigo, seguro que es Alex. Y definitivamente lo es.-Zenda, levántate.Frunzo el ceño. Y me giro cuando enciende la luz. Esta loco.-Alessandro, son las tres de la mañana. ¿Que coño quieres?- Cuando irrumpen mi sueño soy peor que Maléfica.Alessandro se sorprende.-Esa boca, joder. Uno viene en buena fé y le reciben mal.-¿Estas borracho?-Le digo incorporándome.