Primer capítulo del día!!! Ya va por Penny!!!
PenelopeEstoy corriendo a través de un bosque, los árboles altos y oscuros se alzan a mi alrededor como gigantes vigilantes. Las hojas crujen bajo mis pies descalzos, y la brisa fría acaricia mi piel, pero no siento miedo. A lo lejos, escucho risas infantiles, las risas de los mellizos que he visto en mis sueños anteriores. Me acerco a ellas, siguiendo el sonido como un faro en la noche.De repente, el paisaje cambia. Estoy en un claro bañado por la luz de la luna, y allí, de pie frente a mí, están los mellizos. Sus ojos brillan con un cariño que me resulta familiar, pero no es a ellos a quienes busco. Es al hombre que siempre está con ellos, el que tiene la marca en el rostro.Y ahí está él, parado a unos metros de los niños, su rostro iluminado por una mezcla de amor y tristeza. La cicatriz en su rostro no disminuye su atractivo, al contrario, lo hace aún más enigmático. Sus ojos, llenos de una emoción que no puedo entender del todo, están fijos en mí, y en su mirada siento una pro
PenelopeSalgo de la cabaña con el diario firmemente apretado contra mi pecho. Mi mente está hecha un caos, pero hay algo que tengo claro: necesito hablar con Bruno, el hermano menor de Tarkin. Él siempre ha sido más abierto a las posibilidades, más dispuesto a escuchar lo que otros desechan como fantasías. Si alguien puede ayudarme a desentrañar esto, es él.Y no es que culpe a Tarkin por no hacerlo. Él ya ha perdido mucho y es entendible que sienta miedo de volver a fallar.Sin embargo, yo necesito arriesgarme. Tengo que hacerlo o de lo contrario voy a enloquecerme.Camino por la mansión en busca de Bruno, pero al final lo encuentro fuera, sentado cerca de la fogata, con una expresión seria mientras afila un cuchillo. Cuando me acerco, levanta la vista, y su rostro se suaviza un poco al verme.Bruno se parece mucho a su hermano, el mismo cabello rubio, solo que sus ojos son cafés y más risueños.—Penny, ¿qué pasa? —pregunta, dejando el cuchillo a un lado.—Tengo una propuesta para t
Nicklaus36 horas antesEl sueño vuelve a atormentarme. Estoy de pie en un prado interminable, el cielo teñido de un azul profundo mientras el viento agita las hierbas a mi alrededor. Delante de mí está ella, la mujer que ha estado apareciendo en mis sueños una y otra vez. Sus ojos, esos ojos aguamarina que me atrapan y me torturan, son los mismos que recuerdo de Penelope. Pero esta mujer… hay algo diferente en ella.—Penelope… —murmuro, intentando que me escuche.Ella se gira hacia mí, y por un momento, mi corazón salta al verla. Es ella, lo sé. Pero en su mirada no hay reconocimiento, como si fuera una extraña que apenas me percibe. Mi pecho se aprieta, la frustración crece dentro de mí.—Penelope, soy yo, Nick —digo, esta vez con más fuerza, tratando de romper esa barrera invisible que parece separarnos.Ella parpadea, su expresión suavizándose por un instante, y justo cuando estoy a punto de dar un paso hacia ella, sus labios se mueven, y su voz, suave y melancólica, atraviesa el
NicklausUnas horas antes.Llevamos largas horas recorriendo los terrenos en la camioneta, el amuleto aún apretado en mi mano. Es como si tuviera una conexión directa con mis pensamientos, con mis sueños. Blake se acomoda en el asiento del conductor, nos hemos estado turnando para no fatigarnos y tomando descansos cada poco. Me lanza una mirada, esperando instrucciones.—¿Hacia dónde vamos ahora? Siento que estamos dando vueltas—me pregunta, con la voz cargada de expectativa.Es cierto. No hemos ido a ningún rumbo fijo y estoy empezando a frustrarme. Pensé que la resolución llegaría a mi como lo hacen los sueños pero no ha sido asi, no…Entonces una idea me golpea de lleno y me siento estúpido por no haberme dado cuenta antes.Ignorando la voz de Blake, cierro los ojos, tratando de aferrarme al sueño que tuve. La mujer de ojos aguamarina, su cabello caoba ondeando al viento... Hay algo más en el sueño, algo que no había notado antes. Me concentro, dejando que las imágenes fluyan en
PenelopeNo puedo dejar de mirar al hombre enfrente mío y con cada paso que da más cerca de mi, siento como si todo mi cuerpo temblara en respuesta y las emociones me sobrepasan.¿Quién era este lobo para mí? ¿Por qué no puedo recordarlo? Inconscientemente niego con la cabeza y coloco una de mis manos en mi pecho, pues siento como si mi corazón estuviera a punto de salirse.—Penélope ¿Estás bien?—la voz de Bruno se escucha preocupada y veo que se ha puesto delante mío, aún cuando es obvio que no podría que los lobos recién llegados.Aunque tampoco creo que estos tengan intención de lastimarnos.—Estoy bien—digo y por alguna razón mis ojos van detrás de Bruno, hacia… Hacia Nicklaus.El nombre canta en mi mente y solo de pensarlo siento que mi cuerpo tiembla con más fuerza.—Eso que sientes, la vibración en tu cuerpo—la voz de Nicklaus es casi como una caricia cuándo llega a mi—Eso se llama resonancia, tú resuenas por mi y yo resueno por ti, eres mi compañera. PUEDE. SER.Siento como m
NicklusCuándo vi al primer macho alrededor de Peaches traté de que no me afectara porque era casi un cachorro, sin embargo verla ahora al lado del maldito alfa del desierto hace que las tripas se me retuerzan.Sin embargo, escucharlo decir que peaches tiene recuerdos de su vida conmigo y de la vida de la persona a la que pertenecía su cuerpo me ha dejado paralizado y al mism tiempo hace que la rabia me llene por completo.Porque por supuesto esto es obra de la diosa, ella no podía simplemente hacer las cosas sencillas.—¿Qué pasó con Margaret?—me atrevo a preguntar, pues necesito estar seguro de que esta mujer es 100% Penelope.Antes de que el alfa pueda contestar, el lobo más joven se le adelanta ganándose una mirada de advertencia del mayor.—Murió, creemos que la han matado.—Bruno…—La advertencia en el tono del alfa Tarkin hace que Blake y yo compartamos una mirada.Sin embargo, ninguno alcanza a decir nada, porque la voz de Peaches se nos adelanta.—¿Qué pasó conmigo? ¿Con Penelo
NicklausMis palabras hacen que todo el mundo me mire sorprendido, excepto Blake que está al tanto de todo.Penelope parece estar cada vez más pálida mientras se queda en silencio, y puedo ver la lucha interna que está experimentando. La confusión, el miedo, y la desesperación en sus ojos son claros. Quiero tomarla entre mis brazos, hacer que todo esto desaparezca, pero sé que no será tan sencillo. La diosa ha dejado su huella en ambos, y ahora estamos atrapados en su juego.—No sé cómo es posible que estés aquí, Penelope. Solo puedo decirte mi versión, la diosa vino a mi a pedirme ayuda con un… Un mal que al parecer está acechando todo el terreno del norte y me dijo que a cambio de aceptar podría encontrarte—le digo con voz baja, tratando de contener la desesperación que amenaza con apoderarse de mí.Contrario a la reacción que espero, veo como Tarkin, Bruno y Penelope intercambian una mirada preocupada, antes de que Peaches pregunte:—¿Un mal? ¿Esa ha sido la expresión que la diosa
PenelopeTodo empieza como un terrible dolor de cabeza . Mis manos están fijas en el amuleto mientras siento como una rafaga de energía, de poder, empieza a correr dento de mi y aunque el primer impulso es soltar el amuleto no lo hago.Puedo escuchar la voz de Nicklaus en segundo plano mientras me pide que abra los ojos, que deje que los recuerdos me llenen.Y es esa voz, es el cosquilleo de lo familiar, lo que me hace hacerlo y entonces ocurre. Uno a uno los recuerdos empiezan a llegar a mi: La muerte de mi padre, mi madrastra vendiendome al alfa, el matrimonio con Nick, Micka… Todo.Hasta que llega la guerra, la llegada de mis bebés y entonces… Entonces veo a la diosa y una promesa por regresar.Es ahí cuándo las palabras de Nick sobre una misión y un trato con la diosa cobran sentido. Ella siempre supo que esto pasaría. Sin embargo, no pienso gastar un solo minuto pensando en ella, no cuándo tengo al hombre que amo enfrente.Levanto la mirada y mis ojos se topan con esa miranda gris