Capítulo 205
Benedicto, con su imponente estatura, se paró bajo la luz, con una sonrisa satisfecha en los labios.

—Vamos —dijo, llamando a Fabiola

Ella levantó la vista, vio a Benedicto y se acercó rápidamente, enganchando su brazo con el de él: —Está bien.

Benedicto la miró: —¿Alguna buena noticia?

Fabiola sonrió misteriosamente: —Lo sabrás en la mesa del comedor.

Dicho esto, hizo un gesto de puño cerrado hacia Patricia, quien apretó nerviosamente sus labios.

Patricia apretó nerviosamente los labios.

Los tres bajaron juntos las escaleras.

En la entrada, Alejandro ya los esperaba.

El lugar para comer estaba justo al lado.

Justo cuando estaban a punto de irse, la hija de la dueña, Isabel, salió corriendo: —Alejandro, ¿van a cenar?

Alejandro: —Sí.

—¿Puedo ir con ustedes? —Isabel guiñó un ojo a Alejandro.

Él miró instintivamente a Patricia.

La cara de Patricia palideció por un momento, y sus ojos se encontraron con los de Alejandro.

En ese instante, Isabel ya estaba al lado de Alejandro, tirando suave
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