6. No me lastimes

Penelope

El eco de la puerta cerrándose tras Nicklaus resonó en mis oídos como un trueno en medio de una tormenta silenciosa. 

Mi cuerpo aún temblaba ligeramente por la intensidad de nuestro intercambio. 

"Despelleja el ciervo y prepara la cena"

Sus palabras resonaban en mi mente. Estaba claro que él no me quería aquí, pero no tenía elección sobre ello. 

Yo tampoco.

Con una profunda inhalación, dejé mi pequeña mochila en el suelo y me dirigí a la cocina. 

La cabaña era modesta, con muebles toscos y una sensación de abandono que se filtraba en cada rincón. 

En la mesa de la cocina, un ciervo muerto yacía como una carga silenciosa de mi nueva realidad.

Nunca antes había hecho algo así. 

Mi padre me había enseñado muchas cosas, pero despellejar un ciervo no estaba entre ellas. 

Sin embargo, no podía permitirme fallar. 

No podía darle a Nicklaus otra razón para despreciarme más de lo que ya lo hacía.

Me acerqué a la mesa y, tras tomar aire varias veces, empecé a trabajar. 

Mientras iba despellejando el animal, mi mente no podía dejar de vagar hacia lo que había sucedido en las últimas horas.

El miedo era mi constante compañero desde la muerte de mi padre. 

Cada mirada dura de mi madrastra, cada comentario mordaz de mi hermanastra, todo me había preparado para este momento de desesperación y supervivencia. 

Pero nada podía haberme preparado para Nicklaus, con su furia silenciosa y sus ojos que parecían ver a través de mi alma.

Mis manos estaban manchadas de sangre y mi respiración era irregular, pero lo había hecho. Encendí la estufa y comencé a cocinar, tratando de ignorar el nudo de miedo que se enroscaba en mi estómago.

La noche estaba cayendo rápidamente, y las sombras del bosque se extendían como dedos oscuros sobre la cabaña. 

En ese momento, la puerta de la habitación de Nicklaus se abrió, y él apareció en el umbral. Sus ojos brillaban con una intensidad que me hacía querer apartar la mirada, pero me forcé a mantenerme firme. 

No podía mostrar debilidad, no ahora.

—La cena estará lista pronto —dije, mi voz apenas un susurro.

Él no respondió de inmediato, solo se quedó allí, mirándome con una expresión que no pude descifrar. 

Finalmente, entró en la cocina y dejó salir un resoplido al ver la sangre.

—Espero que sepas que tu eres quién va a limpiar este desastre, “esposa”

No pude hacer más que apretar los dientes con rabia y frustración, mientras me limitaba servir la comida, sentí una especie de calma extraña.

Esperaba en lo más profundo de mí que esta cena me ayudara a ganarme algo de simpatía, de que pudiera encontrar una manera de sobrevivir aquí. 

Una manera de ganarme su respeto, si no su afecto.

Nos sentamos en silencio, la única compañía era el crepitar del fuego y el aroma de la comida y entonces esperé que fueras él quién diera el primer bocado, quería saber si iba a odiarlo.

Entonces pude notar la pequeña mueca de sorpresa en su rostro y lo snetí como una pequeña victoria.

Tanto asi que me atreve a preguntar:

—¿Está bueno?

Él llevó sus ojos hacía donde estaba y por un instante creí que iba a volver a gruñirme, pero para mi sorpresa simplemente se encogió de hombros.

—No está horrible.

Bueno, no había sido un cumplido, pero tampoco lo había odiado, eso era algo ¿No es así?

Sin embargo, la tranquilidad se rompe de repente cuando sin darme cuenta tropiezo la jarra de jugo y esta cae al suelo haciendo un estrépito, de inmediato la mirada de Nicklaus se torna más oscura.

—No puedo creer que ni siquiera puedas servir una cena correctamente —gruñó, su tono cargado de desprecio.

El nudo en mi estómago se apretó más, pero me negué a dejar que me viera afectada. 

Empecé a limpiar el derrame con manos temblorosas, sintiendo su mirada fija en mí.

—L- Lo siento, fue un accidente —murmuré.

Él soltó una risa amarga.

—Un accidente. Claro. Como todo en tu vida, supongo.

Algo en su tono, en la forma en que me miraba, hizo que una llama de indignación se encendiera dentro de mí. 

No podía permitir que me hablara así, no después de todo lo que había soportado.

—No tienes derecho a hablarme así —dije, mi voz firme a pesar del temblor en mis manos.

Nicklaus levantó una ceja, sorprendido por mi desafío.

—¿A no? Eres mi esposa, puedo hablarte como se me pegue la gana, deberías acostumbrarte. —dijo, su voz cargada de burla.

El calor en mis mejillas aumentó y, antes de poder detenerme, me pongo de pie de un salto y sin siquiera dudarlo salgo corriendo de la casa.

Corro con todas mis fuerzas sin siquiera saber a dónde voy sintiendo el aire frío de la noche golpearme el rostro.

Me siento inútil y maltratada, con el peso de las palabras de Nicklaus aplastándome. Las lágrimas brotan sin control mientras me adentro más en el bosque, sin darme cuenta de lo mucho que me estoy alejando.

De repente, un gruñido bajo me sobresalta consiguiendo que me detenga en seco. Cuando giro la cabeza veo un lobo salvaje acechándome. 

Sé, por mucho, que mis habilidades de loba, que aunque no son las peores,  no me van a servir demasiado contra un lobo de ese tamaño.

Mi corazón se acelera y empiezo a retroceder, pensando una manera de huir, pero en un pestañeo el lobo se lanza hacia mí. 

Me muevo e intento defenderme, pero su peso y su rapidez son superiores a las mías. 

Siento entonces como sus garras rasgando mi espalda y un grito atronador sale de mi garganta, al tiempo que caigo al suelo dándome un golpe sordo en la cabeza.

Entonces tomándome totalmente desprevenida un nuevo lobo, del doble del tamaño del atacante, aparece frente a mí haciendo a mi cuerpo temblar y el pánico amenaza con consumirme.

Veo como el nuevo lobo se lanza sobre el animal atacante, derribándolo con una fuerza impresionante. Mi mente me grita que corra, que este es mi momento para huir, pero es como si mi cuerpo se hubiese quedado paralizado.

Mis ojos no se despegan de los movimientos del enorme lobo negro en ningún momento.La lucha es breve y brutal, pero antes de que el majestuoso animal pueda derribar al atacantr por completo, el lobo huye hacia la espesura del bosque.

En ese momento siento mi corazón acelerarse cuando los ojos amarillos y hermosos del lobo negro se fijan en mí. Él empieza a caminar en mi dirección y como puedo me arrastro hacia atrás, aún cuando eso me abre la herida de la espalda.

—P-Por favor… Por favor no me lastimes… Yo…

Mi balbuceo se detiene por completo cuando lobo se transforma enfrente mío y siento que mi mandibula podría cerse ahora mismo, mientras veo a a mi esposo en dónde antes estaba el lobo negro.

Nicklaus se gira hacia mí, sus ojos brillando entre la rabia y la  preocupación me hacen encogerme de miedo en mi lugar. Sin embargo,  mis ojos no pueden evitar recordarle el torso desnudo, hasta que siento como mis mejillas se sonrojan y alejo la mirada.

Entonces él se acuclilla frente a mi, haciendo que retroceda.

—¿Estás bien? —me pregunta con voz ronca

Pero, antes de que pueda siquiera responder, siento que las fuerzas me abandonan y todo a mi alrededor se pone negro.

Lizzy Bennet

Hola, hola, cariñitos!! bienvenid@s a la historia de Penelope y Nicklaus :) Espero que la disfruten y si es asi, no olviden comentar y dejar su reseña en el perfil de la historia eso me ayuda mucho en la app. BESOOOOOOOOOOOOS

| 99+
Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo