BRANDONDesde que Megan apareció tomada del brazo de Gabriel, no he apartado la vista de ella, no está bien, no es correcto, sin embargo, y pese a que he estado intentando alejarme de ella todo lo humanamente posible, no dejo de pensar en el beso que le di. Sus labios suaves e inexpertos, tratando de seguir mi ritmo, al principio le costó trabajo, luego probé su lengua y joder, ese fue el instante en el que perdí la cabeza. Y ahora, estaba en medio de un dilema, cuando mi abuelo la presentó ante el mundo de la crema y nata de la sociedad, me enfadé. Es decir, apenas cumplió 21 años, ¿casarse con un millonario para salvaguardar la herencia de los Lewis? No es una opción, o al menos lo que le corresponde, por ser hija de la tía Erika. A veces me pregunto qué es lo que diría ella si supiera que su padre intenta hacer con su hija, lo mismo que a ella en su tiempo. Muevo el cuello con estrés, perdí los estribos cuando me acercaba y escuché a Morgan pedir permiso para cortejarla, ¿acaso
MEGANMe despierto en medio de una pesadilla, una en la que mi madre me arrastraba hacia su tumba, respiro hondo, han pasado dos días desde mi cumpleaños, desde que acepté salir con Morgan, no en plan de noviazgo, pero luego del beso de mi primo Brandon, y de que me esté tratando de un modo que me irrita, decidí darle una oportunidad. Me lo merezco, y hasta ahora ha sido atento, caballeroso, intento no pensar en la posibilidad de que sea solo para obtener el título y la herencia Lewis. Y ahora, mi cabeza me duele cuando me incorporo. Otra de las cosas que me tiene temerosa como emocionada, es que anoche, mi abuelo me dijo que me mandará tres meses a estudiar un posgrado en hotelería, para estar más familiarizada con la empresa y el negocio familiar. Me emociona por fin poder trabajar en lo que me gusta, en lo que soy buena, aunque no me agrada del todo el tenerlo por el abuelo y no por mi esfuerzo. De cualquier manera, me levanto, me meto a la ducha y dejo que el agua caliente rel
MEGANMis mejillas arden de vergüenza, Gabriel maldice, me toma del brazo y me saca de la oficina cerrando la puerta. Justo en ese instante llega su asistente, quien no para de disculparse, argumentando que Brandon le había pedido que nadie lo molestara. —Debí suponer que esto iba a pasar —Gabriel se toca el puente de la nariz y luego me mira—. Megan, siento mucho que hayas tenido que ver eso. —Yo… La puerta se vuelve a abrir, y la pelinegra de ojos verdes sale con aire de grandeza, Brandon detrás de ella, me mira y luego a su hermano. —Gabriel, hablemos un momento —espeta con firmeza. —Espera aquí, no tardo —me susurra mi primo. Saluda a Alicia y luego entra a la oficina con Brandon. Estando a solas, su asistente me pregunta si deseo un café, niego, me sonríe y luego vuelve a su asiento para seguir trabajando. Alicia cruza sus brazos y me mira de pies a cabeza, los mismos ojos de odio de Lena. —Así que eres la famosa nueva rica —exclama con malicia—. Dicen que te sacaron de
BRANDONNecesito un maldito respiro, me conozco, cuando algo me obsesiona, no descanso hasta que lo consigo. Tampoco he tenido ningún problema para conseguir a una mujer, hasta ahora, reviso la hora que marca mi reloj de mano, llevo haciéndolo desde que vi a Megan salir agarrada del brazo de Morgan, ese hijo de mil putas. Su vestido rojo se estallaba a su cuerpo como una segunda piel, sus pechos resaltaban, incluso él la deseaba follar en ese mismo momento, y el que pueda llegar a ser el primer hombre que la folle, es lo que me tiene mal. Haber follado a Alicia en la oficina, mientras pensaba e imaginaba que se trataba de Megan, fue la peor decisión, pero estaba tan enloquecido, que no pude evitarlo. El problema es que temo que no pueda detenerme, ya que comienzo a desearla de maneras que no son correctas. —Deja de pensar en ella. La voz de mi hermano hace que despabile. —Estará bien —me asegura—. Te estás preocupando de más. —El abuelo nos pidió que la cuidáramos —me excuso en
NARRADOR OMNISCIENTEPara cuando Lena termina de alistarse, alcanza a divisar a Brandon por la ventana, observa detenidamente cómo se sube a su auto, azota la puerta, enciende el motor y se pone en marcha de manera inusual, tanto, que las llantas rechinan sobre el pavimento, haciendo que a ella la recorra un escalofrío, la misma sensación cuando escuchas el sonido chirriante de las uñas sobre un pizarrón. Se muerde el labio inferior, cierra la gruesa cortina y atiende la llamada entrante, mira la pantalla, lee el nombre y sonríe de oreja a oreja. Si tuviera más tiempo lo seguiría, pero esto es más importante. —Estás muy impaciente —susurró en tono meloso. Puso la llamada en altavoz para que eso le permitiera colocarse la gabardina y cerrarla, ocultando, de esa manera, la ropa interior de encaje negro que llevaba puesta. —Solo quería confirmar —dijo una voz ronca al otro lado de la línea. Lena volvió a sonreír, se colocó el lápiz labial para darle el último toque, y admiró su cuer
MEGANMe da vergüenza admitir que tiene mucho tiempo, que no me divertía como hasta ahora lo he hecho, y es que algo es seguro: Morgan resulta ser un excelente compañero, además de apuesto, es caballeroso, mientras las mujeres a nuestro alrededor no perdían el tiempo para mirarle con coquetería, insinuarle cosas como la chica de la barra, él simplemente no les prestaba atención, era como si solo tuviera ojos para ella. Y ahora estaban en medio de la zona VIP de uno de los centros nocturnos con más prestigió de la ciudad, uno en el que no cualquiera entraba, solo la crema y nata de la sociedad. Le di un trago a mi bebida, el último, hasta terminarla, luego solté una risita al ver que Morgan le lanza una mirada amenazante a un mesero que me sonrió. —Pareces un novio celoso —bromeé, más relajada. Sentía mi cuerpo caliente, de hecho, estaba un poco mareada, era la segunda vez que bebía, en el pasado lo hice con mi madre, y solo fueron dos cervezas, lo que sirvió para que me convirtiera
MEGANEl miedo me atesora al darme cuenta de que se trata de Brandon, mi primo, trago grueso, todo me da vueltas y retrocedo cuando me veo liberada de la jaula en la que se convirtieron sus brazos. Su mirada me encoge la garganta. Él está… furioso. —Brandon… —¿Qué mierda crees que haces? —me reclama. Todo es tan confuso dentro de mi mente, que tardo en darme cuenta de que me encuentro adentro de una bodega de cervezas y vinos, cierra con pestillo y luego me mira de arriba abajo. —¿Qué haces aquí? —logro articular—. ¿El abuelo está bien? ¿Pasó algo? La sola idea de pensar en que algo le pudo haber pasado al abuelo, me estremece, me eriza la piel. —El abuelo está bien, sin embargo, creo que si te hubiera visto comportarte como una puta, estaría muy decepcionado e incluso al borde de la muerte —se pasa una mano por el cabello—. Así que ya eres la chica de Morgan. No sé de lo que habla o por qué se comporta así, pero estoy cansada de que me trate como si fuera una maldita roba din
BRANDONTermino de masturbarme, es la quinta vez que lo hago esta mañana, bajo el agua caliente de la ducha, respiro profundo, anoche rebasé una barrera que no debía, no solo besé a Megan, mi maldita prima, sino, que la masturbé y eyaculé sobre su coño rosado, uno que estaba tan rojo cuando terminé con ella, que sin duda lo volvería a hacer. Tengo que alejarme, esta tiene que ser la última vez, por el bien de todos, pero sobre todo, por el bien del abuelo. Quien no solo confía en mí ciegamente, me ha dado su apoyo, su cariño, pese a que no soy su sangre y su carne, una deuda que estoy seguro, jamás voy a poder saldar. Tampoco me interesa saber quienes fueron mis padres reales, para mí, los Lewis siempre van a ser mi familia. Voy a terminar esto hoy mismo, salgo de mi habitación y me dirijo al comedor, donde maldigo por lo bajo al notar que todos están comenzando a desayunar, y eso incluye a Megan. Quien al verme, baja la mirada, dejándome ver sus mejillas teñidas de un rojo carmín