A la mañana siguiente me sentía un poco extraña por todo lo sucedido ayer, estaba pensativa y más o menos avergonzada. No sé qué demonios me pasaba con James si apenas lo conocía. Hoy tendría que trabajar desde mi computadora pero también tenía que asistir a mis horas en la universidad. Como tenía las libres vendría a mi casa y trabajaría en lo que pudiera.
Me levanté más temprano de lo normal y me puse a hacer ejercicios frente a lago, corriendo de un lado a otro y haciendo algunos abdominales. Siempre quería mantener mi rutina de antes. Luego me puse a hacer el desayuno para después meterme a bañar. Cuando estuve lista pasé tocando la puerta de Lana para que se vistiera pero al parecer esta ya lo estaba.
—Ya bajo —me había respondido.
Bajé a desayunar tranquilamente. No sabía lo que pasaría hoy en la universidad.
—Buenos días —saluda Lana cuando se sienta.
—Buenos días —le respondí—¿Cómo dormiste?
—Bien, estuve leyendo un poco y me quedé dormida súper rápido.
—Qué bien por ti.
—¿Y tú?
—Bien, supongo.
—Una amiga me invitó a su casa hoy —me dijo así que la miré.
—¿Una amiga tan rápido?
—Sí, tenemos un trabajo en parejas así que... ¿te molesta?
—No, está bien. Solo avísame para recogerte en su casa.
—Claro.
Después de desayunar nos montamos al coche y nos fuimos. En su colegio estaban llegando casi todos y cuando manejé a mi universidad de nuevo empezó a llover. M*****a sea, ¿es que nunca deja de llover? Lo bueno es que ayer pude comprarme un paraguas y alguna ropa calentita. Estacioné el coche con sigilo porque también empezó a relampaguear. Las tormentas eléctricas me daban ansiedad. Abrí la puerta de mi coche y salí con el paraguas en mano.
Estando dentro pude respirar tranquila. Habían varios estudiantes ya, al parecer todos eran más o menos puntuales.
•
La mañana pasó lento, siempre tenía ese pensamiento de James. Es obvio que soy un juego para él, nadie actúa así apenas conociendo a una chica. Quizás ni siquiera le importo y solamente seré una conquista más para él, ¿verdad? Qué estupida fui. Ni siquiera me he concentrado en mis clases.
Cuando llegó la hora del almuerzo planeaba irme a mi casa, de todas formas no tenías más clases ya.
—¡Laura! —gritó alguien detrás de mi. Volteé a ver a la susodicha. Era Gisela. —¿Ya te vas?
—Sí.
—¿Qué le pasó a tu brazo?
—Oh, nada, solo me golpeé un poco —respondí, recordando a Blake.
—Está bien. ¿Almorzamos juntas?
—Pues... la verdad planeaba irme a mi casa desde ya —rasqué mi nuca. Agradecí no haberme topado con James, aunque en el fondo, muy en el fondo hubiera querido hacerlo.
—¿Por qué? Si tengo mucho qué contarte —Gisela me tomó de la mano y me encaminó hacia la cafetería.
—¿Contarme de que?
—Bueno pues sobre Jazmine.
¿Y esa quien es?
Tomamos la bandeja y seguimos la fila para la comida. Jamás me ha gustado comer las comidas de las escuelas, universidades o fuera en la calle. Nunca me he sentido segura, así que solamente tomé una manzana, un yogurt y galletas.
—No tengo idea de quién es esa.
—Es la novia de James. —respondió.
La miré de inmediato, sentí algo dentro de mi: desilusión.
¿James tiene novia? Me sentía tan usada Justo ahora.
—En realidad no me importa nada que tenga que ver con ellos. —ahora buscamos una mesa entre tantos lugares, pero mi mirada dio con una persona en especial, Justo de quien estábamos hablando y lo odié. James estaba en una mesa del centro con su grupo de amigos que eran igual de raros e igual de pálidos y hablaban animadamente. Al lado de James había una chica, era pelirroja, usaba ropa negra igual, su aura tenía algo oscuro que me provocó escalofríos.
—Ven, tengo una mesa por aquí —me dijo Gisela.
La seguí ignorando completamente a James. Es un patan. Nuestra mesa estaba junto a la ventana, se podía ver el jardín, la lluvia caer y los relámpagos alumbrar.
—Como te decía, Jazmine es la novia de James quien sabe desde cuando, al menos desde que se mudaron a este pueblo que fue hace unos cinco años.
Tomé de mi yogurt.
—¿Por qué te interesa tanto esa gente? —quise saber, la verdad me exasperaba que siempre les pusiera importancia como si fueran de la realeza o que se yo.
—Porque ellos son raros, Laura. Al menos todos aquí lo sabemos. En primer lugar viven en el bosque, completamente solos. Y todos ellos viven en la misma casa que se podría decir que es casi una mansión.
—¿O sea que James y esa tipa viven juntos?
—Sí, eso.
Me sentía mal en ese momento.
—¿Sabes? Tengo que irme porque recordé que tengo que pasar al colegio de mi hermanita para... algo —me puse de pie, enganchando mi bolso a mi hombro bueno.
—Pero si acabamos de sentarnos.
—De verdad, discúlpame yo... —cuando iba a girar me encontré de nuevo con el chico de ayer, creo que su nombre es Blake. Él me sonrió y por instinto yo también.
—Creo que esto de chocar se nos hará costumbre —murmuró sonriendo.
—Espero que no porque soy yo quien la pasa mal.
—¿Ya te ibas?
—Sí.
—Laura... —empezó a decir Gisela, creo que porque quería que los presentara.
—Oh, Blake, ella es Gisela: una compañera.
—Mucho gusto, Gisela.
—Igualmente, Blake.
Gisela se le quedó viendo y me dio la impresión de que a ella le gustaba.
—Yo me tengo que ir. Gis, nos vemos mañana.
—Está bien. Cuídate.
—Te acompaño —dijo Blake.
—Está bien —acepté, no quería perder más tiempo en debate de si me acompaña o no, igual ellos siempre ganan. Fui consiente de que la mayoría de chicas se me quedaron viendo feo cuando pasé con Blake al lado a como también pude darme cuenta de que James no nos quitó la mirada de encima.
—Blake —lo llamó una voz que no conocía, pero que provenía de la mesa de James. Nos detuvimos, girándonos. La chica Jazmine, novia del patan ese, se puso de pie y se dirigió a nosotros... bueno, a Blake. —¿A donde vas? Queremos saber si asistirás a la fiesta del lago hoy.
—¿Fiesta? ¿En día de semana?
—Sabes que eso nunca ha sido un impedimenta.
—¿Qué celebramos?
—Mi regreso obviamente. Quiero ponerme al día con todo lo que me perdí estos tres meses fuera —ahora su vista se dirigió a mi—¿Quién es tu nueva amiga? —me miró un poco extraño. Su pelo era tan rojo como el labial que usaba, también era rizado, sus rizos eran muy bonitos. En realidad ella era muy bonita: blanca como el papel, ojos cafés, vestimenta adecuada, cuerpo bonito. En fin, era imposible no sentirse menos con ella existiendo. Ahora entiendo por qué le gustó a James
—Blake, Blake —James apareció junto a su novia—Jamás entiendes, ¿verdad?
Blake solo se cruzó de brazos.
—Se llama Laura, Jazmine y ya nos íbamos —respondió Blake.
—¿Tan rápido? Solo quiero saber si irás a la fiesta Blake —la chica parecía muy interesada.
—Allí estaré —respondió Blake, en eso me tomó de la mano y me quiso encaminar para la salida, pero nos detuvimos. James estaba agarrando muy fuerte el brazo de Blake.
—Tú y yo tenemos un acuerdo y ella —me miró— Es parte de eso.
Fruncí el ceño.
—¿Soy parte de que? —les pregunté a los dos.
—Nada, no le hagas caso.
James pareció enojado, mucho más y yo no le conocía ese semblante. Daba miedo eso si.
—Estas advertido. —lo soltó.
En eso Blake y yo al fin pudimos salir de ahí, pero de todas formas Blake tenía que aclararme algunas cosas.
—Blake —me detuve en el pasillo y el me miró—¿Qué pasa entre ustedes y por qué siento que están involucrándome?
—Nada...
—No digas nada porque lo pude entender perfectamente. —rodé los ojos.
—Es complicado, pero no es nada malo.
—Entonces explícame por favor porque no entiendo nada.
—Es James, siempre es James.
—¿Qué cosa?
—Ayer me advirtió que no me acercara a ti.
—¿Qué?
Me parecía tan absurdo.
—Así es el.
—Pero si tiene novia.
—Eso no es impedimento para el.
—Patan.
—No importa, Laura.
—Sí importa. Me va a escuchar, ¿que cree que soy, de su propiedad?
Blake se quedó callado.
—Pero en fin, gracias por todo; ahora tengo que irme, te veo mañana —le medio sonreí.
—¿No quieres que te lleve?
—No, estoy perfectamente. En serio. Cuídate.
Caminé por el pasillo hasta dar con el estacionamiento. No sabía lo que pasaba en este pueblo de locos pero todos actuaban extraño, ¿no podían ser como la gente normal? Y ahora James y Blake me involucran en sus cosas como si yo fuera un objeto sin valor. Llegué al auto y me monté, arrancando después.
•
Cuando llegué a casa decidí relajarme un poco. No podía perder la cordura y menos por James. No puedo creer que tenga novia y aún así me haya besado y... tocado.
Quité mi bolso y me dirigí a la cocina, pero en cuanto llegué di un salto en mi mismo lugar al ver a una figura parada junto a la encimera.
—¡James! —exclamé.
—¿Qué crees qué haces?
—¿Qué? ¿Cómo llegaste aquí tan rápido?
—¡No puedes estar con Blake, Laura! —espetó acercándose a mi.
—¿¡Qué demonios te pasa?! —le grité en el mismo tono de voz.
—¡Tú eres mía, solo mía! —demandó y con una fuerza descomunal me arrinconó a la pared y me besó.
James me tomaba con fuerza, en una de esas me subió a su cintura para que me enroscara en él. —¡James! —quise zafarme—¡James! —lo logré— ¡Déjame! —Laura, no entiendes... —¡Tienes razón! No entiendo, no logro entender nada de esto. Ustedes me tratan como si fuera una cosa que se puede pedir y nada más. Pero no. Apenas te conozco desde ayer e igual a Blake, no quiero que me vuelvas a hablar en especial cuando sabias perfectamente que tienes novia y aún así vienes y me besas ¡estas loco! —¿Novia? —¡Si! Jazmine. Se rió un poco. —No es mi novia, ¿quién te dijo eso? —Pues... se dice. —No. No es mi novia, yo no tengo novias —se rió. —Ja, claro. —Es en serio. —Yo también digo las cosas en serio. Ya, no quiero seguir en esta situación, ¿me puedes entender? —¿Cuál situación? Admite que también te gusto —se volvió a acercar. —No te hagas tan importante. —¿Entonces por qué aceptas mis besos con tanta pasión? Lo miré mal. —¿Por qué te dejas tocar por mi? ¿Por qué tu corazón Justo
—¿En qué piensas? —Gisela me sacó de mis pensamientos. —Nada, solo me quedé un poco ida —medio reí, aunque quizás reía para no llorar. Miré la fogata de esos chicos y me pregunté si James estaría ahí. —¿No es Blake? —pregunta Gisela. Miré en dirección hacia donde miraba ella. Ahí venía Blake con una bolsa en sus manos, dirigiéndose a nosotros. —Sí. Hola, Blake —lo saludé. Me sorprendía verlo aquí. ¿Cómo supo dónde vivo?—Buenas noches... oh, hola... Gisela, ¿cierto?—Así es. —noté que Gisela ahora se puso un poco nerviosa. —Disculpen el atrevimiento pero las vi de lejos y preferí hacerles compañía que estar en esa patética fiesta, ¿les molesta? —Para nada, Blake. —No te preocupes—dijimos las dos al mismo tiempo. —Siéntate —le dije, poniéndome de pie y dándole mi silla. —Laura, por favor, me ofendes, siéntate tu. —No, iré por otra silla. —Está bien. Me encaminé a la casa, la cerveza que estaba en mis manos apenas estaba a la mitad y no quería seguir tomando. Fui a la cocina
—Vamos —James me tomó de la mano y me encaminó fuera de la fiesta, hacia el bosque. —¿Estás segura de esto? —¿Tú no? —Como sea. —Háblame sobre la luna de sangre. —¿Por qué quieres saber eso? —Bueno, es lo que decía la nota y tengo la leve sospecha de que Jazmine fue quien la envió. Dime, ¿que significa? —Por favor, Laura, son locuras de Jazmine, ¿en serio le harás caso? —Entonces admites que fue ella —me detuve en seco. —No... —Aceptaste que fue tu amiga quien me envió esa nota —lo encaré. Al fin podía poner mis habilidades de abogada y James había caído. —¿Que...? Estas jugando conmigo, ¿verdad? —se acercó peligrosamente. Al parecer se había percatado que había utilizado psicología inversa con el. —No lo hago, James —espeté. —Deja de jugar a la detective porque saldrás herida. —¿Serás tu quien me hiera? ¿Así como lo hiciste con Andrea? Achicó sus ojos, entonces me tomó del cuello y me estampó contra un árbol. Su agarre era fuerte pero no lo suficiente para asfixiar
Estaba sorprendida. Esto parecía irreal. —¿Es posible? —susurró Gisela. —Tal vez —respondió Jason—Pero puede ser su bisabuelo o no lo sé, hay casos de ese tipo —Jason trató de encontrar una explicación lógica. —Entonces, ¿qué es James? —Gisela me miró. —Okay, esto es un poco raro —me puse de pie. Solo nosotros tres estábamos en esta habitación y de repente me sentía observada. —¿Hay alguien más con nosotros? —le pregunté a Jason. —No. Acabo de cerrar —susurró también. Gisela y él se pusieron de pie. —Es solo que... —empecé a decir—... siento esa sensación de que no estamos solo, ¿si? Ellos asintieron. —¿Qué vamos a hacer con la foto? —inquirió Gisela. —Jason, ¿tienes impresora? Él asintió. No podía dejar este caso así como así, podía tener muchas explicaciones esa foto, del como James Fernsby está en un libro de archivos viejos y se mira completamente igual. Quizás Jason tiene razón y sea algún tatarabuelo o quizás estén pasando cosas mucho más oscuras en este lugar, en Jam
JAMES —¿¡En qué demonios estaban pensando?! —le espeté a Jazmine en cuanto llegó. —¿De que hablas? —se hizo la loca. Tenía una cara de satisfacción que me dio rabia, colera. —¡No mientas! —la estampé contra la pared, tomándola del cuello—Que sea la última vez que intentas meterte con Laura o con quienes la rodean o sino... —¿O sino que? ¿Vas a matarme? —¿Por qué no? No aportas en nada a este mundo —le dije con desprecio. Su semblante cambió a enojo. —¿Y tu si? ¿Laura si? La lancé a una pared. —Tú y tu gente se largarán de mi casa ahora mismo. —¿Qué mierdas dices? —Jazmine se sorprendió. —Lo que oíste. Lárgate. —¡Estas equivocado, James! ¡Cuando tu amiguita Laura sepa lo que eres no querrá verte ni en pintura! —exclamó mientras yo subía las escaleras—¡Y esto no se quedará así lo juro!Subí a la habitación en busca de Laura. LAURA. Escuché voces a lo lejos y también uno que otro grito que me hizo despertarme de golpe. Lo primero que noté es que no estaba en mi habitación,
Era tan extraña la muerte, tan sorpresiva, dolorosa y traicionera. En cualquier momento puedes morir, puede que sea en unos años o en unos segundos. Ver a Jason muerto me produjo escalofríos. Sentí que todo pasó en cámara lenta, el gritó que hizo Lana para llamar la atención de los demás, cuando le cubrí los ojos para que no viera el cuerpo. Gisela apareció junto a sus padres, Gisela se lanzó al cuerpo de Jason sin importarle cómo estuviera. Ella se soltó a llorar. No conocía a Jason, solo tenía un día de conocerlo y había parecido una muy buena persona. Aún tengo su voz en mi cabeza cuando me dio ese chocolate caliente. No pude evitar que una lágrima se me escapase y, como sabiendo el tiempo lo que pasaba, empezó a llover. —¡Jason! —gritaba Gisela. Los padres de Jason lloraban, estaba joven, tenía toda una vida por delante. Ahora había dejado a sus padres solos, a sus amigos que también estaban aquí, sus compañeros de clases. No podía. No podía seguir viendo eso. Me alejé de todos,
Al llegar a casa arreglé, limpié y cociné un poco. Lana me ayudó. Cuando se acercaba el momento de salir de James subí a mi habitación para elegir algo cómodo que ponerme. Elegí unos vaqueros y un suéter. Amarré mi pelo en una cola floja y me puse brillo labial. De pronto me sentí estupida y fea. Me veía en el espejo y sentía que nada de lo que me pudiera me quedaba bien, además de que no me sentía cómoda con esta ropa. No soy así. Me desvestí y me eché a la cama. Ya no quería salir, mejor me quedaba en mi cama sola. —¿Laura? —Lana toca la puerta. —¿Qué? —espeté, abrazando una almohada. —James está abajo. —Dile que no iré. —¿Qué? ¿Estás loca? Abre. —Solo dile que no iré porque no me siento bien. —Laura... —ahora era James quien estaba del otro lado de la puerta—... yo me haré cargo de ella—escuché que le dijo a Lana, después pasos alejándose me hizo darme cuenta de que Lana se había ido. La puerta se abrió de pronto y James entró. —¡James! —exclamé, tapándome con la almohada.
Me quedé atónita ante la pregunta de James... es decir, ¿qué? ¿Por qué me pediría algo así? Su rostro estaba serio, observándome y atento a mi respuesta. —James... estás loco —susurré. —Loco por ti —sonrió de lado. —Yo...—Shhh —me calló para después reírse un poco—¿En serio te la creíste? Debiste ver tu cara. Fruncí el ceño ante su reacción. ¿Entonces era una broma? La rabia creció dentro de mi. —¡Eres un idiota! —lo empujé, caminando lejos. —Vamos, Laura, no seas tan dramática —lo escuché decirme—Era solo una broma, ¿no me digas que te lo creíste? La rabia seguía creciendo dentro de mi, ahora sentía tanto enojo hacia el. Me giré hacia el, sonriendo un poco. —No, creo que debería de estar agradecida porque la verdad no supe cómo decirte que no quería pasar la noche contigo —le dije dura—Me dio como pena, ¿si entonces? Así que... qué bueno que fue solo una broma de tu parte, en serio me salvaste —reí sin ánimos. James era un chico tan cambiante, no entendía sus cambios de humo