Capítulo 80
Fabiola se volvió para mirarlo con desdén: —¿Qué?

—¿No le prometiste al abuelo cuidar de mí? —dijo Cedro mientras miraba a Fabiola nervioso. —No estarás pensando en romper tu promesa, ¿verdad?

Fabiola no quería hablar con él y, al salir, preguntó al guardaespaldas dónde estaba la cocina.

El guardaespaldas llevó a Fabiola a la cocina.

La cocina estaba llena de vegetales de todo tipo y carne de pollo, pato y pescado, todo ya limpio. Fabiola solo tenía que cocinarlos.

Antes, era ella quien se ocupaba de las tres comidas diarias de Cedro y conocía perfectamente sus gustos, pero ahora, Fabiola no quería cocinar a su gusto.

¡Iba a cocinar según su propio gusto!

Media hora después, el guardaespaldas sirvió dos platos.

Uno era col hervida y el otro, también col hervida.

La cara de Cedro se puso fea: —¿Eso es todo?

—No hay más —dijo Fabiola y pasó su plato de col hervida y comenzó a comer tranquilamente en la mesa.

No había comido al mediodía y ahora no tenía apetito, así que solo había cocinad
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