“Tu cuerpo… tu decisión”
Luego de ese viernes, a Nefertari le vinieron más síntomas que nos hicieron sospechar sobre su estado: mareos, antojos, desmayos, etcétera. Finalmente por decisión de la misma chica, nos sinceramos con Eliana y le contamos todo lo sucedido en España, absolutamente todo, por lo que, pedimos que no contara aquello a nadie, es un tema muy delicado. Omitimos algunas cosas, pero sólo fueron ciertos detalles. Eliana estuvo en shock por media hora y el otro resto de hora se lo pasó llorando y abrazándonos. Nuestra historia le afectó muchísimo y ofreció su ayuda para todo lo que necesitáramos, además de su absoluta discreción. Ahora a
A la mañana siguiente, junto a las chicas nos levantamos temprano para acompañar a Nefertari al médico. Luego de un entretenido desayuno, emprendemos rumbo. Como la consulta queda a unas cuantas calles, nos vamos caminando.Cuando llegamos tenemos que esperar un poco. Minutos después, la hacen ingresar a ella sola y nosotras quedamos en recepción esperándola.Como a la media hora, sale con una sonrisa, nos entrega una receta que le ha dado el médico y vamos a la farmacia. En el camino nos cuenta lo que le han dicho, tiene siete semanas de gestación, lo que llevamos de estadía en Chile. Ni siquiera le había prestado atención a ello, por lo menos, Nefertari se ve feliz y eso me hace feliz a mí también, no quiero verla mal, aunque sé que se guarda las cosas para ella y eso le hace mal, me reconforta saber que según el psiquiatra, ha habido un avance en su tratamiento.
Sigue interrogándome por varios minutos más, sopesando mis capacidades, hasta que por fin logro sorprenderlo y se decide a contratarme; pero primero tendré que pasar por una capacitación de una semana, donde deberé aprender todo lo que se imparte en la clase de pasarela. Será arduo trabajo, pero en ningún momento duda de que pueda lograrlo. Me ha dicho que necesita cuanto antes a una profesora, pues una de las que enseña pasarela se irá a vivir al extranjero. También me comenta cuánto ganaré y quedo sorprendida, con este trabajo podré pagar algunas de mis deudas y quizás comenzar a juntar dinero para un auto, aunque sea uno pequeño. — Bienvenida a la academia entonces señorita Espósito… esta semana que viene será de capacitación, el lunes siguiente le daré su horario de trabajo. Que tenga un bello día ¿Le queda alguna duda? — Pregunta serio. — Ninguna por el momento. Gracias por la oportunidad señor Vega, no se arrepentirá — Me pongo de pie. <
— Jimmy, si llamáis para saber que traer, no hace falta, lo único que falta es tu compañía ¡te extraño un montón cariño! …¿Jimmy? — Río pero él no dice palabra.— No soy Jimmy, Pecas — Ahora la que se queda de piedra soy yo ¿Cómo consiguió mi número? Ah claro, el contrato. — Ya veo que era lo más importante que tenías que hacer — Dice ¿molesto?— Lo siento, he contestado sin ver quien llamaba. Además sois mi jefe, no deberías llamarme si no es por temas laborales, y lo que yo haga en mi vida personal no debería importar… que sea la última vez que llamáis por temas sin importancia, vaya a pasársela bien con Tatiana — Exclamo aún más molesta. Creo que lo último estuvo demás ¿No?
“¿Por qué muchos hombres no entienden la palabra “NO”? Ambos hermanos decidieron llevarme a un bar bailable bastante interesante. La música latina sonaba alto por todos lados. Me sentí a gusto con el ambiente. La gente bailaba al son de la música sin que nada le importase, quizás es justo lo que necesito para dejar de pensar en Ulises. Diviso al fondo del lugar, la barra. Nos acercamos para pedir algo de beber, la verdad, es que, necesito alcohol en mi cuerpo.— ¿Qué quieres tomar?...el primer trago invito yo — Dice Camilo. Yo le sonrío en agradecimiento. Me coloco los dedos en el mentón, para que vea que estoy pensando en las opciones.— Creo que esta noche me apetece un mojito. Si no es mucha molestia — Finalmente me decido. Él asiente y le pide al bartender
El resto del camino fue en silencio absoluto. Yo solo quería que me tragara la tierra. No me había dado cuenta de que me había dormido hasta que llegamos. Sentí el auto detenerse, el abrir de las puertas y los brazos de Ulises cargándome, de repente, me siento muy mareada y risueña. Las múltiples emociones que he sentido en una sola noche me están pasando la cuenta. Siento que entramos en el ascensor, ni siquiera sé cómo sabe dónde vivo o quizás me trajo… ¿A su departamento? Ah pero, también puede haberle preguntado mi dirección exacta a Eliana, o creo que mi dirección salía en mis papeles.Abro un poco los ojos, la luz me molesta, pero veo la mirada profunda de Ulises. Me sonríe y pregunta por mis llaves, la verdad, es que, deben estar en mi bolso, al fondo. Le digo que toque el timbre, de seguro Nefertari nos abre. Así lo hace, aun conm
Acelero el paso, furiosa. Camino a la salida me aborda uno de mis nuevos colegas.— Hola Aurora, en la tarde no pude presentarme. Me llamo Félix, soy el profesor de actuación y publicidad, mucho gusto — Extiende su mano, la estrecho y sonrío.— Igualmente — Respondo. Es un chico moreno de ojos café oscuro, de mediana estatura. Se ve agradable — Así es que ¿Sois profesor de actuación? — No olvidaré ese detalle.— Así es… estudié publicidad e hice un curso de actuación, como extra ¿Por qué?...ah, sí, lo olvidaba, tú estudiaste artes escénicas — Se ríe. — ¿Tienes algo que hacer ahora? — Pregunta tomándome por sorpresa. No sé qué intenciones tendrá este tipo, pero, veo que viene saliendo Ulises junto a Tatiana.&mdas
“Los pequeños detalles hacen la diferencia… ¡Qué gran frase!” Tres meses llevo trabajando en la academia. Me gusta trabajar aquí, los chicos me quieren un montón, yo a ellos también por supuesto. Con algunos de mis colegas también me llevo bien, aunque, con otros no tanto, me han hecho muchos comentarios, como: altanera y caprichosa. Quizás tengan razón pero qué más da.Con Ulises llevamos una relación meramente formal, aunque, me ha invitado a almorzar varias veces junto a otros colegas, no obstante, nunca he aceptado ninguna de sus invitaciones, creo que es mejor así, pero, eso no quiere decir que la atracción entre nosotros haya desaparecido, al menos, nos llevamos mejor que antes, pero ya no le hago comentarios con otras intenciones y él a mí tampoco.
A la salida está esperándome Camilo. Le explico que esta vez almorzaré con Ulises, aunque se molesta un poco, no le doy importancia. De verdad se olvidó de qué día es hoy. Espero un poco a mi jefe, hasta que por fin lo veo salir. Me comenta que encontró un restaurante de comida española que tiene muy buenas críticas y se caracterizaba por su buena y exquisita comida, además de la excelente atención. Me guía por un par de cuadras, hasta que divisamos un local bien rústico y acogedor. Nos sentamos en la terraza de este y pedimos nuestra comida. Increíblemente la comida y la compañía fueron más que perfectas. Lo conocí un poco más, de lo que ya lo he conocido en estos más de cinco meses, también dejé que conociera un poco más de mí. Le saqué muchas sonrisas, a pesar de que él es un tipo muy serio, tal como me había contado Eliana. Descubrí que su color favorito es el azul, que es amante de la comida chilena casera, su plato favorito es el pastel de papa (dijo que un día