—Amor mío, no quisiera salir de nuestra cabaña, pero tengo muchas cosas que hacer.
Belinda estaba acostada en su pecho moviendo sus dedos haciendo formas, Belinda se había levantado temprano para hacerle desayuno y Dante la había arrastrado a la cama antes de terminar, Belinda apenas pudo apagar el gas cuando su esposo la cargó y la llevó a la cama, molesto en broma por levantarse sin satisfacer su despertar, después de terminar el desayuno y comer, regresaron a la cama, a seguir disfrutando de ellos, eran insaciables, pero ya era medio día.
—Lamentablemente no podemos parar el reloj, tu madre me dijo que quería hablar conmigo, de cómo llevar esta hacienda.
—Perdón por eso, tendrás que tener paciencia para soportar su cháchara.
—Ha sido muy amable conmigo, solo tiene ese orgullo según necesario para ser una Martino, algo así como lo que cuentas de tu padre.
—No le permitas que te inc
—No quiero volver a ver a esa mujer Dante —dijo Belinda en voz baja y con dolor en su rostro—, esto es una fiesta familiar, no tenía que acercarse. — ¿Acaso crees que yo la invite? —Sé que no lo hiciste, sé que a ti no te agrada el drama, al parecer a esa mujer sí, te pedí que tuvieras a tus mujeres con discreción para que la gente no me tuviera lastima y se burlaran de mí. — ¿Así es como piensas? En las reglas de aquel acuerdo que no incluía matrimonio, sin embargo, aquí estamos, obviamente todo cambió. — ¡Yo me esfuerzo Dante! —Belinda sentía cargo de conciencia, pero estaba furiosa y escuchar como Dante le recordaba que él no quería casarse solo la entristeció, derrotada continuó—, me esfuerzo por ser una mujer que te llene, de compensar el hecho de haber cambiado tu vida y ser tu error, pero no me da la gana de aguantarme a esa mujerzuela, no la quiero volver a ver.
En la hacienda La Mágica Cascada habían invitados de Robert, jóvenes solteros que vinieron a pasar las fiestas y disfrutar de lo que ofrecía la espectacular hacienda, esta era muy grande y con capacidad para alojar a muchas personas sin que se tropezaran al ser varios grupos, sin embargo, aunque eran jóvenes contemporáneos con Belinda y Johana, no hicieron amistad con ellas, Belinda los veía a todos inmaduros y superficiales. Sonia no regresó con Dante a París, ella había insistido en quedarse, porque según ella, con Donna en su viaje de luna de miel, y su querida nuera sin Dante necesitaba a su suegra, así que prefirió quedarse e irse después de las fiestas, Sonia Pizzola viuda de Leonardo Martino era una mujer elegante, su cabello castaño y sus ojos verdes llamativos. Aunque hace tiempo no era la misma jovencita que se casó por mandato de sus padres por conveniencia, aun se mantenía atractiva, su piel clara no tenía arrugas ni manch
—Dante tú no quieres tu vida de antes, esa es una etapa superada, creo que ya te diste cuenta. — ¿No te importa que regrese antes de lo planeado a Venezuela? —Para lo que estás haciendo aquí —Pablo sonrió. —Gozas de verme así. —No es que lo goce, solo que me parece increíble verte desesperado y enamorado, lárgate de aquí, arregla tu vida, rendirás más cuando estés tranquilo con tu mujer, yo regresaré antes de navidad, buscaré a mi familia y pasaremos las fiestas todos en la hacienda de mi madrina. —Pablo, sé que sonaré ridículo, pero a quién más podría decirle, eres mi hermano y te toca aguantar un melodrama masculino y de m&iacut
Esperó a Belinda en su habitación sentado en la cama, Belinda salió cubierta con una toalla y mirando a Dante con ira. —Prometiste amarme, honrarme y respetarme y ahora me odias. —Yo no te odio, Dante, pero te dejé muy claras mis condiciones cuando te fuiste a París, y no tienes 5 minutos conmigo cuando ya tus mujeres empiezan a llamar. — ¿Cuáles mujeres?, yo cambié Belinda. —Ojalá pudiera creerte. Por eso a Dante no le importaba la opinión de nadie, era imposible cumplir las altas expectativas del mundo, molesto le respondió con ironía. —Entonces monjita, seguiremos casados de apariencia para que yo pueda trabajar y que tus amado personal de La Madonna puedan ser felices. —Nuestro plan original estaba bien, sigamos así. Dante pasó las manos por su cabello, debía tener paciencia y pensar una estrategia, decid
Dante acompañó a su madre y las niñas a un acto en la parroquia el 24 de diciembre, él tocó el piano, pero no cantó, Sonia dirigió a las niñas pequeñas y cantó con las más grandes, al finalizar el acto y la misa, el doctor Rafael se acercó a ellos a desearles feliz navidad, se veía un poco incómodo con ellos, Dante lo trató con amabilidad sin dejar de abrazar a Belinda que se sentía un poco apenada con Rafael, si ella no hubiera sido tan inocente, hubiera notado qué él siempre mostró un trato especial con ella y no la hubiera sorprendido, seguro pensaba que ella estaba loca, pues ni modo, él debía olvidarla, ella amaba a su esposo. En la cena con la familia Mendoza, compartieron y todos dieron y recibieron regalos de navidad, los Mendoza le tendieron la mano y ayudaron en un
Dante y Belinda conversaban acostados, disfrutando de ellos, todos celebraban navidad, ellos prefirieron quedarse en su cabaña. —Dante ¿será que es cierto y esa mujer mató a su esposo? —A Dinorah le gusta llamar la atención, pero no soy capaz de meter mis manos en fuego por ella, quizás fue capaz de envenenar a su esposo. —Ella dijo que él la lastimaba. —Dinorah y su esposo tenían una dinámica de amo y sumisa, si al difunto se le iba la mano, ella sabía en que se metía. —Qué horror, Dante ¿acaso tú?... Belinda se sentó en la cama viéndolo roja como un tomate. — ¿Acaso yo?... —Bueno, si tú y ella, ya sabes ¿es eso de látigos? —También de ropa de cuero brillante, te verías muy sexi como ama cariño. —No inventes, yo no quiero que me lastimes y menos lastimarte.&n
Belinda entró a la cabaña y encendió la luz, casi se cae del susto cuando vio lo que ocurría en su cabaña. Lo primero que notó fue a Dinorah, estaba detrás de una silla sonriendo, en la silla estaba Socorro amarrada y amordazada, entonces Belinda vio el brillo de un arma, Dinorah tenía el cañón de una pistola en la cabeza de Socorro. —Está bien, ya llegó la novicia rebelde, haber dime ¿Dónde está nuestro querido Dante? —Estoy segura que no hay necesidad de dañar a nadie, podemos hablar sin tener a la señora atada. —Yo no tengo nada que hablar contigo, tú solo me conseguirás un avión privado para largarme de aquí, ya me buscan por matar a mi esposo, no tengo problema en matar a esta vieja. Dante entró en ese momento. —Pero Dinorah, chica desquiciada ¿qué es todo esto? —Dante por favor —supl
Dante despertó acostado en una camilla, una franela que no conocía ahora cubría su torso, miró sus manos, aunque limpias tenían un leve rosa, y en sus uñas había rastros de rojo incrustado, no era una pesadilla, miró a su alrededor y vio a Bernhard Larsson junto a la señora bonita que era la publicista de ellos, Verónica; Dante la recordaba en su boda, organizando a los fotógrafos y dirigiendo como un sargento a su tropa. —Larsson —susurró Dante con voz pastosa y quebrada. —Tómalo con calma Martino —dijo Bernhard acercándose— aun Belinda está en quirófano, está viva y seguirá así. — ¿Cuánto tiempo? —Eso no importa, que los médicos tarden lo que tengan que tardar, nosotros no somos médicos y no sabemos si es bueno o malo, yo solo sé que prefiero que ellos se tomen el tiempo en que todo quede correcto. —Usted me recuerda a como era Pablo antes de que Elena lo ablandara.&n