“¿Por qué muchos hombres no entienden la palabra “NO”?
Ambos hermanos decidieron llevarme a un bar bailable bastante interesante. La música latina sonaba alto por todos lados. Me sentí a gusto con el ambiente. La gente bailaba al son de la música sin que nada le importase, quizás es justo lo que necesito para dejar de pensar en Ulises. Diviso al fondo del lugar, la barra. Nos acercamos para pedir algo de beber, la verdad, es que, necesito alcohol en mi cuerpo.
El resto del camino fue en silencio absoluto. Yo solo quería que me tragara la tierra. No me había dado cuenta de que me había dormido hasta que llegamos. Sentí el auto detenerse, el abrir de las puertas y los brazos de Ulises cargándome, de repente, me siento muy mareada y risueña. Las múltiples emociones que he sentido en una sola noche me están pasando la cuenta. Siento que entramos en el ascensor, ni siquiera sé cómo sabe dónde vivo o quizás me trajo… ¿A su departamento? Ah pero, también puede haberle preguntado mi dirección exacta a Eliana, o creo que mi dirección salía en mis papeles.Abro un poco los ojos, la luz me molesta, pero veo la mirada profunda de Ulises. Me sonríe y pregunta por mis llaves, la verdad, es que, deben estar en mi bolso, al fondo. Le digo que toque el timbre, de seguro Nefertari nos abre. Así lo hace, aun conm
Acelero el paso, furiosa. Camino a la salida me aborda uno de mis nuevos colegas.— Hola Aurora, en la tarde no pude presentarme. Me llamo Félix, soy el profesor de actuación y publicidad, mucho gusto — Extiende su mano, la estrecho y sonrío.— Igualmente — Respondo. Es un chico moreno de ojos café oscuro, de mediana estatura. Se ve agradable — Así es que ¿Sois profesor de actuación? — No olvidaré ese detalle.— Así es… estudié publicidad e hice un curso de actuación, como extra ¿Por qué?...ah, sí, lo olvidaba, tú estudiaste artes escénicas — Se ríe. — ¿Tienes algo que hacer ahora? — Pregunta tomándome por sorpresa. No sé qué intenciones tendrá este tipo, pero, veo que viene saliendo Ulises junto a Tatiana.&mdas
“Los pequeños detalles hacen la diferencia… ¡Qué gran frase!” Tres meses llevo trabajando en la academia. Me gusta trabajar aquí, los chicos me quieren un montón, yo a ellos también por supuesto. Con algunos de mis colegas también me llevo bien, aunque, con otros no tanto, me han hecho muchos comentarios, como: altanera y caprichosa. Quizás tengan razón pero qué más da.Con Ulises llevamos una relación meramente formal, aunque, me ha invitado a almorzar varias veces junto a otros colegas, no obstante, nunca he aceptado ninguna de sus invitaciones, creo que es mejor así, pero, eso no quiere decir que la atracción entre nosotros haya desaparecido, al menos, nos llevamos mejor que antes, pero ya no le hago comentarios con otras intenciones y él a mí tampoco.
A la salida está esperándome Camilo. Le explico que esta vez almorzaré con Ulises, aunque se molesta un poco, no le doy importancia. De verdad se olvidó de qué día es hoy. Espero un poco a mi jefe, hasta que por fin lo veo salir. Me comenta que encontró un restaurante de comida española que tiene muy buenas críticas y se caracterizaba por su buena y exquisita comida, además de la excelente atención. Me guía por un par de cuadras, hasta que divisamos un local bien rústico y acogedor. Nos sentamos en la terraza de este y pedimos nuestra comida. Increíblemente la comida y la compañía fueron más que perfectas. Lo conocí un poco más, de lo que ya lo he conocido en estos más de cinco meses, también dejé que conociera un poco más de mí. Le saqué muchas sonrisas, a pesar de que él es un tipo muy serio, tal como me había contado Eliana. Descubrí que su color favorito es el azul, que es amante de la comida chilena casera, su plato favorito es el pastel de papa (dijo que un día
Luego de un rato, pregunta por mis padres y ya que estoy abriendo mi alma con él, decido contar lo sucedido.— Mis padres fallecieron hace más de seis años. En un accidente aéreo, no he hablado de esto con nadie más que con mis amigos de España. — Retengo las ganas de llorar. Nadie en Chile, además de Nefertari lo sabía.— Eso es terrible, también lo lamento mucho, Has pasado por muchos horrores que no te merecías — Coge mis manos y deposita un beso en cada palma.— Gracias por el gesto — Le regalo una sonrisa sincera. — y eso no es todo…— Él me mira atentamente en espera de que continúe. Lo medito unos segundos y le cuento mi historia con Lucas.A medida que voy relatando las cosas, su rostro pasa por todas las emociones posibles, pero jamás por una de lastima. No puede creer lo que le cuento,
Pasa sus manos por mi cintura y entre besos y caricias llegamos nuevamente a su habitación. Donde la ropa comienza a estorbar. Dejamos fluir la pasión contenida durante estos meses, nos dejamos llevar en su exquisita cama, pero al intentar terminar de desnudarme lo paro.— ¿No te sientes segura?— No es eso. Es solo que… ¿Podrías apagar la luz? — Lo sé, mi petición no es muy común, pero, como he contado anteriormente, cuando era pequeña tenía sobrepeso, al adelgazar, quedé llena de estrías en abdomen y glúteos. Aunque he usado mil cremas para borrarlas, muchas siguen ahí.— ¿Por qué? ¿Pasa algo? — Me pregunta extrañado. Con el torso desnudo. ¡Ay dios! ¡Se me hace agua la boca!— No quiero que veas mi cuerpo desnudo a la luz — Respondo cabizbaja.&mdas
“Ten cuidado con los comentarios malintencionados” Me encierro en mi habitación. La verdad, no quiero que nadie arruine mi felicidad que he comenzado a sentir, luego, de tanto tiempo. Sin miedos, sin barreras, sin fantasmas…solo existe él y yo. Nefertari golpea la puerta y me pide ir al living. A regañadientes lo hago. Ahí está Eliana, quien al verme se abalanza a abrazarme, pidiendo disculpas. Yo pongo los ojos en blanco. — Lo siento mucho amiga. Lo he olvidado, pero, te lo recompensaré…te traje una torta. Espero que te guste. Es selva negra, no sé, si la conoces — Dice sin soltarme. — Ok. Gracias, en serio te agradezco el gesto, aun así eso no cambia nada — Deshago el abrazo y me siento en el sofá. — Camilo vendrá también, en un rato más. También quiere disculparse. Después de todo ustedes son muy amigos. —&
Para mi mala suerte, Ulises me ve, aunque, no se da cuenta de lo que han dicho las dos chicas dentro. Me saluda con un beso que apenas correspondo y me lleva a su oficina.— ¿Cómo estás bombón? Me alegra que me hayas venido a buscar para almorzar… ¿Qué traes ahí? — Apunta la cajita con galletas que traigo en mis manos.— Ten, son para ti — Respondo casi en un susurro. Me duele el corazón, solo tengo ganas de salir arrancando y llorar. Él las toma y me agradece con una sonrisa — Las he hecho yo.— ¡Qué rico! Mejor aún…yo te tengo esto — Me entrega una cajita envuelta en papel. La abro y veo que son cuatro tazas elegantes con dibujos de gatitos. La verdad, es que, me han encantado, pero debo ser firme — ¿Qué pasa? — Pregunta por fin.&m