Ayyyyyy que ya estaba desesperada porque esto pasara!!!! Espero que hayan disfrutado los capítulos, cariñitos. Nos leemos en mi otra novela: Un matrimonio por venganza con la heredera engañada. BESOOOOOS.
PenelopeTodo empieza como un terrible dolor de cabeza . Mis manos están fijas en el amuleto mientras siento como una rafaga de energía, de poder, empieza a correr dento de mi y aunque el primer impulso es soltar el amuleto no lo hago.Puedo escuchar la voz de Nicklaus en segundo plano mientras me pide que abra los ojos, que deje que los recuerdos me llenen.Y es esa voz, es el cosquilleo de lo familiar, lo que me hace hacerlo y entonces ocurre. Uno a uno los recuerdos empiezan a llegar a mi: La muerte de mi padre, mi madrastra vendiendome al alfa, el matrimonio con Nick, Micka… Todo.Hasta que llega la guerra, la llegada de mis bebés y entonces… Entonces veo a la diosa y una promesa por regresar.Es ahí cuándo las palabras de Nick sobre una misión y un trato con la diosa cobran sentido. Ella siempre supo que esto pasaría. Sin embargo, no pienso gastar un solo minuto pensando en ella, no cuándo tengo al hombre que amo enfrente.Levanto la mirada y mis ojos se topan con esa miranda gris
NicklausHace mucho tiempo pensé que no volvería a sentir la calidez de Penélope. Que no podría volver a probar sus labios. Sin embargo, ahora, teniéndola piel con piel, hace que todo en el mundo deje de importar. Todo lo que soy, todo lo que he sido, se reduce a este momento, a la conexión que compartimos. A ella.Me tomo mi tiempo para quitarle la ropa, botón por botón, deleitándome con la forma en que su piel se eriza en cada lugar por el que paso mis dedos. Cada centímetro de ella es un nuevo descubrimiento, una revelación. Ella es perfecta, sin importar en qué cuerpo esté, es perfecta porque se trata de ella, de Penny. Mi Peaches.—Eres tan hermosa —murmuro, mis palabras apenas un susurro en el espacio que nos rodea. Veo cómo su piel se enciende bajo mi mirada, y cómo sus labios se entreabren, dejando escapar un leve suspiro.Mis manos se mueven lentamente, deslizando la tela de su blusa hacia abajo, dejando al descubierto su piel suave y cálida. La sensación de su cuerpo contra
PenelopeLa cena se desarrolla en un ambiente que parece demasiado tranquilo para lo que hemos enfrentado hasta ahora. Sin embargo, debajo de esa calma superficial, puedo sentir una tensión palpable, como si todos estuvieran esperando el momento adecuado para hablar, para exponer lo que verdaderamente nos ha reunido aquí.Nos encontramos sentados alrededor de una mesa rústica, llena de comida que nadie realmente está interesado en comer. Tarkin está en la cabecera, su expresión grave y sus ojos dorados enfocados en cada uno de nosotros, como si estuviera evaluando quién será el primero en romper el silencio. Nicklaus está a mi lado, su mano sobre la mía, ofreciéndome un consuelo silencioso que agradezco profundamente. Blake está frente a nosotros, su mirada oscilando entre su hermano y Tarkin, mientras que Bruno ocupa el lugar más cercano a la puerta, como si estuviera listo para actuar ante el más mínimo indicio de peligro.Finalmente, es Tarkin quien toma la iniciativa. Limpia su g
NicklausEl crujido que se escucha desde fuera de la cabaña no me deja en paz. Mi instinto me dice que hay peligro, que algo no está bien. Me levanto de la mesa con la determinación de averiguar qué ocurre. Sin embargo, justo cuando me dirijo hacia la puerta, esta se abre de golpe, y Bruno aparece en el umbral. La visión de sus manos cubiertas de sangre hace que todo mi cuerpo se tense.—Debemos apurarnos —dice Bruno, su voz cargada de urgencia—. Hay algo que necesitan ver.No pierdo tiempo en hacer preguntas. Miro a Penelope, quien también se ha levantado de su asiento, su rostro reflejando la misma preocupación que siento en mi pecho. Mis pensamientos se centran en una sola cosa: mantenerla a salvo.—Quédate a mi lado —le digo con firmeza, tomando su mano entre la mía. No puedo soportar la idea de perderla de nuevo. Esta vez no.Ella me mira, y aunque puedo ver la determinación en sus ojos, también noto un leve atisbo de tranquilidad cuando me aprieta la mano.—Siempre —responde, un
PenelopeEstoy sentada en la pequeña enfermería de la manada, observando a la mujer que apenas sobrevivió. La loba herida yace en una cama improvisada, su respiración es irregular, y su piel pálida contrasta fuertemente con las sábanas. La sanadora se ha marchado hace unos minutos, dejándome sola con ella para observar su progreso. Aunque la sanadora hizo lo mejor que pudo, sé que fui yo quien la trajo de regreso. Sentí la magia fluir por mis venas, como un río desbordado, hasta que vi que la vida regresaba a sus ojos. Pero ahora, esa misma vida pende de un hilo.No puedo dejar de pensar en lo que dijo: “El mal está aquí.” Esas palabras resuenan en mi cabeza una y otra vez, como un eco oscuro que se niega a desaparecer. Miro a la mujer, esperando que despierte, necesitando respuestas. La incertidumbre me carcome, y la preocupación por lo que pueda decir me tiene en vilo.Finalmente, después de lo que parecen horas, la mujer empieza a moverse, su respiración se vuelve más regular, y s
Nicklaus Estoy caminando hacia la enfermería, con la mente en un torbellino de pensamientos. Penelope está allí, cuidando de la loba herida. No puedo dejar de preocuparme por ella, por lo que ha pasado, por lo que aún nos espera. Pero mientras avanzo por el pasillo, algo cambia. El aire a mi alrededor se vuelve denso, pesado, como si la realidad misma comenzara a distorsionarse. Me detengo en seco, y en un parpadeo, todo desaparece.Estoy rodeado de luz, una luz tan brillante que es casi cegadora. Al principio, no veo nada más, pero luego, una figura se materializa frente a mí. La diosa Luna, en toda su majestuosa gloria. Su presencia es abrumadora, pero no me dejo intimidar. Dejo salir un pequeño resoplido, intentando mantener la calma.—Ya me estaba preguntando cuándo aparecerías —digo con un tono desafiante, aunque una parte de mí sabe que no debería hablarle así.La diosa eleva una ceja en mi dirección, su expresión no muestra ira, sino una advertencia velada.—Mucho cuidado con
PenelopeVer a Tarkin desplomarse por Sofía me hace pensar en todo lo que tuvo que haber sufrido Nick cuándo me fui, en lo difícil que debió haber sido quedar con tres niños, dos recién nacidos, y tener que hacerlo todo sin la madre.Entonces siento como un dolor punzante me atraviesa el pecho en el momento en que pienso en mis bebés, en Micka. En lo grandes que deben estar, lo mucho que me he perdido. Los bebés ni siquiera me conocen y Micka… Tal vez me haya olvidado.Quiero verlos. Lo necesito.Sin poder contenerme más doy media vuelta y salgo de la oficina de Tarkin, en la que llevamos horas planeando nuestro siguiente movimiento, haciendo el menor ruido posible y voy directo a la habitación que me han dado en la mansión.Nada más entrar siento como el dolor se expande por todo mi pecho y una sensación de pérdida me llena todo el cuerpo.—Me he perdido todo…—susurro y siento como un sollozo se me escapa en el momento justo en que la puerta se abre y el rostro preocupado de Nick ap
LilaEl último mes sin Nicklaus al frente de la manada ha sido una completa locura. Los ancianos han estado alterando a las personas y sembrando la discordia en cada hogar.No es un secreto que ellos no están contentos con los cambios que el nuevo alfa ha hecho, empezando porque ninguna loba será robada de su casa a los 18 años por muy bella que sea, y eso es algo que las familias han agradecido.Pero ahora, el más viejo del consejo ha dicho que Nicklaus ha abandonado su lugar y quiere postular a alguien más como alfa. El caos se ha desatado.Intento llamar al alfa o a Blake, pero parece que no tienen buena señal donde sea que se encuentren, y no sé cuánto tiempo podré mantener a los niños aquí; no es seguro.De repente, Micka llega corriendo a donde estoy, con los ojos abiertos como platos. "¡Lila, las personas han enloquecido!", me dice con una voz temblorosa. Al principio, no entiendo de qué habla, pero entonces escucho gritos provenientes de afuera del palacio. Le pido que se quede