Terminamos de almorzar y yo me ofrezco a lavar los trastes mientras ella se arregla para la cita con su psiquiatra, colega de “nuestro” hermano, que es igual de bueno que él.
Mientras ella va, yo decido salir a comprar algunos chuches para el viernes, pues con Eliana y Nefertari lo hemos denominado “Viernes de películas”. Así que, me voy al supermercado, que queda a varias cuadras de acá, la larga caminata me permite despejar la mente para mañana. Podría ir a tomar un taxi o algo, pero como no tengo qué más hacer, decido estirar las piernas - tomo nota de comprarme una bicicleta -.
Al ir caminando diviso un gimnasio, en mi edificio no hay, y como no quiero dejar el ejercicio decido entrar para inscribirme. Aunque la mensualidad no es poca, con algunas miradas y batir de pestañas logro un descuento, lo cual también me ha costado mi número telefónico
“El arte es la mejor forma de manifestar nuestros sentimientos de distintas maneras” Me giro a observar a Camilo, está sumido en sus pensamientos, creo que está avergonzado por lo que pudo escuchar Nefertari. Llamo su atención diciéndole que mañana hagamos como si nada ha pasado, ningún comentario al respecto y que por favor ahora se retire. Se despide y entra rápidamente a su departamento. Yo suelto el aire que no me había dado cuenta que retenía. Abro la puerta, entro directamente dirigiéndome a mi habitación, no quiero un interrogatorio por parte de mi compañera de departamento. Me doy una ducha y luego me coloco un pijama. Me tenía que sacar el mal polvo del cuerpo. Minutos después, Nefertari golpea la puerta de mi habitación y le indico que puede entrar. — ¿Aurora?, ¿Qué ha pasado con Camilo? — Se sienta en mi cama y empieza a jugar con su cabello. — ... que hemos follado, pero ha sido el peor
Continuamos ensayando por una hora más. Vamos a los camarines a cambiarnos y al salir veo al bombón arrogante, apoyado en la pared.— Tiene hartos amigos señorita Espósito, se ve que es una persona muy simpática ¿Por qué conmigo no es así? — Me observa y puedo notar en su mirada ¿Tristeza, tal vez? , yo lo miro sorprendida pero haciendo lo mismo que él hizo hace una hora, cambio mi cara a una totalmente seria.— No soy amiga de hombres arrogantes y con constantes cambios de humor…me choca tu bipolaridad — Me doy la media vuelta y comienzo a caminar, pero él me detiene.— Me agrada tu actitud, no todos se atreven a decirme bipolar… bueno, que tengas bella tarde “Pecas” — Me quedo de piedra, se acerca a darme un beso en la mejilla y se retira. Si hubiese sido cualquier otro, le habría est
“Tu cuerpo… tu decisión”Luego de ese viernes, a Nefertari le vinieron más síntomas que nos hicieron sospechar sobre su estado: mareos, antojos, desmayos, etcétera. Finalmente por decisión de la misma chica, nos sinceramos con Eliana y le contamos todo lo sucedido en España, absolutamente todo, por lo que, pedimos que no contara aquello a nadie, es un tema muy delicado. Omitimos algunas cosas, pero sólo fueron ciertos detalles. Eliana estuvo en shock por media hora y el otro resto de hora se lo pasó llorando y abrazándonos. Nuestra historia le afectó muchísimo y ofreció su ayuda para todo lo que necesitáramos, además de su absoluta discreción. Ahora a
A la mañana siguiente, junto a las chicas nos levantamos temprano para acompañar a Nefertari al médico. Luego de un entretenido desayuno, emprendemos rumbo. Como la consulta queda a unas cuantas calles, nos vamos caminando.Cuando llegamos tenemos que esperar un poco. Minutos después, la hacen ingresar a ella sola y nosotras quedamos en recepción esperándola.Como a la media hora, sale con una sonrisa, nos entrega una receta que le ha dado el médico y vamos a la farmacia. En el camino nos cuenta lo que le han dicho, tiene siete semanas de gestación, lo que llevamos de estadía en Chile. Ni siquiera le había prestado atención a ello, por lo menos, Nefertari se ve feliz y eso me hace feliz a mí también, no quiero verla mal, aunque sé que se guarda las cosas para ella y eso le hace mal, me reconforta saber que según el psiquiatra, ha habido un avance en su tratamiento.
Sigue interrogándome por varios minutos más, sopesando mis capacidades, hasta que por fin logro sorprenderlo y se decide a contratarme; pero primero tendré que pasar por una capacitación de una semana, donde deberé aprender todo lo que se imparte en la clase de pasarela. Será arduo trabajo, pero en ningún momento duda de que pueda lograrlo. Me ha dicho que necesita cuanto antes a una profesora, pues una de las que enseña pasarela se irá a vivir al extranjero. También me comenta cuánto ganaré y quedo sorprendida, con este trabajo podré pagar algunas de mis deudas y quizás comenzar a juntar dinero para un auto, aunque sea uno pequeño. — Bienvenida a la academia entonces señorita Espósito… esta semana que viene será de capacitación, el lunes siguiente le daré su horario de trabajo. Que tenga un bello día ¿Le queda alguna duda? — Pregunta serio. — Ninguna por el momento. Gracias por la oportunidad señor Vega, no se arrepentirá — Me pongo de pie. <
— Jimmy, si llamáis para saber que traer, no hace falta, lo único que falta es tu compañía ¡te extraño un montón cariño! …¿Jimmy? — Río pero él no dice palabra.— No soy Jimmy, Pecas — Ahora la que se queda de piedra soy yo ¿Cómo consiguió mi número? Ah claro, el contrato. — Ya veo que era lo más importante que tenías que hacer — Dice ¿molesto?— Lo siento, he contestado sin ver quien llamaba. Además sois mi jefe, no deberías llamarme si no es por temas laborales, y lo que yo haga en mi vida personal no debería importar… que sea la última vez que llamáis por temas sin importancia, vaya a pasársela bien con Tatiana — Exclamo aún más molesta. Creo que lo último estuvo demás ¿No?
“¿Por qué muchos hombres no entienden la palabra “NO”? Ambos hermanos decidieron llevarme a un bar bailable bastante interesante. La música latina sonaba alto por todos lados. Me sentí a gusto con el ambiente. La gente bailaba al son de la música sin que nada le importase, quizás es justo lo que necesito para dejar de pensar en Ulises. Diviso al fondo del lugar, la barra. Nos acercamos para pedir algo de beber, la verdad, es que, necesito alcohol en mi cuerpo.— ¿Qué quieres tomar?...el primer trago invito yo — Dice Camilo. Yo le sonrío en agradecimiento. Me coloco los dedos en el mentón, para que vea que estoy pensando en las opciones.— Creo que esta noche me apetece un mojito. Si no es mucha molestia — Finalmente me decido. Él asiente y le pide al bartender
El resto del camino fue en silencio absoluto. Yo solo quería que me tragara la tierra. No me había dado cuenta de que me había dormido hasta que llegamos. Sentí el auto detenerse, el abrir de las puertas y los brazos de Ulises cargándome, de repente, me siento muy mareada y risueña. Las múltiples emociones que he sentido en una sola noche me están pasando la cuenta. Siento que entramos en el ascensor, ni siquiera sé cómo sabe dónde vivo o quizás me trajo… ¿A su departamento? Ah pero, también puede haberle preguntado mi dirección exacta a Eliana, o creo que mi dirección salía en mis papeles.Abro un poco los ojos, la luz me molesta, pero veo la mirada profunda de Ulises. Me sonríe y pregunta por mis llaves, la verdad, es que, deben estar en mi bolso, al fondo. Le digo que toque el timbre, de seguro Nefertari nos abre. Así lo hace, aun conm