Capítulo 78
Joana acababa de pasar un mal momento con Benedicto cuando vio a Fabiola, como si hubiera encontrado un saco de boxeo para desahogarse. Sin decir palabra, agarró el brazo de Fabiola y preguntó acusadoramente.

—¿Apareces aquí para seducir al tío segundo de Cedro, verdad?!

Fabiola ladeó la cabeza, echó un vistazo a su brazo que le dolía por el agarre de Joana, y dijo fríamente: —¡Suéltame!

La enfurecida Joana no escuchaba en absoluto.

¡Si ella no podía tenerlo, por qué Fabiola sí!

Al ver que Joana no la soltaba, Fabiola agarró la mano de Joana y sus uñas se hundieron profundamente en ella.

Joana, dolorida, empujó a Fabiola y, mirando las profundas marcas de dedos en su muñeca, volvió a abalanzarse sobre ella.

Fabiola esquivó y, echando un vistazo a la cámara de seguridad no muy lejos, le recordó: —Señorita Herrera, cuida tu imagen.

Emilio también se dio cuenta de que ese no era su territorio. Si Joana armaba un escándalo y era expuesta, no sería bueno, así que se apresuró a detener a Joa
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