Capítulo 208
Fabiola llegó a su apartamento y, al salir del ascensor, fue recibida por un hedor abrumador.

La puerta del apartamento estaba cubierta de excremento y en la pared, escritas con pintura, había unas letras grandes que decían: Hija Malvada.

El líquido de los huevos rotos fluía a través de las grietas de los ladrillos.

El personal de la propiedad estaba esperándola en la puerta.

Al ver llegar a Fabiola, se acercaron tapándose la nariz: —Señorita Salinas, la policía fue a la oficina a revisar las cámaras de vigilancia.

Fabiola asintió ligeramente y abrió la puerta.

Dentro, todo estaba limpio y ordenado, exactamente como antes de que Claudia lo destrozara.

Mirando hacia fuera de la puerta, Fabiola sintió como si el tiempo retrocediera.

Era como si volviera al día en que Claudia había destrozado su casa.

El personal de la propiedad dijo: —Señorita Salinas, vamos a bajar.

Fabiola retiró su mirada, asintió en silencio y siguió al personal hasta el ascensor.

Justo cuando se abría la puerta del
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