MEGANMis mejillas arden de vergüenza, Gabriel maldice, me toma del brazo y me saca de la oficina cerrando la puerta. Justo en ese instante llega su asistente, quien no para de disculparse, argumentando que Brandon le había pedido que nadie lo molestara. —Debí suponer que esto iba a pasar —Gabriel se toca el puente de la nariz y luego me mira—. Megan, siento mucho que hayas tenido que ver eso. —Yo… La puerta se vuelve a abrir, y la pelinegra de ojos verdes sale con aire de grandeza, Brandon detrás de ella, me mira y luego a su hermano. —Gabriel, hablemos un momento —espeta con firmeza. —Espera aquí, no tardo —me susurra mi primo. Saluda a Alicia y luego entra a la oficina con Brandon. Estando a solas, su asistente me pregunta si deseo un café, niego, me sonríe y luego vuelve a su asiento para seguir trabajando. Alicia cruza sus brazos y me mira de pies a cabeza, los mismos ojos de odio de Lena. —Así que eres la famosa nueva rica —exclama con malicia—. Dicen que te sacaron de
BRANDONNecesito un maldito respiro, me conozco, cuando algo me obsesiona, no descanso hasta que lo consigo. Tampoco he tenido ningún problema para conseguir a una mujer, hasta ahora, reviso la hora que marca mi reloj de mano, llevo haciéndolo desde que vi a Megan salir agarrada del brazo de Morgan, ese hijo de mil putas. Su vestido rojo se estallaba a su cuerpo como una segunda piel, sus pechos resaltaban, incluso él la deseaba follar en ese mismo momento, y el que pueda llegar a ser el primer hombre que la folle, es lo que me tiene mal. Haber follado a Alicia en la oficina, mientras pensaba e imaginaba que se trataba de Megan, fue la peor decisión, pero estaba tan enloquecido, que no pude evitarlo. El problema es que temo que no pueda detenerme, ya que comienzo a desearla de maneras que no son correctas. —Deja de pensar en ella. La voz de mi hermano hace que despabile. —Estará bien —me asegura—. Te estás preocupando de más. —El abuelo nos pidió que la cuidáramos —me excuso en
NARRADOR OMNISCIENTEPara cuando Lena termina de alistarse, alcanza a divisar a Brandon por la ventana, observa detenidamente cómo se sube a su auto, azota la puerta, enciende el motor y se pone en marcha de manera inusual, tanto, que las llantas rechinan sobre el pavimento, haciendo que a ella la recorra un escalofrío, la misma sensación cuando escuchas el sonido chirriante de las uñas sobre un pizarrón. Se muerde el labio inferior, cierra la gruesa cortina y atiende la llamada entrante, mira la pantalla, lee el nombre y sonríe de oreja a oreja. Si tuviera más tiempo lo seguiría, pero esto es más importante. —Estás muy impaciente —susurró en tono meloso. Puso la llamada en altavoz para que eso le permitiera colocarse la gabardina y cerrarla, ocultando, de esa manera, la ropa interior de encaje negro que llevaba puesta. —Solo quería confirmar —dijo una voz ronca al otro lado de la línea. Lena volvió a sonreír, se colocó el lápiz labial para darle el último toque, y admiró su cuer
MEGANMe da vergüenza admitir que tiene mucho tiempo, que no me divertía como hasta ahora lo he hecho, y es que algo es seguro: Morgan resulta ser un excelente compañero, además de apuesto, es caballeroso, mientras las mujeres a nuestro alrededor no perdían el tiempo para mirarle con coquetería, insinuarle cosas como la chica de la barra, él simplemente no les prestaba atención, era como si solo tuviera ojos para ella. Y ahora estaban en medio de la zona VIP de uno de los centros nocturnos con más prestigió de la ciudad, uno en el que no cualquiera entraba, solo la crema y nata de la sociedad. Le di un trago a mi bebida, el último, hasta terminarla, luego solté una risita al ver que Morgan le lanza una mirada amenazante a un mesero que me sonrió. —Pareces un novio celoso —bromeé, más relajada. Sentía mi cuerpo caliente, de hecho, estaba un poco mareada, era la segunda vez que bebía, en el pasado lo hice con mi madre, y solo fueron dos cervezas, lo que sirvió para que me convirtiera
MEGANEl miedo me atesora al darme cuenta de que se trata de Brandon, mi primo, trago grueso, todo me da vueltas y retrocedo cuando me veo liberada de la jaula en la que se convirtieron sus brazos. Su mirada me encoge la garganta. Él está… furioso. —Brandon… —¿Qué mierda crees que haces? —me reclama. Todo es tan confuso dentro de mi mente, que tardo en darme cuenta de que me encuentro adentro de una bodega de cervezas y vinos, cierra con pestillo y luego me mira de arriba abajo. —¿Qué haces aquí? —logro articular—. ¿El abuelo está bien? ¿Pasó algo? La sola idea de pensar en que algo le pudo haber pasado al abuelo, me estremece, me eriza la piel. —El abuelo está bien, sin embargo, creo que si te hubiera visto comportarte como una puta, estaría muy decepcionado e incluso al borde de la muerte —se pasa una mano por el cabello—. Así que ya eres la chica de Morgan. No sé de lo que habla o por qué se comporta así, pero estoy cansada de que me trate como si fuera una maldita roba din
BRANDONTermino de masturbarme, es la quinta vez que lo hago esta mañana, bajo el agua caliente de la ducha, respiro profundo, anoche rebasé una barrera que no debía, no solo besé a Megan, mi maldita prima, sino, que la masturbé y eyaculé sobre su coño rosado, uno que estaba tan rojo cuando terminé con ella, que sin duda lo volvería a hacer. Tengo que alejarme, esta tiene que ser la última vez, por el bien de todos, pero sobre todo, por el bien del abuelo. Quien no solo confía en mí ciegamente, me ha dado su apoyo, su cariño, pese a que no soy su sangre y su carne, una deuda que estoy seguro, jamás voy a poder saldar. Tampoco me interesa saber quienes fueron mis padres reales, para mí, los Lewis siempre van a ser mi familia. Voy a terminar esto hoy mismo, salgo de mi habitación y me dirijo al comedor, donde maldigo por lo bajo al notar que todos están comenzando a desayunar, y eso incluye a Megan. Quien al verme, baja la mirada, dejándome ver sus mejillas teñidas de un rojo carmín
MEGANOdio ser una persona débil cuando se trata de Brandon, y es que no solo me irrita, sino, que saca lo peor y lo mejor de mí al mismo tiempo, quisiera decir que lo odio suficiente como para que me mantenga alejada de él, pero estaría mintiendo, y ahora me encontraba en uno de esos momentos llenos de debilidad en los que dejo derramar mis lágrimas. Estoy segura de que él siente lo mismo, lo apuesto, es decir, si no le gustara o mínimo llamara su atención, no me hubiera besado, hablado como lo hizo cuando sus dedos entraban y salían de mí. Es el primer hombre que me ha tocado, besado, y tratado de este modo, no dejo de pensar en él, y estoy dispuesta a hacerlo elegir para terminar con esta dulce tortura que nos domina a los dos. —¿Por qué lloras, cariño? La tierna voz del abuelo, me saca de mi ensimismamiento, volteo, no me había dado cuenta de que me quedé parada, sobre los dos últimos peldaños de las escaleras, por fin era la gran noche, la que toda la crema y nata de la socie
MEGANHay veces en las que me he sentido sola, cuando murió mamá, fue una de esas pocas ocasiones en las que pedí en silencio, que me llevara con ella, ya que le temía a estar sin la mano de alguien sosteniendo la mía, todo eso se ha borrado con el abrazo y el beso de Morgan, quien no ha dejado de besarme desde que yo comencé. Su lengua baila con la mía, su ajuste en mi cintura es fuerte, tanto, que creo que me cuesta respirar un poco, él lo nota, y es cuando rompe el beso, cosa que le agradezco, porque me permite tomar una larga bocanada de aire. —Lo siento, creo que nos excedimos —dice ladeando una sonrisa de media luna. —Sí, eso creo —río con nerviosismo. De pronto, su sonrisa se desvanece, sus pupilas se dilatan y se lame los labios con galantería. —Me gustas, Megan —toma mi mano entre las suyas—. Dame una oportunidad, déjame enamorarte. Me muerdo el labio inferior. No sé qué responderle, él es bueno y lo que menos quiero es que alguien salga herido, mucho menos si se trata