Me quedo mirando la taza humeante que la cocinera me pone enfrente. Es mi té favorito, pero no tengo ganas, estoy muy confundida, o sea, Barry me dejó literalmente botada y eso me hace sentir enfadada.-Gracias, lo tomaré en mi habitación. -tomo la taza con cuidado y salgo de la cocina y subo las escaleras con mucho cuidado, el té está demasiado caliente y no quiero quemarme. Empujo la puerta con mi cuerpo para poder entrar, en realidad la habitación es muy simple en decoración, y no tiene muebles, como la de Barry, tal vez es porque nadie las ocupa. Dejo la taza de té en el suelo y me siento.Siento un poco de lástima por la mamá de Barry, pero sinceramente no me cae nada bien, por qué seamos sinceras, a nadie le caería bien si de la nada de trata como me trató la otra vez, y aunque sé que la situación es difícil no la trago y menos por lo de Barry, no es su culpa. La canción ridículamente pegadiza Hámsterdance me interrumpe, el sonido proviene de mi móvil, miro la pantalla iluminada,
Suspiro resignado, ya pasaron dos días desde que hui de casa, en realidad no había ningún asunto de trabajo ni nada que valiera la pena, pero necesitaba que Dave y Will me ayudaran con esta m****a. No como tal, pero que me subieran los ánimos. Lo más chistoso es que no salí de la ciudad, ya que mis dos amigos viven no muy lejos de aquí.-¿qué vamos a hacer hoy? -grita Dave, emocionado, es un chico extrovertido, pero en su trabajo es muy serio y solitario. Un abogado excelente, sin lugar a dudas.-¿Qué les parece si invitamos a las chicas de hace un mes? Una de ellas me dejó su número.-No, paso de eso.-Susurro fastidiado.-Uuuuh, como el niño ya está casadooooo-grita Will.-Cállate, imbécil -me dan ganas de reírme, pero me vale, soy una dramática o bueno, un dramático.-¿Te pegan? -Pregunta Dave con una sonrisa estúpidamente tonta.-No, hermano, no me hacen lo que a ti. -Me burlo en su cara, hace como dos años Dave tuvo una novia que lo manipulaba completamente, y era muy estúpido porq
-Hola-saludo a las dos chicas que están tiradas en los sillones comiendo chatarra. -Hola, Barry-saluda la chica de cabello negro y labios finos. -Oh, ella es mi amiga, la conociste en la boda-se apresura a decir Kelly. Le sonrío a la chica, trae puestos unos shorts deportivos y una camiseta negra de tirantes, dejando muy poco a la imaginación, instintivamente miro hacia el valle de sus pechos. No es más ni menos que Kelly, pero está guapa, demasiado, además su cabello es largo y brilloso, y su voz es tan seductora, por Dios, y sus labios. No me había dado cuenta, son bellísimos, rosados y carnosos. Sus piernas se ven bastante tonificadas cuándo ella se levanta para saludarme, seguro que hace ejercicio porque es alta y con una muy bonita figura esbelta. Me mira y me sonríe maliciosamente, esperen, ella es la amiga de Kelly, ¿por qué me mira así? ¿Qué no tiene respeto? -Soy Liz- me tiende la mano y cuándo se la estrecho ella me jala hacia sí y le arrebata un beso en la mejilla, rápid
Me sumerjo en mi grande cama, estoy fastidiada. ¿Cómo se atreve a decirme que estoy celosa? ¿COMO? Doy unas vueltas en la cama, para poder encontrar una posición para poder dormir. No sé que pasa allá bajo y tampoco quiero saberlo. Bueno, en realidad si quiero, me llerve la sangre por saber que están haciendo esos dos. —¿Y tienes pareja?—escucho decir a Barry, seguido con una risa tonta de Liz. —No, nada importante—susurra Liz. —Vaya... Sí, vaya. Liz es muy guapa, supongo que le sorprende que no tengo novio, ajá. —No a llegado el indicado —por dios Liz, tú ni virgen eres. Veo como dos rostros sorprendidos por mis palabras me miran expectantes. No lo pensé, lo dije. —Kelly—dice cautelosa Liz. —Perdón, sólo era una broma—río, Barry me mira sin entender nada, pero no sé si es por lo que dije o por la razón de porque estoy aquí, sin embargo hago caso omiso a éstos dos y paso a la cocina y tomo uno de los vasos del estante. Saco la leche de la nevera y me sirvo una poca, me la to
Veo como esos dos juegan en la piscina. Liz trae puesto su lindo traje de baño negro con blanco, que hace una ilusión óptica muy sexy, debo admitir, y Barry con una bermuda también negra, que se le ciñe muy bien el trasero... Y aquí estoy yo, mirándolos por la puta ventana y con mi Pinky a lado. —No sé si estar enojada o feliz, Pinky —susurro como estúpida.—Ella es mi amiga, estoy ciento por ciento que no me hará ninguna mala jugada, pero Barry es libre de hacer lo que quiera, al igual que yo, supongo...Pinky, ¿y si vamos a dar la vuelta? Una hora después estoy vestida con un vestido para playa, el día está muy caluroso. Quiero ir al centro comercial. —Hola, chicos—digo ajustándome los lentes de sol que llevo puestos.—Tengo que salir, regreso al rato.—No digo más, ni ellos dicen nada, solo salgo de su vista y me voy con mi bebé y con Pinky. Camino un poco hasta llegar a la entrada de la privada, tengo que hacer mucho esfuerzo para abrir el enorme portón negro que resguarda la casa
Llego a la casa con varias bolsas de papel y celofán con mi nueva y costosa ropa. Lo cierto es que debo de aprovechar los lujos que Barry me está dando, ya que después de que ande con Liz, ella lo exprimirá hasta los huesos, eso es lo que a veces hace con sus pretendientes. Llevo a Pinky en los brazos, debería exigirle a Barry que me ponga chófer, pero mejor prefiero que me dé clases de manejar, sin embargo, me da terror tocar el volante de un automóvil. Por una mala experiencia que tuve con un novio en el instituto, era un total imbécil. Fue la segunda vez que salíamos de paseo, obviamente a escondidas, era un año mayor que yo, creo, al estúpido se le ocurrió tomar el auto de su mamá, y aún no tenía el carnet de conducir, todo iba tan bien hasta que al muy idiota de le ocurrió tratar de meterme mano mientras conducía y como yo no me deje casi chocamos, en verdad fue un gran susto, me imaginaba en el hospital y con una pierna rota o muerta, fue horrible. -Hola, Kelly-Barry me mira cu
Mi cuerpo es totalmente de piedra. No puedo creer lo que mis ojos ven, están ahí mágicamente felices y cómplices mientras yo solo miro como una espectadora. Mis órdenes de moverme son totalmente ignoradas por mi cerebro, estoy paralizada, pareciera que me han pegado los pies al suelo. No comprendo este vacío que siento en el estómago y el ligero temblor de mis manos.-Me encantan los tus labios-mi corazón deja de latir y mi respiración se acelera. Ella no es Liz. Ella es Gabriela. No lo puedo creer. Asumí desde hace unas semanas que ella y Barry ya no se veían, pero verlos así, de esta manera... Hace que me dé cuenta de que mis pensamientos me han engañado. Sinceramente, no sé que diablos hacer, no quiero montarle una escenita como la de Barry hace rato, pero me estoy muriendo de las ganas de tomarla de los cabellos y marcar mi territorio... NO... Sus bocas están fusionadas en un beso muy pero muy pasional... No quiero seguir mirando esto, pero mis pies no reaccionan, están procurando
Veo correr a Pinky, realmente no sé si tener una mascota ahora mismo sea lo mejor, últimamente no le presto atención, mi mente está en otro mundo. Nunca me he imaginado sin ella, ha sido mi compañera desde hace mucho tiempo. El timbre de la casa suena, Dios, no sabía que había un timbre, tocan una vez más, espero a que cese pero nada. Me levanto de la cama y bajo y abro la puerta. Unos ojos verdes muy acogedores me miran incrédulos. Es una señora de sesenta y tantos más o menos, lleva el cabello corto y chino. -Hola-saludo. -Eh, hola...-murmura con voz dulce-soy el ama de llaves-y entonces recuerdo lo que me dijo la otra vez esa señora sobre la sustitución de otra señora y no sé que más. -Barry no me dijo nada-alego confusa. -¿Y tú eres?-me pregunta recelosa, no, espero que no piense que soy otra de las conquistas de Barry porque me suicido. -La esposa de Barry -comento un poco alegre. -Oh, ya. Mi muchacho ya formó su familia.-Dice con cariño y dulzura. -Si-no sé que más decir.