ARIEL
Me quedo en silencio mientras observo a mi esposo caminar de un lado a otro, la chica con la que estaba me comentó que la rubia de ojos grises era su mujer, por eso las pruebas, porque ella siempre quiso tener un hijo con él, sin embargo jamás pudo, pero me gustaría escucharlo del hombre al que amo y que por lo visto me ha ocultado muchas cosas.Pero nada mejor como escucharlo de su propia boca.—Te amo —dice y le creo.Se queda en silencio mirándome fijamente como si temiera que en cualquier momento fuera a desaparecer.—Y yo a ti —asiento lento.—Jamás he amado a nadie, lo juro —merma el espacio entre los dos y me alegra saber que Kronos está con Mandy jugando en el vestíbulo—. Ninguna mujer antes de ti fue importante en mi vida, solo fueron putas.Me quedo callada, quiARIEL —¿Qué mierda haces aquí? —le pregunta Preppy a la rubia despampanante que lo mira con deseo. —Vine a verte… Preppy le cierra la puerta en las narices, gira, me toma de la mano y me arrastra hacia las escaleras, el timbre sigue sonando y me detengo haciendo que frene su ataque. —No pienso irme a esconder como si yo hiciera algo malo —replico bajando las escaleras de nuevo. —¿A dónde mierda vas? —brama a mis espaldas siguiendo mi paso. Pero lo ignoro, la puerta sigue siendo aporreada y abro la puerta, la sonrisa en su perfecto rostro se borra cuando se da cuenta de que no es Preppy sino yo, quien abre. —¿Y tú quién eres para venir a mi casa de ese modo? —le impido el paso cuando intenta ignorarme y pasar de largo. Me lanza una mirada amenazante y retrocede un paso. —Vine a ver a Preppy. —¿A mi esposo? —enarco una ceja con incredulidad. La arpía frunce los labios cua
ARIEL Sigo sin saber porqué Preppy me ha subido a la camioneta a la mala, pisa el acelerador y me remuevo incómoda en mi asiento, según sus palabras fue algo que Atenea hizo a propósito para atarlo, cosa que al parecer no le funcionó, no me siento cómoda con el tema y quiero regresar a casa, abrazar a mi bebé y esperar al doctor con una taza de chocolate caliente. Tres camionetas con los hombres de Preppy nos siguen por si acaso, evitando que el enemigo nos tomé por sorpresa. El camino lo reconozco, volteo a verlo y noto como aprieta el volante con fuerza. —No quiero ir —digo renuente. —Lo harás, no quiero más secretos entre los dos, mucho menos voy a dejar que mis mierdas del pasado nos separen o me alejen de ti —mueve el cuello con estrés. —Pero no quiero, llévame a casa de nuevo. Me ignora, pisa el acelerador y al poco rato llegamos al Children, el centro que adopta, tortura y enseña a los hijos bastardos
ARIEL Cuando despierto lo primero que veo son el iris gris de mi bebé, no sé cuánto tiempo lleva despierto, observándome, le sonrío y él hace lo mismo. —Este si es un bonito despertar —lo lleno de besos que desatan su risa. Lo cargo y lo pego a mi pecho, los bebés crecen demasiado rápido, no quiero separarme de él, pero anoche comprendí que en esto estoy sola, por lo que camino hacia la cocina con mi hijo en brazos, procesando lo sucedido. Esto es la mafia, y sí Preppy decidió no serme leal, no tengo porque serlo yo. Bajo las escaleras y me encuentro con Barclay, quien se mantiene con las narices metidas en la tablet. —Buenos días —saludo llamando su atención. —Ariel —se acerca y me da un beso en la mejilla. Luego le da uno a Kronos y este le sonríe. —¿Dónde está Preppy? —pregunto llamando su atención y haciendo que frunciera el ceño. —¿Preppy? —enarca una ceja con incredulidad—. Creí que era
ARIEL Veo por la ventana como Preppy sale y se sube al auto con Atenea Romanov, estoy segura de que le dio a sus hombres la orden de que no me dejen salir y que si hago cualquier cosa, están destinados a avisarle, lo odio, abrazo a Kronos mientras escucho como llaman a mi puerta. —No estoy seguro que de sea buena idea —entra Barclay—. No lo justifico, pero esto es la mafia, él solo la está follando para poder usarla y acorralar a los italianos. Le lanzo una mirada amenazante. —La mafia —replico—. Entonces supongo que está bien que Mandy se folle al turco, después de todo esto es la mafia. —Vale, vale, si está mal, pero si te marchas, Preppy se volverá loco, no descansará hasta encontrarnos, además, te recuerdo que tu marido le ha inyectado a Kronos un rastreador y a ti también —me explica lo que ya sé. —Y no busco esconderme. —Entonces… —Solo quiero estar lejos de él, no me hace bien ni para m
PREPPY —Tienes que tranquilizarte —me dice Enzo con la voz ronca que siempre usa cuando quiere poner las cosas color rosa cuando son más negras que su puta alma. —¿Cómo quieres que haga eso? Ariel me odia. —Se le pasará. —No, no lo hará, si hubieras visto sus ojos no dirías eso, la rompí. —Era necesario. —¡No, este es tu puto plan, eres tú quien debió haberle puesto el cuerno a Lea y no yo a Ariel! —bramo mientras subo al auto. —Pero obtuvimos lo que queríamos —sigue con lo mismo—. Ahora gracias a que te follaste a tu ex, tenemos información sobre los italianos, una vez derrocando su imperio, podremos dar el golpe final a esta contienda. Tiene razón, pero no borro de mi cabeza la imagen de Ariel, el cómo me vio follándola, y el como me mira ahora, sin ese brillo, no hay nada más letal para un mafioso que una esposa despechada y ardida, eso es lo que no entiende Enzo. —¿Sigues vivo?
ARIEL Le mando un mensaje rápido a Purgatorio para dar aviso de que se pospone nuestro encuentro, encontrar a Lany y Aleska son mi prioridad, luego me ocuparé de Satnislav y Alexandría. Tomaré la Bratva y así es como podré derrocar a los italianos, luego veré la manera de mantener una distancia y un acuerdo con el padre de mis hijos, divorciarse no es una opción, no cuando ser su esposa me da cierta ventaja y estatus. —¿A quién mierda le mandas mensaje? La pregunta de Preppy me hace guardar el móvil y verlo con rabia. Le había dado un balazo en el brazo, no me tembló la mano, lo hice, y ya está, mientras el doctor termina su curación, él me mira tensando el cuerpo, pese a sus explicaciones y de que todo fue planeado por Enzo, no quita el hecho de que se la hubiera follado. —Con mi nuevo amante, ya me conseguí uno ¿no te lo dije? —me cruzo de brazos—. Tengo pensado follarlo hoy en la noche, así que te pido que vuelvas a tu fo
ARIEL La vida no es justa para nadie, lo sé, y es por ello que mientras veo las fotos de los mafiosos que me entregó Barclay, me decido por uno de ojos miel y cabello caramelo, es muy apuesto, y tiene el tatuaje de una serpiente en el pecho. —Quiero a este —le señalo a mi elegido. —Samuel Popovic —dice mi amigo—. Es un Krishas, asesino nato ¿estás segura de que quieres hacer esto? Estás sentenciando a alguien a la muerte. —Dime cuál es su peor delito —intervengo. —Mató a una mujer embarazada, como tú —confiesa con lentitud—. Luego le sacó el feto de las entrañas y se lo dio a sus leones. «Maldito» —Es un sádico sexual. —Bien, personas como él merecen la muerte —cierro la carpeta y veo a mi bebé babear su juguete. —Ariel… —insiste Barclay. —Ya he tomado la decisión, además, no es que vaya a follar con él en serio, estoy embarazada y seré muy perra, pero no soy como Preppy —afirm
ARIELVeo como si fuera en Cámara lenta el cómo se acerca hasta mí, las piernas no me obedecen y la garganta se me seca con su mirada, me quedo estática hasta que respiro profundamente y entro a la casa cerrando la puerta, no servirá de nada, pero de todos modos lo hago. Camino hacia las escaleras y las subo con rapidez, escucho como entra a la fuerza y no sé por qué corrí a todos los hombres de Barclay.Sigo corriendo, siento que me pisa los talones, sé que no me puede hacer daño, porque estoy embarazada, pero aun así lo hago. Llego hasta la habitación, entro y cierro la puerta, o al menos eso es lo que trato de hacer cuando la empujan con una fuerza descomunal que casi me tira al suelo de bruces.Preppy entra enfurecido, lo cierto es que jam