—¿En qué piensas? —Gisela me sacó de mis pensamientos. —Nada, solo me quedé un poco ida —medio reí, aunque quizás reía para no llorar. Miré la fogata de esos chicos y me pregunté si James estaría ahí. —¿No es Blake? —pregunta Gisela. Miré en dirección hacia donde miraba ella. Ahí venía Blake con una bolsa en sus manos, dirigiéndose a nosotros. —Sí. Hola, Blake —lo saludé. Me sorprendía verlo aquí. ¿Cómo supo dónde vivo?—Buenas noches... oh, hola... Gisela, ¿cierto?—Así es. —noté que Gisela ahora se puso un poco nerviosa. —Disculpen el atrevimiento pero las vi de lejos y preferí hacerles compañía que estar en esa patética fiesta, ¿les molesta? —Para nada, Blake. —No te preocupes—dijimos las dos al mismo tiempo. —Siéntate —le dije, poniéndome de pie y dándole mi silla. —Laura, por favor, me ofendes, siéntate tu. —No, iré por otra silla. —Está bien. Me encaminé a la casa, la cerveza que estaba en mis manos apenas estaba a la mitad y no quería seguir tomando. Fui a la cocina
—Vamos —James me tomó de la mano y me encaminó fuera de la fiesta, hacia el bosque. —¿Estás segura de esto? —¿Tú no? —Como sea. —Háblame sobre la luna de sangre. —¿Por qué quieres saber eso? —Bueno, es lo que decía la nota y tengo la leve sospecha de que Jazmine fue quien la envió. Dime, ¿que significa? —Por favor, Laura, son locuras de Jazmine, ¿en serio le harás caso? —Entonces admites que fue ella —me detuve en seco. —No... —Aceptaste que fue tu amiga quien me envió esa nota —lo encaré. Al fin podía poner mis habilidades de abogada y James había caído. —¿Que...? Estas jugando conmigo, ¿verdad? —se acercó peligrosamente. Al parecer se había percatado que había utilizado psicología inversa con el. —No lo hago, James —espeté. —Deja de jugar a la detective porque saldrás herida. —¿Serás tu quien me hiera? ¿Así como lo hiciste con Andrea? Achicó sus ojos, entonces me tomó del cuello y me estampó contra un árbol. Su agarre era fuerte pero no lo suficiente para asfixiar
Estaba sorprendida. Esto parecía irreal. —¿Es posible? —susurró Gisela. —Tal vez —respondió Jason—Pero puede ser su bisabuelo o no lo sé, hay casos de ese tipo —Jason trató de encontrar una explicación lógica. —Entonces, ¿qué es James? —Gisela me miró. —Okay, esto es un poco raro —me puse de pie. Solo nosotros tres estábamos en esta habitación y de repente me sentía observada. —¿Hay alguien más con nosotros? —le pregunté a Jason. —No. Acabo de cerrar —susurró también. Gisela y él se pusieron de pie. —Es solo que... —empecé a decir—... siento esa sensación de que no estamos solo, ¿si? Ellos asintieron. —¿Qué vamos a hacer con la foto? —inquirió Gisela. —Jason, ¿tienes impresora? Él asintió. No podía dejar este caso así como así, podía tener muchas explicaciones esa foto, del como James Fernsby está en un libro de archivos viejos y se mira completamente igual. Quizás Jason tiene razón y sea algún tatarabuelo o quizás estén pasando cosas mucho más oscuras en este lugar, en Jam
JAMES —¿¡En qué demonios estaban pensando?! —le espeté a Jazmine en cuanto llegó. —¿De que hablas? —se hizo la loca. Tenía una cara de satisfacción que me dio rabia, colera. —¡No mientas! —la estampé contra la pared, tomándola del cuello—Que sea la última vez que intentas meterte con Laura o con quienes la rodean o sino... —¿O sino que? ¿Vas a matarme? —¿Por qué no? No aportas en nada a este mundo —le dije con desprecio. Su semblante cambió a enojo. —¿Y tu si? ¿Laura si? La lancé a una pared. —Tú y tu gente se largarán de mi casa ahora mismo. —¿Qué mierdas dices? —Jazmine se sorprendió. —Lo que oíste. Lárgate. —¡Estas equivocado, James! ¡Cuando tu amiguita Laura sepa lo que eres no querrá verte ni en pintura! —exclamó mientras yo subía las escaleras—¡Y esto no se quedará así lo juro!Subí a la habitación en busca de Laura. LAURA. Escuché voces a lo lejos y también uno que otro grito que me hizo despertarme de golpe. Lo primero que noté es que no estaba en mi habitación,
Era tan extraña la muerte, tan sorpresiva, dolorosa y traicionera. En cualquier momento puedes morir, puede que sea en unos años o en unos segundos. Ver a Jason muerto me produjo escalofríos. Sentí que todo pasó en cámara lenta, el gritó que hizo Lana para llamar la atención de los demás, cuando le cubrí los ojos para que no viera el cuerpo. Gisela apareció junto a sus padres, Gisela se lanzó al cuerpo de Jason sin importarle cómo estuviera. Ella se soltó a llorar. No conocía a Jason, solo tenía un día de conocerlo y había parecido una muy buena persona. Aún tengo su voz en mi cabeza cuando me dio ese chocolate caliente. No pude evitar que una lágrima se me escapase y, como sabiendo el tiempo lo que pasaba, empezó a llover. —¡Jason! —gritaba Gisela. Los padres de Jason lloraban, estaba joven, tenía toda una vida por delante. Ahora había dejado a sus padres solos, a sus amigos que también estaban aquí, sus compañeros de clases. No podía. No podía seguir viendo eso. Me alejé de todos,
Al llegar a casa arreglé, limpié y cociné un poco. Lana me ayudó. Cuando se acercaba el momento de salir de James subí a mi habitación para elegir algo cómodo que ponerme. Elegí unos vaqueros y un suéter. Amarré mi pelo en una cola floja y me puse brillo labial. De pronto me sentí estupida y fea. Me veía en el espejo y sentía que nada de lo que me pudiera me quedaba bien, además de que no me sentía cómoda con esta ropa. No soy así. Me desvestí y me eché a la cama. Ya no quería salir, mejor me quedaba en mi cama sola. —¿Laura? —Lana toca la puerta. —¿Qué? —espeté, abrazando una almohada. —James está abajo. —Dile que no iré. —¿Qué? ¿Estás loca? Abre. —Solo dile que no iré porque no me siento bien. —Laura... —ahora era James quien estaba del otro lado de la puerta—... yo me haré cargo de ella—escuché que le dijo a Lana, después pasos alejándose me hizo darme cuenta de que Lana se había ido. La puerta se abrió de pronto y James entró. —¡James! —exclamé, tapándome con la almohada.
Me quedé atónita ante la pregunta de James... es decir, ¿qué? ¿Por qué me pediría algo así? Su rostro estaba serio, observándome y atento a mi respuesta. —James... estás loco —susurré. —Loco por ti —sonrió de lado. —Yo...—Shhh —me calló para después reírse un poco—¿En serio te la creíste? Debiste ver tu cara. Fruncí el ceño ante su reacción. ¿Entonces era una broma? La rabia creció dentro de mi. —¡Eres un idiota! —lo empujé, caminando lejos. —Vamos, Laura, no seas tan dramática —lo escuché decirme—Era solo una broma, ¿no me digas que te lo creíste? La rabia seguía creciendo dentro de mi, ahora sentía tanto enojo hacia el. Me giré hacia el, sonriendo un poco. —No, creo que debería de estar agradecida porque la verdad no supe cómo decirte que no quería pasar la noche contigo —le dije dura—Me dio como pena, ¿si entonces? Así que... qué bueno que fue solo una broma de tu parte, en serio me salvaste —reí sin ánimos. James era un chico tan cambiante, no entendía sus cambios de humo
JAMES Estoy claro que no hice lo correcto, sé que me pasé un poco con esa mordida, pero es que no puedo… no puedo controlarme cuando estoy cerca de Laura, siento que es mi mayor debilidad y el deseo que llevo por dentro me vence al final de todo. La casa estaba sola, al parecer la vida de Laura y su hermana no era tan alegre que digamos y es de suponerse. Son dos chicas con mundos diferentes y según lo que me ha dicho, le ha tocado un poco duro con la crianza de su hermana. • El tiempo pasaba y aún ella no venía, así que me puse de pie y empecé a ver a mi alrededor. Estaba todo completamente ordenado. Creo que Laura y yo éramos un poco diferente en ese sentido ya que mi casa era un poco más desordenada. Nosotros los hombres somos un tanto diferente que las mujeres. Ellas son más detallistas y cosas así. Rápidamente pude ver que encima de la mesa había un retrato en donde aparentemente salía toda la familia de Laura reunida, su madre era idéntica ella ahora veo el por qué había to